El momento de los turcos
Nouriel Roubini (Estambul 1959), profesor de la Universidad de Nueva York, predijo en 2006 la reciente crisis financiera a partir del análisis de las hipotecas “subprime”. A Roubini, en 2006 nadie le creyó; el Mundo siguió jugando al casino financiero en que se habían convertido las finanzas internacionales desde los años 80 del pasado siglo.
En septiembre de 2008 el banco de inversiones Lehman Brothers se declara en quiebra. Lehman era una compañía creada en 1850 en EEUU que sobrevivió a la Gran Depresión de los años 30 y a todas las crisis financieras en su siglo y medio de historia. Era una compañía gigante, pero no puedo sobrevivir a los desequilibrios producidos por la titulización de hipotecas basura, y produjo la mayor quiebra de la historia, con un pasivo de 613.000 millones de dólares, 517.000 millones de euros, al cambio actual. Esa cifra supone, aproximadamente la mitad del PIB español de un año.
En ese momento todos volvieron la vista al profesor turco de Nueva York, quién se convirtió en un referente mundial; lo llamaron de Davos y de todos los foros de las élites. Roubini destrozó el dicho, que, en tono jocoso, afirma que los economistas son los mejores adivinos y predictores del pasado.
Dani Rodrik (Estambul, 1957), profesor en la Universidad de Harvard, descendiente de judíos sefardíes, ha contradicho la extendida afirmación de la autoregulación de los mercados. Estos, según su teoría nacen y se desarrollan porque existen instituciones que los regulan y aseguran. Y, cuanto más grande y complejo es un mercado, precisa mejor regulación para su óptimo funcionamiento.
En “La paradoja de la globalización” (2012) expone la contradicción entre la soberanía democrática a la que aspiran los ciudadanos de cada nación y el poder tecnocrático de la economía globalizada. Aboga por reglas simples, pero transparentes y eficaces para una globalización que ayude a la mejora de la vida de los individuos.
Daron Acemoglu (Estambul, 1967), profesor del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) publica en 2012, junto a James A. Robinson “¿Porqué fracasan los países? (Why nations fail?)", que pronto se convierte en un best seller mundial. Acemoglu desmonta de forma magistral el mito de que son las diferentes culturas, la diferente mentalidad o la diferente dotación de recursos lo que explica la brecha de desarrollo económico entre los distintos países. Estas creencias, especialmente la de las diferencias culturales y de mentalidad, muy queridas por las ideologías nacionalistas identitarias, no se sostienen a la luz de los ejemplos expuestos en el texto.
Heredero de la tradición institucionalista norteamericana, Acemoglu pone el acento en la existencia de instituciones que aseguren los derechos de todos y el reparto del producto común como la garantía de éxito en contradicción con los países en los que existe una “élite extractiva” que se apropia de ese producto común y pone el Derecho a su servicio. Estos últimos países están condenados al fracaso. ¿Está ocurriendo este fenómeno en España? ¿Sucede también en Cataluña?... dejo al lector que saque sus conclusiones.
Como se puede observar, los tres destacados economistas de origen turco acentúan la importancia de las normas, claras, democráticas, al servicio de todos, para la organización de la vida económica.
No conozco de sus vidas, pero puedo imaginarme a cada uno de ellos en su infancia observando el trasiego comercial del Gran Bazar de su ciudad natal y sacando conclusiones.
Hagámosles caso. Es el momento de los turcos. No vaya a ser que se cumpla la nueva profecía de Roubini formulada a principios de este año, según la cual la elección de Trump traerá inestabilidad global y enfrentamiento militar entre los países.
Pedro Gómez Mora. Miembro de ADES-CLM