El Pasante EL PASANTE

De la Asamblea de Caja Rural y su presidente

2 mayo, 2017 00:00

La Asamblea General de Caja Rural Castilla-La Mancha es ya todo un clásico en esta tierra. Su cita anual convoca al mayor número de asistentes entre delegados, socios, clientes e instituciones: más de dos mil, según la propia organización. También de políticos, un peaje que el auditorio acoge resignado y displicente ante discursos tan cansinos como inoportunos. Previamente a su celebración, el nuevo presidente de la cooperativa de crédito, Javier López,  concedió una entrevista a EL DIGITAL CLM, la primera a un medio de comunicación, un magnífico trabajo de los compañeros Morlanes y Martín. A pesar del poco tiempo que lleva en el cargo -fue elegido por unanimidad el pasado 28 de octubre- y a fuer de ser sinceros a López ya se le puede dejar solo en los púlpitos institucionales a la vista de las “tablas” demostradas en esta y otras intervenciones públicas.

En un momento de la entrevista, el periodista pregunta al presidente de Caja Rural Castilla-La Mancha sobre los planes de expansión de la Entidad “dentro de un contexto de cierre generalizado de oficinas” en el sistema financiero español. El mandatario se muestra rotundo en este sentido, “Caja Rural mantendrá sus 373 puntos de venta” en las tres comunidades autónomas donde opera actualmente, y “seguirá abriendo nuevas oficinas”. No es cuestión baladí la pronunciada por el presidente López y merece destacarse. Desde el inicio de la crisis y hasta finales del pasado año, en España se han cerrado más de 17.000 sucursales bancarias y se han despedido, de una forma bien distinta, unos 81.000 empleados. Más la criba no ha concluido, pues son varias las entidades financieras en este país que ya anticipan nuevos recortes en su red de oficinas y, consecuentemente, en la plantilla. Son los casos de Bankia y BMN, en proceso de fusión, Ibercaja, BBVA, Unicaja, Sabadell, sin contar con la incertidumbre que pueda deparar el Popular. Una reestructuración que afectará de lleno a Castilla-La Mancha donde todas estas entidades tienen una notable representación.

La apuesta de Caja Rural Castilla-La Mancha por seguir aumentado su plantilla y continuar ampliando su red de oficinas, además de ser aplaudida en las zonas rurales, pone de manifiesto el compromiso de servicio de la entidad por llegar cada vez más a los territorios donde opera. Una fórmula, en palabras de Javier Martín, que como la de la Coca-Cola “se queda en el despacho del Comité de Dirección”.

Tampoco teme la entidad a una posible reforma del sector impulsada desde el Gobierno central aunque sin ninguna sensación de urgencia. La caja goza de un excelente músculo financiero y solvencia absoluta para seguir funcionando en solitario y proyectarse con amplias garantías.  No en vano es una de las entidades más saneadas y solventes del sector financiero español, también a la cabeza del grupo de las rurales, a la vista del balance y los resultados presentados en la Asamblea General del pasado viernes. Unas cuentas y modelo de negocio que merecieron la aprobación unánime de sus delegados. Una regulación en la que, sin embargo, tendrá una decisiva intervención el Gobierno regional. Una Administración autonómica encantada de contar con un aliado fiable, solvente, como es Caja Rural Castilla-La Mancha, y con pocas ganas de perder a un entidad estrechamente ligada a su territorio y comprometida con el desarrollo y prosperidad de sus gentes.