No todos estaban contigo, Emiliano
Reconozco que soy muy peliculera. La pasión por el cine que heredé de mis padres y por la novela negra, cosa mía, me domina e imagino con asiduidad tramas cotidianas reales que podrían ser llevadas a la gran pantalla o ocupar páginas de esos libros de traiciones y venganzas que tanto me gustan, aunque en este caso en escenarios muy distintos a los de mis adorados autores escandinavos, que aquí, desde luego el frío, la oscuridad y el hielo ya no lo vemos ni en diciembre. Debe ser el cambio climático, pero ésa es otra historia.
Lo que está ocurriendo en el PSOE da, no ya para un largometraje, sino para un serial. Ahí tienen a Pedro Sánchez, el triunfador, al que yo veo con ganas de vengarse de todo aquel que no le bailó el agua en su primera etapa al frente del partido. Su grupo de adeptos habla de los "barones", los socialistas que mandan en territorios vamos, con total desapego y hasta con desprecio, cuando lo cierto es que ellos no han conseguido extender su poder más allá de la madrileña calle de Ferraz. Pero no les quito mérito, que conste, que se han llevado el gato al agua entre una militancia que, en teoría, habrá rechazado al aparato, "una hostia", que diría Susana Díaz. Eso sí, los militantes que han aupado al flamante líder han de tener en cuenta que uno cuando llega a la cúpula de una organización tan poderosa como el PSOE vuelve a ser parte del aparato y que en la nueva dirección hay miembros que llevan gran parte de su vida dedicados a la política. Véase Ábalos, que ha sido diputado las últimas cuatro legislaturas, o Lastra, desde hace diez años, cargo público.
En fin, en medio de esa escena de los triunfadores, con un Óscar Puente que pide a los barones, entre ellos nuestro García-Page, que muestre "capacidad de adaptación", ¡ohhh!, me quedo aquí, en esta tierra, donde, bien saben ustedes que, salvo un paréntesis de cuatro años, siempre ha gobernado el PSOE. La historia se enreda cuando muchos militantes, tal vez asesores o vayan ustedes a saber qué, le dan su aval a Susana Díaz, para contentar al jefe o para mantenerse apoltronados, pero luego, con su voto secreto, se decantan por Pedro Sánchez, el candidato rechazado por su secretario general en Castilla-La Mancha.
Aquí llega la realidad que ha dejado noqueado al presidente Page. Y es que esa argucia no ha venido de los afiliados de base, tampoco obviamente, de los que dijeron a las claras que apostaban por el renacido Pedro, un hombre que deja en cueros al mismísimo Dicaprio con esa gran película que le valió un Oscar. Ha habido otros cargos socialistas en la región que han jugado a nadar y guardar la ropa, protagonizando unas tramas de traición que ni el bueno de John Le Carré hubiera imaginado para alguna de sus memorables novelas. O tal vez sí. Nunca lo sabremos, aunque de lo que sí estoy segura, porque es evidente, es de no todos estaban contigo, Emiliano. Aunque lo dijeran y lo sigan proclamando. Decide tu futuro, arriesga, piensa en tu tierra y no dejes de mirar hacia los lados, que cualquier cosa puede pasar en este entramado sibilino que, de momento, no tiene punto y final. Aunque seguro que habrá nuevos capítulos.