Ya, ya, no crean que he perdido el juicio, claro que Los Navalmorales está en el mapa, como todos los pueblos de España, y lo está porque en los tiempos en que vivimos sería una anomalía imperdonable de los expertos que a ello se dedican, pero como podéis ir apreciando, queridos lectores, mi intención está bien clara.
Poner a Los Navalmorales de Pusa, su nombre completo, en el mapa, significa que hay que darle más importancia y visibilidad, haciendo que los medios, de distinta índole, a través de reportajes, difundan su gran potencial para quienes no le conozcan, pero ya no solo el potencial que tiene, si no la realidad que es, y esa realidad se materializa en varias cosas.
Los Navalmorales es la capital del aceite, como así reza en una de sus entradas, concretamente por la de la carretera de Toledo, y lo es, desde luego, sin exagerar, así lo entiendo, porque a través de sus distintas almazaras se elaboran aceites de distintos tipos, unos aceites vírgenes extra de gran calidad que sirven para que panaderías y restaurantes-bares elaboren dulces de calidad, y ricas tapas, saboreadas con cervezas variadas que hacen las delicias de sus habitantes y del forastero que nunca se siente “forastero” en el pueblo.
Hace unos días, ha sido el Corpus, la fiesta grande de Toledo, y de otros pueblos de la Región, pero Los Navalmorales también ha tenido su fiesta del Corpus, y digo que ha tenido; en ella se elaboran unas preciosas alfombras para el paso de la procesión, preciosas es poco decir, yo creo que son unas alfombras dignas de ser conocidas, en Toledo, Castilla-La Mancha y en toda España, porque son alfombras hechas con todo mimo y con un gran trabajo, trabajo que la noche anterior se hace con mucha ilusión, y en el que participan grandes y pequeños, acumulando cada vez más un año tras otro pendones y toldos de una gran variedad para que la procesión sea lo más vistosa, diría yo, aunque se podrían poner otros adjetivos, pero que cada cual ponga el que más convenga, a un acto religioso.
Navalmorales tiene más, tiene a gentes que llevan su representación por el mundo; no hay que olvidar a Óscar Rodríguez, ese gran jugador del Sevilla, o Pérez de Vargas de raíces navalmoraleñas, portero de balonmano de la selección española, o Felipe Talavera, banderillero en el mundo de los toros y una presentadora en uno de los programas de CMM la televisión regional.
Sí, Los Navalmorales es todo lo que he referido, pero es mucho más, sus gentes son acogedoras, tiene una plaza de toros apropiada para eventos, no sólo taurinos, si no de otro tipo que ya se han llevado a cabo, un parque referente de la cultura, que durante la temporada veraniega se convierte en lugar de espectáculos culturales; música, teatro..., con su gran banda de música que año tras año nos deleita con sus canciones, su Sierra Santo, un mirador perfectamente adaptado para que la gente disfrute de las vistas maravillosas de la provincia de Toledo y más allá, la Sierra de Gredos.
Los Navalmorales tiene que ser visitado, y en esa visita reivindico a la televisión regional CMM, que haga el reportaje que se merece, al igual que otros pueblos, que no lo dudo, pero esas alfombras del Corpus son dignas de la promoción que un pueblo de la España Vaciada necesita. No podemos dejarlos atrás, hay que ponerlos en el mapa, y ponerlos a lo grande, con letras mayúsculas, para que se conozcan sus bondades, bondades que no te dejarán indiferentes.
No quiero extenderme más, pero tampoco quiero dejar pasar la oportunidad de que es un pueblo al que le gusta mucho el cante flamenco, de ahí la peña que tiene, de la existencia de un museo etnográfico fomentado por la asociación de amigos del museo, y un pueblo solidario con una asociación dedicada a los desfavorecidos llamada La Mirada Verde, y una Mesa de Trabajo de Los Navalmorales para fomentar el desarrollo del pueblo, así como la revista Forja, en la que se pone en valor todo aquello de interés para los vecinos.
En fin, Los Navalmorales es un pueblo al que invito a conocer, y pasar una jornada agradable, y pido disculpas a los navalmoraleños si no me he detenido en todas sus bondades, pero es que son tantas que necesitaría demasiado espacio para ello. No obstante, es un pueblo para vivir bien.
Termino con una reivindicación a la Consejería de Fomento, con el fin de completar este pequeño artículo, para que las casas de los camineros sean derribadas, y posteriormente las ceda al Ayuntamiento y que así este disponga de un lugar que daría más vida al pueblo.
Alberto González González