Cristina Maestre en el papel de “Cansina Histórica”
El PSOE de Castilla-La Mancha no ha encontrado mejor forma de tocarle los bemoles al PP regional que recordarle en cada momento la concesión de la presidencia de honor del partido a María Dolores Cospedal, un anuncio sin concretar que en su día hizo el presidente de la formación en esta tierra, Francisco Núñez. La última en tener presente en sus disertaciones a la expresidenta de Castilla-La Mancha ha sido la portavoz regional del PSOE, Cristina Maestre. La eurodiputada lo hace de nuevo ahora tras haber archivado la Audiencia Provincial la causa contra la expresidenta de Castilla-La Mancha, una dirigente amortizada para la política, por una presunta mordida de 200.000 euros para supuestamente financiar la campaña de Cospedal en 2007 a cambio de la adjudicación de un contrato de basuras en la ciudad de Toledo.
Recomendaba Cicerón una cierta dosis de ironía en los discursos de los políticos. El jurista y escritor romano aseguraba que el buen orador siempre conjuga de forma adecuada el registro cómico para crear una relación de sintonía con la audiencia. Unas dotes de las que carece Maestre, pues la ironía suele ser inteligente y la europarlamentaria resulta por su obstinación inútil y aburrida. Me recuerda la eurodiputada socialista al “Cansino Histórico”, el célebre personaje creado para la televisión por el paisano e inigualable cómico José Mota, un pesado campesino del que huían espantados todas las celebridades que encontraba por el camino al escucharle tan machacones como peregrinos argumentos.
El debate público contemporáneo se representa con frecuencia en un escenario caótico donde parece cabe todo. No obstante, su abuso, como el que mantiene el PSOE regional contra el PP a cuenta de su expresidenta regional, ha desembocado en un arte estúpido e inútil que no hace más que desacreditar al desafortunado interprete ante la indiferencia del espectador. Una dialéctica indolente en la que el PSOE parece concentrar sus principios. Mas no hacen falta otros como sugiere Groucho Marx. Enfrente transita una oposición cuyo líder, anteponiendo su supervivencia a la coherencia, sigue sin desprenderse del disfraz de amianto en prevención del incendio que le acecha.