El Comentario

No es justo que con cada reforma estudiantil estemos con el alma en vilo

27 agosto, 2020 00:00

Tampoco está bien para el funcionamiento de la sociedad, es necesario un espíritu crítico e imparcial, que siempre estemos hablando de lo que algunos quieren. Hay vida más allá del coronavirus (COVID-19), el enriquecimiento descomunal del rey emérito, o el “caso Dina”, su tarjeta sim, y las cloacas de Iglesiasque parece que se vuelven contra él.

Con tratarse de temas de suma importancia, hay vida más allá y más cuestiones que nos deben importar.

De la misma forma que el tándem Rajoy-Wert (uno de los ministros peor valorados en la historia de la Democracia por sus formas) hizo peligrar la Filosofía y las Artes (finalmente con reducción de las horas lectivas y mutilación de las Artes); materias de una larga historia, tanto como el origen de la humanidad. La Filosofía, una materia con veinticinco siglos a sus espaldas esencial para enseñarnos a dilucidar, a pensar; esencial para regir nuestro comportamiento y por ende, ser responsable de nuestros actos.

Más recientemente ha sido la genialidad de la ministra Isabel Celaá la que ha intentado eliminar la Matemática como asignatura obligatoria en su intento de modificación de la LOMLE (y el revuelo no ha sido tan explosivo). Afortunadamente este proyecto ha sido frenado por las manifestaciones y protestas de más de dos decenas de sociedades científicas de diferentes áreas directa o indirectamente afectadas. Este sentir obligó a la ministra a crear un comité que rediseñara la asignatura.

Parece que nuestros dirigentes “puestos a cambiar las cosas” no cesan en superarse, espero por el bien de todos que la próxima asignatura que pueda ser cuestionada no sea la Lengua. Pilares básicos en la formación de nuestras generaciones futuras y para todos aquellos que no cesamos en seguir aprendiendo, seguir creciendo.

Las matemáticas cuyos cimientos fueron puestos por Pitágoras en el s. VI a.C, que elevó el número a la categoría de divinidad, y los avances importantes que protagonizaron algunos sabios reunidos por Ptolomeo I en la Biblioteca de Alejandría (s.III a.C), soñada por Alejandro Magno, gracias a figuras como el matemático Euclides y su geometría, Arquímedes -uno de los grandes matemáticos de la historia-, Eratóstenes que calculó perímetro de la Tierra con un mínimo error, o la matemática, filósofa y astrónoma Hipatia de Alejandría.

Esta materia sigue los postulados intemporales de la Lógica, nos enseña a razonar con disciplina y seguridad, y goza como ninguna otra de una virtud: la fiabilidad.

Un Gobierno, un País, unos padres, que no den la importancia suficiente a las matemáticas facilitan el desarrollo de una cultura miope y constreñida, por mucho que los padres/abuelos nos esforcemos en poner en manos de las nuevas generaciones “maravillas” que la sociedad actual ha sido capaz de crear gracias precisamente a esas matemáticas, que en estos días –después de más veinticinco siglos- han sido puestas en cuestión.

Jesús Romero Guillén.Médico