Liberbank impone su criterio
De una forma unilateral, Liberbank -el banco producto de la fusión de Cajastur-CCM, Caja Cantabria y Caja Extremadura- ha impuesto un nuevo recorte salarial a sus empleados, tal y como lo viene haciendo desde hace años, de entre un 5% y un 8,75% en función de la cuantía de la remuneración que percibe cada trabajador. Una medida vigente desde el pasado 1 de enero, que se prolongará hasta el 31 de diciembre de 2022, con la pretensión de ahorrar varios millones de euros cada año en el balance de la entidad. La rebaja no es de aplicación a todos aquellos profesionales que su retribución no sea superior al convenio colectivo de su grupo y nivel correspondiente. Además, se rescinden otros beneficios sociales que los empleados ya venían disfrutando con anterioridad procedentes de los pactos suscritos por las desaparecidas entidades bancarias que ahora configuran Liberbank. Una determinación que damnifica según los sindicatos a más de 3.000 trabajadores.
Hasta ahora, todas las negociaciones que afectan a los empleados del banco se han venido desarrollando de común acuerdo entre la entidad y los sindicatos. Sin embargo, en esta ocasión, ante la manifiesta discrepancia de las partes por las medidas aplicadas, las organizaciones sindicales con representación en Liberbank han presentado una demanda colectiva ante la Audiencia Nacional al considerar que “no existen razones económicas para seguir aplicando una reducción salarial que viene desde 2014”. Un proceso judicial que previsiblemente se prolongará en el tiempo, el suficiente para que la entidad pueda resultar más atractiva con estas medidas ante los inversores bursátiles, y también para formalizar una posible fusión, según vaticinan todas las agencias de calificación y analistas financieros.
Unas perspectivas aún inciertas para bancos medianos como Liberbank, cuya única certidumbre hasta ahora ante una posible vinculación con otra entidad ha sido la de seguir basando su estrategia en el permanente hostigamiento a sus empleados con continuos recortes salariales y otros beneficios sociales. Una zozobra que tiene harta a una plantilla cansada de ser moneda de cambio de una fusión que no se produce, y también por las sospechas de una integración que no pueda llegar a buen puerto por las diferencias de criterio entre la alta dirección por el reparto de puestos en el futuro banco.