Que vengan los comandos aulladores de Nick Furia
Esta semana ha fallecido en Los Ángeles Stan Lee, el magistral guionista estadounidense creador de los superhéroes más famosos y reconocibles de los tebeos de la hoy todopoderosa productora cinematográfica Marvel Comics. Entre sus producciones más conocidas se encuentran Los comandos aulladores de Nick Furia, unos personajes sobrenaturales empleados como unidad de una agencia de espionaje. Vistos los resultados de su eficacia en los tebeos de Marvel, se está contemplando ahora en esta tierra su contratación para intervenir en la plaga de espionaje que de repente ha asolado a Castilla-La Mancha en las últimas semanas.
Sin necesidad de aparecer en tebeo alguno, incluso en el celuloide, María Dolores Cospedal, Método B, José María Barreda, Detectives Altamira, López del Hierro, PP, PSOE, Podemos… nos están ofreciendo estos días argumentos suficientes para entrar en la órbita de Lee con Castilla-La Mancha como centro de operaciones del espionaje autonómico. Rivalizan ahora en el escenario político regional los dos partidos mayoritarios y sus representantes más conspicuos con el arcaico argumento de un supuesto escándalo de espionaje ocurrido hace años. Una contienda puesta de actualidad por el comisario Villarejo, y que en el caso de Castilla-La Mancha se nutre de espurios argumentos y sospechas para la descalificación del oponente. Otra contribución sobresaliente de los partidos en su dislocada carrera por desgastar al contrario y a todos los que piensan como el adversario. Una práctica acentuada ante la proximidad de unas elecciones, y el cambio y desconcierto inicial en la dirección regional de una de sus formaciones.
Una realidad que contribuye a una mayor desafección política, un término cada vez más presente en la opinión pública, donde muchos lo señalan como la gran patología de la política española, y que todos los informes del CIS avalan. Una lacra que no hace más que describir la creciente desconfianza y hartura de la ciudadanía hacia los representantes de las instituciones y fuerzas políticas. El mal mayor de la política española a la que contribuyen los numerosos escándalos de corrupción y las luchas internas de los partidos. También en Castilla-La Mancha, donde los malos modos de hacer política siguen presentes, mientras aumenta la desafección, apatía, desconfianza y enfado de sus ciudadanos hartos de tanta inquina.