Por algo será
Creo que la mayoría de las personas tenemos a lo largo de nuestra vida unas fechas importantes, que por una u otra causa no olvidamos nunca. Y el 1 de diciembre, fue para mí uno de esos días. En el Centro Cultural San Marcos de la capital regional, a la caída de la tarde, se presentó la segunda parte del libro “Otros rincones del Toledo desaparecido”, de Fernando Aranda Alonso. No les canso con consta de tantos dibujos a plumilla, de puertas, rincones, lugares relacionados con nuestro río, pues a través de las 550 páginas puede descubrirse un montón de cosas. Quiero entrar más en lo humano del personaje, etc.
Nada menos que 600 personas contadas, estuvimos en la presentación del libro, un libro que nace para satisfacer un sueño de dar a conocer los rincones de Toledo a sus paisanos, pues ya me dirán ustedes si con 82 años y con una jubilación digna, una persona pretender hacer negocio; rotundamente no. Lo primero que hizo cuando tomo la palabra Fernando fue dar gracias a Dios por haberle permitido escribir el libro, y luego, como caballero que es, a las autoridades y amigos presentes por el apoyo prestado. Vino gente de Alemania, Valencia y otras provincias a ver la presentación. Fueron largos y merecidos aplausos los que cosechó cada vez que explicaba las partes del libro. Esa supuesta pesadez en el desgranamiento de lo que ha hecho, no era sino un gozo para los que estábamos sentados o de pie viéndolo, pues nos arrojó datos que desconocíamos y que son fruto de la investigación, de pasarse horas y horas en la calle, en los archivos, en la biblioteca.
Pero lo mejor de Fernando Aranda Alonso, como me decía un asistente al acto, al final, es que es una persona que suscita unanimidad, no hay problema a la hora de señalarlo como un “quijote sencillo y humilde, soñador despierto, que es capaz de ver cosas buenas hasta en la cola o comprando en el supermercado. Una persona que ha vivido muchas puestas de sol y amaneceres en el Observatorio Metereológico en sus muchos años vividos allí.” Un hombre que ha vivido por su esposa hasta que falleció, por sus hijos, por su suegra y por sus amigos. Un hombre que tiene el don -porque es un don- de tener permanente la sonrisa y no tener nunca una mala cara. Y encima es una artista de la plumilla y de otras muchas cosas que descubrimos a poco que nos corra algo el visillo de su intimidad.
Técnicamente y no soy el más indicado para expresarlo, el libro último presentado es una delicia, una joya, una pequeña obra de arte que costaría más del triple del precio que se vende en el mercado. Ya está a la venta en las mejores e importantes librerías y es un buen regalo de Reyes muy oportuno. Además, es una forma de conocer nuestra historia, nuestra ciudad, que tan poco conocemos muchas veces a pesar de vivir y transitar por ella.
Gracias, Fernando, por tu generosidad, por tu testimonio de vida. Que Dios te conserve e inspire entre nosotros durante muchos años. Lástima que este tipo de noticias suele tener menos cabida y espacio entre los mortales en los medios de comunicación.