Zafarrancho en Liberbank
Recorren estos días las oficinas principales de Liberbank unas bicicletas estáticas con fines solidarios. Por cada kilometro pedaleado por trabajadores, clientes, deportistas, o políticos, el banco aporta un euro para una causa humanitaria. Un trayecto mucho menos abrupto y accidentado por el que actualmente avanza el propio banco, una topografía repleta de incertidumbres e impedimentos. No transcurre jornada sin que la entidad dirigida por Manuel Menéndez sea protagonista de convulsas actuaciones que comprometen a sus trabajadores y al futuro del banco. Semejante deriva es también advertida por el propio sector que recomienda comprar Liberbank, convencido de que protagonizará en breve una operación corporativa, según un informe de Santander Investment Banking. Una adquisición que señala a Abanca, CaixaBank y Bankia como potenciales interesados en su compra, aunque sigue siendo Unicaja la mejor posicionada.
A este proceso se une otro no menos preocupante que afecta a la propia plantilla. Tras no haber logrado un acuerdo con los sindicatos, el banco ha comunicado a los representantes de los trabajadores su determinación de aplicar unilateralmente diferentes recortes salariales en una nomina que ya se encuentra entre las más bajas del sector, según un estudio de CCOO. Una rebaja con el objetivo de conseguir un ahorro de 16 millones de euros al año durante los tres próximos ejercicios. Adicionalmente, también se suprimirán diversos beneficios sociales en planes de pensiones, remuneraciones en cuentas de depósito, y otros rendimientos que los empleados vienen disfrutando según la caja de procedencia. La cesta de Navidad en el caso de los provenientes de CCM.
Una determinación del banco que los sindicatos no están dispuestos a admitir y llaman a zafarrancho. De hecho ya preparan un calendario de paros, movilizaciones, y otras medidas para elevar la conflictividad laboral y presionar así al banco. De esta forma pretenden presentar batalla legal antes del próximo 8 de enero, fecha de plazo para hacerlo ante la Audiencia Nacional. En concreto, los sindicatos buscan que sean los propios trabajadores del banco los que inunden los juzgados con denuncias contra Liberbank. Un aluvión que ya se dio en las negociaciones fallidas de 2013, donde se presentaron más de 600 demandas. Un proceso que, sin embargo, no evitará la zozobra en la que parece instalado el banco desde hace tiempo. También la de sus empleados, hartos de una política de recortes, cierre de oficinas, EREs, y traslados que hacen mella en una plantilla desencantada de semejante deriva institucional.