La ilusión gobernista: Un fracaso anunciado
Se cumple ahora un año de la entrada de Podemos Castilla-La Mancha en el Gobierno del PSOE de García-Page tras una consulta a los/as inscritos/as de Podemos con una estrambótica pregunta que vinculaba la aprobación de los presupuestos a la entrada en el Gobierno. Entonces muchas personas cuestionamos la forma en que se realizó esa consulta, sin un documento público de compromisos y con una pregunta trampa que excluía deliberadamente la posibilidad de aprobar unos presupuestos con avances sin necesidad de entrar en el Gobierno de García-Page, una opción que, de haberse contemplado, probablemente habría sido mayoritaria.
Pero ese no es ya el debate ahora. Con independencia de cómo se hizo aquella consulta y de lo que votásemos cada quien en su momento, un año después podemos en cualquier caso hacer balance y revisar aquella decisión a la luz de sus resultados. Y un año después podemos constatar que, efectivamente, como ya advertimos entonces quienes nos opusimos a ello, la participación de Podemos en el Gobierno de García-Page, además de innecesaria, ha sido inútil y, sobre todo, contraproducente; es decir, un fracaso.
Ha sido innecesaria porque, dada la configuración de las Cortes de Castilla-La Mancha, donde el PP tiene 16 escaños, el PSOE 15 y Podemos 2, es en el parlamento autonómico donde Podemos tiene una posición decisiva que le permite determinar la aprobación o el rechazo de las leyes, además de fiscalizar la acción de gobierno desde una oposición autónoma. Por el contrario, en el Consejo de Gobierno de García-Page el voto de Podemos es irrelevante. Un buen ejemplo de ello lo vimos recientemente con el rechazo en las Cortes del Proyecto de Ley de Mecenazgo que había acordado impulsar el Consejo de Gobierno; un Proyecto de Ley que abría las puertas a la privatización de la cultura y que concedía inaceptables privilegios fiscales a las grandes empresas donantes. En el Consejo de Gobierno decide García-Page, pero en las Cortes decide Podemos.
Ha sido inútil porque en todo un año no ha habido una sola medida significativa efectiva que pueda atribuirse a una acción de gobierno de Podemos. Esto es así porque los dos cargos adicionales creados ad hoc para Podemos en el Gobierno –Vicepresidente Segundo y Consejera para la coordinación del Plan de Garantías Ciudadanas- no han tenido atribuciones reales o resultados tangibles de gestión. Y es también así porque, como era previsible, el PSOE de García-Page no tiene ninguna voluntad de permitir que Podemos capitalice ninguna acción efectiva de gobierno y se permite además despreciar públicamente las expectativas sobre el impulso y la dotación presupuestaria de leyes como la Ley de Participación Ciudadana o la Ley Integral de Garantías Ciudadanas, cuya aprobación, en cualquier caso, recordemos, depende de la posición decisiva de Podemos en las Cortes, no en el Consejo de Gobierno.
Pero sobre todo ha sido y sigue siendo enormemente contraproducente. Como parte del Gobierno autonómico, Podemos pasa a ser partícipe directo de políticas antisociales, insostenibles y represivas del PSOE de García-Page, como la externalización de servicios públicos, frente al modelo de gestión directa que defendemos en nuestro programa; como la subvención de contaminantes macrogranjas por toda la región, a costa de nuestra tierra, nuestra agua y el futuro de nuestros pueblos; o como la petición de penas de cárcel para los/as repobladores/as de Fraguas, en un proceso en el que el Gobierno autonómico actúa como acusación particular.
Más aún, la ejecutiva autonómica de Podemos y sus miembros en el Gobierno han guardado un clamoroso silencio ante sucesivos escándalos del PSOE de García-Page, desde el fallido borrador de decreto de dirección, por el que se pretendía crear una administración clientelar paralela permitiendo el acceso de personal no funcionario a puestos clave de la administración, hasta el más reciente ‘caso Incarlopsa’, una presunta trama de intercambio de favores en la que el Gobierno autonómico habría actuado al servicio de los intereses privados de esta gran empresa cárnica a cambio de donaciones a una fundación vinculada al Gobierno.
Lejos de hacer autocrítica y rectificar, la ejecutiva autonómica de Podemos ha alimentado en vano vergonzantes campañas de desprestigio para tratar de acallar las voces críticas que señalamos lo evidente: el fracaso político sin paliativos que ha supuesto la participación de Podemos en el Gobierno del PSOE de García-Page. Fracaso político para Podemos, obviamente, porque para el PSOE, en cambio, ha resultado enormemente útil neutralizar políticamente a la ejecutiva autonómica de Podemos manteniéndola en ese estado de postración y dócil aquiescencia a cambio de dos sillones en su Gobierno.
El fracaso anunciado de la ilusión gobernista en el ‘laboratorio’ de Castilla-La Mancha trasciende el ámbito autonómico y nos ofrece sin duda una valiosa lección para las fuerzas del cambio en el conjunto del Estado. La participación en minoría –o la aspiración a ella- en gobiernos del PSOE y el abandono de una oposición frontal a las políticas de los partidos de las élites trazan un camino que solo conduce a la irrelevancia política y nos despoja de toda credibilidad como alternativa de gobierno.
Frente a ese viejo camino, conocido y transitado, iniciativas como la de Adelante Andalucía, que descarta de antemano su participación en un eventual gobierno del PSOE de Susana Díaz, permiten recuperar la ilusión y la esperanza de transformación social que alentaron en su origen el surgimiento de Podemos. Ante esta disyuntiva y de cara al nuevo ciclo electoral, las fuerzas confluyentes del cambio en nuestros pueblos, autonomías y el conjunto del Estado deberían aclarar con honestidad al electorado si se resignan a ser muleta cómplice en gobiernos del PSOE o se postulan con credibilidad para ser alternativa real de cambio.
David Llorente. Portavoz de Podemos en las Cortes de Castilla-La Mancha