Un líder de derechas que elogia a Page, una ministra que también y se lo ponen a huevo a Paco Núñez
Empecemos por lo último. Este miércoles por la tarde se vino a Toledo la ministra de Ciencia y Universidades, Diana Morant, y repartió alegrías a todo el mundo. Tiene un ministerio bonito en el que, con talento, pueden hacerse muchas cosas buenas. El caso es que Morant firmó un convenio con el presidente Emiliano García-Page y con el rector, Julián Garde, y todo fue felicidad. El resumen es que 159 profesores se van a incorporar a la Universidad de Castilla-La Mancha y eso al rector le ha arreglado el día y hasta la temporada.
Una gran noticia que, además, le llega a Garde en un momento mágico y sensacional, con las elecciones al Rectorado en diciembre y el panorama muy controlado para su reelección. Diría que absolutamente controlado. Nunca se sabe, pero no están previstos, ahora mismo, candidatos alternativos, así que la llegada del nuevo profesorado será un empujón muy oportuno para relanzar todavía un poco más a Garde al estrellato de la galaxia universitaria. Ayer dijo estar “feliz” y no es para menos. La vida por delante.
Un poco más sorprendentes fueron los elogios de la ministra a Page. Es raro ver al sanchismo de buen rollo con el presidente de Castilla-La Mancha, que es el diablillo cojuelo de Ferraz. Supongo que Diana Morant, que parece buena gente y muy inteligente, pasa de esas movidas internas y anda a lo suyo sin meterse en zarandajas. El caso es que la ministra destacó de Page en su discurso lo bien que lleva lo suyo al mando de la Junta: “Quiero reconocer delante de ti la colaboración estrecha que he tenido con tu equipo”, extendiendo los elogios al consejero de Educación, Amador Pastor, y a su gente. Y también a Garde, claro, con el que tuvo palabras muy cariñosas. “Gracias de corazón”, remató la ministra. Sánchez nunca le diría eso a Page.
O sea, un mundo feliz y entrañablemente caluroso. Mientras tanto nos llegan noticias de Aragón que tal vez sean exportables a Castilla-La Mancha. El presidente aragonés, Jorge Azcón, que es del PP, está cerrando un pacto con su antecesor, Javier Lambán, que es del PSOE, para luchar juntos contra el cupo catalán y la genuflexión de Pedro Sánchez al separatismo. ¡Anda, mira qué majos! Juntos para defender lo suyo y lo de todos frente a los insolidarios y los rupturistas. Azcón y Lambán dan un buen ejemplo, un suponer, a Page y Paco Núñez, presidente del PP castellano-manchego, para seguir la linde y también darse la mano frente a los indepes.
¿O no? En este asunto del concierto privilegiado para Cataluña, Page y Núñez coinciden en lo esencial, o sea: que rompe la igualdad de los españoles, que es inaceptable y bochornoso y que perjudica a Castilla-La Mancha, de manera que no veo inconveniente en copiarle el modelo a Azcón y Lambán y sacar adelante un pacto castellano-manchego contra el cupo. Pero intuyo que no, que ni el uno ni el otro están por la labor y que en todo este asunto hay mucha posturita pero poca sustancia verdadera. En todo caso a Núñez le han puesto la pelota a huevo, con perdón, para rematar a gol y atizarle a Page por la vía catalana, que es el asunto estrella del presidente socialista de la Junta desde hace mucho tiempo. ¿Por qué no un pacto en las Cortes de Castilla-La Mancha?
Es la pregunta del millón. Por cierto, magnífica entrevista del director de estos papeles digitales, Alberto Morlanes, al presidente de los empresarios de Castilla-La Mancha, el inagotable Ángel Nicolás, que es un "máquina" y lo dice todo muy clarito. A mí este hombre me lleva en volandas. Es el perfecto tío de derechas, antisachista de libro, que saca la cara por el socialista Page y defiende su estilo de gobierno en Castilla-La Mancha. ¡Toma ya! No sé incluso si le vota, pero Nicolás es el ejemplo más preclaro en la región de la transversalidad que le da a Page sus mayorías absolutas. Así de claro. Un líder empresarial con las ideas transparentes. Y, ojo, que quiere seguir en el candelabro, o sea. La admiración es mutua.