Tanto vino para esto
En el acto de entrega del XXIV certamen de calidad de los vinos de Denominación de Origen Jumilla, el consejero de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural de Castilla-La Mancha, Francisco Martínez Arroyo, manifestaba ufano que las exportaciones de vino de la región alcanzaron en enero de 2018 la cifra de 62,1 millones de euros, un 34 por ciento más que el mismo mes del año anterior, con una facturación “récord” de 658,8 millones en datos interanuales. Escuchando las palabras de Martínez, también otras, puede dar la impresión de una excelente situación la del viñedo en Castilla-La Mancha. Craso error. El volumen de exportación vitivinícola en la región sube cada año, en efecto, de la misma forma que baja su cotización hasta precios irrelevantes.
Los datos son tozudos. Las exportaciones vitivinícolas en España en 2017 (vino, mosto y vinagre) batieron records igualmente en el conjunto del Estado, con unos ingresos de 3.186 millones de euros, un 8,9 por ciento más respecto al ejercicio precedente, por un volumen de 2.852 millones de litros, según datos de Aduanas analizados por el Observatorio Español del Mercado del Vino. Castilla-La Mancha, un año más, representa en volumen algo más algo más de la mitad del conjunto nacional (1.489,7 millones de litros), aunque su facturación apenas alcanzó los 800 millones de euros, con Ciudad Real a la cabeza del sector vitivinícola regional, seguida por Albacete, Cuenca y Toledo. Una pobrísima liquidación consecuencia de los precios alcanzados por nuestros vinos en el mercado exterior (54 céntimos/litro), el más bajo del país tan sólo por encima de Extremadura (51 céntimos/litro), y a gran distancia de otros caldos como los de Baleares (9,30 euros/litro), Canarias (8,75), Castilla y León (5,27), Asturias (3,74), País Vasco (3,60), y La Rioja (3,11).
En Castilla-La Mancha, con una producción de viñedo similar a la de países como China o Estados Unidos, tan sólo una pequeña parte de sus vinos se comercializan con denominación de origen, mientras que el granel sigue siendo el grueso de sus exportaciones, un valor añadido que se pierde en beneficio de terceros. Nuestra región, principal protagonista de la sobreproducción vitivinícola en España, ha llevado a cabo en los últimos años un notable esfuerzo en la reestructuración y modernización del sector para controlar la calidad y elaboración de la uva. Un proceso que todavía resulta muy insuficiente si hacemos caso de cómo se están liquidando nuestros vinos. Deficiente e irrisorias sus cotizaciones, salvo que el consejero de Agricultura de turno se conforme con alabar cada vez el aumento de las exportaciones respecto al ejercicio anterior.