En todos los trabajos se fuma, pero en España más
El estudio "La productividad del trabajo y la conciliación laboral", realizado por el AEA Business School, señala que España se encuentra dentro del grupo de países que más horas al año trabaja en Europa. La idea de que el empleo será de mayor calidad si aumentan las horas trabajadas por cada operario, está muy extendido en nuestro país. Sin embargo, la evidencia europea muestra que semejante dedicación no implica una mayor productividad, sino que suele suceder todo lo contrario. Pese al tiempo dedicado a su actividad por los operarios españoles, la productividad por hora trabajada es mucho menor en comparación con las de otras naciones. Nada menos que 1.695 horas al año de media están en el tajo los trabajadores de este país, con una productividad del 31,5 por ciento por hora trabajada, un 20 por ciento menos que los alemanes a pesar que trabajamos de media 332 horas anuales más que ellos.
Unas diferencias sustanciales incluso más elevadas si las comparamos con las de otros países con menor número de horas trabajadas pero con una mayor productividad. Son los casos de Noruega, el país europeo con mayor productividad, con el 79,9 por ciento, seguido por Suiza (57,9%) y Dinamarca (55,3%). Unos porcentajes, no obstante, bien distintos a los de Grecia, el país que más horas trabaja de la Unión Europea (2.035 horas), pero con una productividad irrisoria de tan sólo el 19,9 por ciento.
Según datos de Asempleo, la patronal de las empresas privadas de trabajo temporal, el incremento de la productividad en España entre 2013 y 2016, durante la fase de consolidación de la recuperación económica, fue del +1,6 por ciento con el País Vasco (+5%) a la cabeza, seguida por Navarra (+4,4%), Murcia (+3,2%) y Cataluña (+3%). Castilla-La Mancha experimentó un ligero aumento del 0,3 por ciento, mientras que sólo tres territorios lo redujeron: Canarias (-0,7%), La Rioja (-0,5%) y Aragón (-0,2%).
Aunque la baja productividad está presente en la mayoría de las economías del sur, según el Banco Central Europeo, en el caso de España constituye uno de los rasgos negativos más distintivos y crónicos de su economía. Aumentar esta variable es, por tanto, uno de los retos pendientes como factor determinante para lograr un crecimiento sostenido. Hacerlo tendría repercusiones muy positivas en el mercado del trabajo, posibilitaría un aumento de los salarios, y nos permitiría avanzar en convergencia real con la media de la Unión Europea. Un proceso donde nuestro país, relegado a las más bajas posiciones, apenas ha podido mantener su distancia con el resto de miembros de la Unión.