El crimen del taray
Circulan por Castilla-La Mancha una serie de leyendas relacionadas con fenómenos paranormales, generalmente alentadas por la curiosidad de la gente hacia lo desconocido e insólito. Casos bien conocidos de fenómenos sorprendenteslocalizados en sitios abandonados, edificios oficiales en uso, templos, viejas casas solariegas en la región como pueden ser los sucesos del Fantasma de San Pedro (Ciudad Real), la Monja de Alcázar (Alcázar de San Juan), el Espíritu del Calatravo (Villarrubia de los Ojos), los Cuatro en Palacio y la Maldición de Doña Justa (Guadalmez), el Espíritu del Cura (Horcajo de los Montes), o el Fantasma de Nuño Fuentes (Castillo-Convento de Calatrava la Nueva).
En definitiva, decenas de leyendas que circulan alrededor de determinados lugares y edificios de Castilla-La Mancha, convertidas en un catálogo de increíbles fábulas y mitos que puede muy pronto verse incrementado si las autoridades no lo impiden. De la noche a la mañana, un árbol centenario considerado monumental y situado en el parque de Safont junto al rio Tajo a su paso por la ciudad de Toledo ha aparecido completa y perfectamente talado de una forma enigmática. Todo un misterio. Un taray de unos ocho metros de altura y un diámetro de cepa de 19 metros totalmente despedazado. Un estropicio que precisó para su ejecución de maquinaria adecuada, personal suficiente y preparado, para una devastación que al menos ocupó tres horas de trabajo a sus infames ejecutores, según se desprende de las investigaciones realizadas. De la tala del arbusto no se conocen por ahora autores del atropello, ni testigos que identifiquen a los causantes de tan salvaje devastación. Tampoco de otros colectivos y empresas encargadas por el ayuntamiento toledano para reparar los destrozos del temporal Filomena en el parque arbóreo de la capital regional que niegan tajantemente su implicación.
No parece que belcebú ni otros seres malignos paranormales se hayan asentado en Toledo para cometer semejante y misterioso destrozo medioambiental. Una aberración que no comprenden muchos toledanos aunque el estropicio está bien a la vista. Un sinsentido sin explicación racional que hace necesario que en el Gobierno municipal toledano prevalezca más que nunca la defensa de la naturaleza como eje diferenciador de su política. Una Corporación que no puede inhibirse en investigar por responsabilidad política y sensibilidad ambiental actos tan vandálicos que atentan gravemente contra el medio ambiente de esta ciudad.