El Pasante

Buen tono empresarial

10 abril, 2018 00:00

El proceso de independencia catalán que se fraguó a partir del referéndum convocado el pasado 1 de octubre está teniendo un impacto tan visible como desigual en su propia economía y en la del resto del país. Ante una evidente falta de seguridad institucional y jurídica, hasta el pasado 8 de marzo, 2.854 empresas catalanas han optado por trasladar su sede social a otras comunidades autónomas, según el informe “Estudio de cambio de domicilio” elaborado por Informa D&B, una filial de CESCE. Un conjunto de sociedades que facturan 43.925 millones de euros, el 19,7 por ciento del PIB regional.

Madrid ha sido la comunidad más beneficiada por estos traslados de domicilio aunque, en menor medida, también otros territorios del Estado español están acogiendo los cambios. Durante ese periodo de tiempo, en Castilla-La Mancha se han instalado  31 empresas catalanas, el 1,08 por ciento del total, con una facturación de 129 millones de euros. Pero la atracción empresarial hacia nuestro territorio no ha sido exclusivamente la procedente del tejido empresarial de aquella Comunidad.

Tras el cuatrienio 2013-2016, especialmente adverso para el flujo empresarial de esta tierra, donde Castilla-La Mancha registró un saldo negativo de 30 sociedades, entre las que entraron y salieron, esta corriente empresarial ha repuntado en nuestra región durante el pasado año, y continua haciéndolo durante los primeros meses del actual. En 2017, según el mismo estudio, las empresas acogidas superaron en 13 a las salidas, al elegir 230 empresas Castilla-La Mancha para ubicar su domicilio social procedentes principalmente de Madrid (142), Cataluña (26), Comunidad Valenciana (20) y Andalucía (15). Un saldo positivo que también lo arroja la facturación de todas ellas: 66,08 millones de euros.  Un territorio donde también la inversión extranjera ha experimentado un aumento, una cuantía que debe ser tomada con cautela debido a su enorme volatilidad, principalmente en regiones con pequeños volúmenes como Castilla-La Mancha, donde una sola operación de envergadura puede disparar o hundir estas cifras.

Todos los analistas y patronales coinciden en señalar que 2018 será un buen año para el sector, y el tejido empresarial de Castilla-La Mancha será uno de sus beneficiados. Una situación alcanzada gracias al alza del consumo privado, de la inversión, y donde también todos los sectores analizados por el INE en sus estadísticas elevan sus ventas invitando al optimismo. Los empresarios de esta tierra, tras varios ejercicios para el olvido, muestran por fin una contenida complacencia y un tono más positivo en el desarrollo de sus respectivos negocios. También los de otros territorios que comienzan a ver a nuestra región como el lugar adecuado para desarrollo de su actividad empresarial.