Consejera Franco, diga la verdad
Esta semana, la consejería de Economía, Empresas y Empleo de Castilla-La Mancha, experta en manejar números y datos a su antojo y conveniencia, remitía a los medios de comunicación una información donde la titular del departamento, Patricia Franco Jiménez, se exhibía ufana en púlpito institucional ante el incremento del número de empresas creadas en la comunidad. Basándose en los datos aportados por el Instituto Nacional de Estadística, la consejera aseguraba sin rubor alguno que en Castilla-La Mancha se habían creado “210 más [sociedades] que en octubre de 2016”.
Si nos remitimos a la fuente donde dice beber la consejera, el INE constata que las 210 sociedades mercantiles que afirma Franco se han constituido en Castilla-La Mancha durante dicho periodo han sido las establecidas exclusivamente el pasado mes de octubre. Un año antes, en 2016 y también según el INE, se crearon en la región 177 empresas, por lo que el incremento interanual ha sido tan sólo de 33 nuevas sociedades. Igualmente, la consejera asegura que la variación interanual del número de sociedades mercantiles instituidas en la región ha sido en octubre del 18,6 por ciento. En efecto, pero omite que durante el mismo periodo las disueltas fueron más, el 19 por ciento, la cuarta tasa más alta entre las distintas regiones del país, frente al -2,3 por ciento de media nacional.
Simultáneamente, la Agencia Tributaria publicaba un estudio, naturalmente silenciado por la locuaz consejera, en el que constata el número de trabajadores que tuvieron que emigrar en 2016 de su región a otras del Estado para buscarse la vida. Llama la atención Castilla-La Mancha que en dicho año abandonaron la comunidad, principalmente hacia la de Madrid, 13.087 asalariados, la tercera autonomía con mayor número de salidas, el 1,88 por ciento de su fuerza productiva y un porcentaje muy superior a la media nacional.
Sostiene Franco que “estamos avanzando sobre la media nacional y progresamos bien” gracias, entre otros, a “un Gobierno cercano y muy sensible a las necesidades de las personas”. Con tal particular como incierto presagio apañados estamos los castellano-manchegos si queremos evidenciar la realidad de esta tierra y la proximidad e intuición de su Administración a través de semejantes trovadores. Una población ya acostumbrada a tales licencias, siempre imprescindibles para maquillar la incompetencia de algunos gobernantes.