¡Suerte a todos, la necesitamos!
Como es sabido por todos, el panorama político de nuestro país ha cambiado por completo, tanto, que si nos dicen hace una semana que vamos a sufrir los cambios producidos, nadie hubiera apostado por creer que era verdad. No entraba en las quinielas, ni siquiera como gran variante. Creo que a todos, ganadores, por emplear un término y perdedores, no lo creían ni de lejos.
Pero llegados al cambio experimentado en el Gobierno de la nación y lo que significa, es normal que ahora proliferen comentarios de todo tipo. Como no soy adivino, solo un ciudadano normal, de los que aún votan cuando son convocados a las urnas y que se cabrean cuando algo malo sucede en el país y se nos va yendo alguna cuestión entre las manos, no voy a escribir de si nos irá mejor o peor. No se trata de eso.
Sí trato de decir, que si con el gobierno de un color o partido, no es fácil gobernar, entenderse, por lógica, será más difícil hacerlo a partir de ahora, al haber apoyado al partido en el Gobierno una amalgama de siglas y familias variopintas de múltiples ideologías. No cuestiono si el PP se tenía que haber ido antes, dimitido Rajoy y buscado otra persona. No, no es eso. Se trata de que a partir de ahora, se abre un período de incertidumbre en muchos campos, en nuestro país, con dos regiones que pugnan por ser estados independientes. Una de ellas, con mucha pólvora gastada en ello. Desde el punto de vista histórico vamos a vivir una etapa inédita en los últimos años, pero desgraciadamente mejor que nos la pudiéramos podido ahorrar. Demasiada gente para gobernar, legislar, apaciguar.
Unos dicen que Sánchez tratará de agotar la legislatura, otros que convocará elecciones cuantos antes. Unos piden que Podemos y sus amigos entren en el Gobierno; otros que no, que ni de lejos, que ni se asomen. Personalmente pienso que Sánchez debería gobernar lo justo de tiempo y convocar elecciones. Se supone que haciendo esto saldría un gobierno más fuerte y digamos, valga la expresión, legitimado por las urnas generales.
Espero que esas llamadas líneas rojas que están en la mente de todos los que tenemos cierta edad y recorrido en el tiempo, más experiencia también, no sean traspasadas por los que gobernarán. Ceder, aflojar ante quienes no respetan las normas, ante quienes han convertido la calle en su casa, a los que han hecho de la política un modo de vida cómoda y no respetan las normas, nunca puede ser bueno ni válido para nadie. Espero y deseo para nuestro pueblo, España, lo mejor en estas horas algo confusas donde algunos quieren pescar en río revuelto, y otros aún no han digerido la situación. Así pues, suerte a todos y para todos. La necesitamos y necesitamos a alguien con verdadero sentido de Estado que trabaje por el bien común antes que para su partido o casa, como viene ocurriendo, entre unos y otros, desde hace varias décadas. La gente de la calle es menos tonta de lo que parece y pasará factura en la primera ocasión que tenga.