Televisión municipal para Toledo
Como tantas otras corporaciones locales en este país, el Ayuntamiento de Toledo no ha podido resistir, al parecer a instancias de la Administración de Castilla-La Mancha, reservar una frecuencia para una televisión local como paso previo a su instalación definitiva. Un montaje que por ahora no se hará efectivo, según ha manifestado la alcaldesa de la ciudad, Milagros Tolón. De inmediato a este anuncio, la oposición ha saltado en tromba sobre su inutilidad, aportando a cambio supuestas propuestas sobre el provecho que su costo podría suponer en otras actuaciones municipales. Proposiciones en ocasiones ilusorias, innecesarias, o simplemente inviables para el presupuesto municipal, como las que con frecuencia escuchamos de sus representantes. En defensa del proyecto municipal, el concejal y presidente de la Comisión de Urbanismo, José Pablo Sabrido, justifica los beneficios de la futura televisión pública frente a las privadas, al “ser los ciudadanos sus titulares” y no prestarse a interés alguno.
Las televisiones públicas en este país suelen estar en el ojo del huracán por su elevado costo para las administraciones encargadas de su tutela. En el imaginario colectivo de los españoles estos medios siempre están asociados a su utilidad, despilfarro, plantillas abultadas, y gastos desproporcionados. En definitiva, un instrumento de propaganda a mayor gloria de la Administración de turno, sin distinción de siglas y colores, con un elevado coste para el contribuyente.
Un artículo de lujo alejado del criterio restrictivo que debería imponerse en tiempos de crisis económica como los actuales. Una decadencia tan evidente como la inmoralidad de su pervivencia. Una propuesta que viene precisamente de los mismos que están pidiendo sacrificios al ciudadano, mientras por otro lado buscan cualquier excusa ridícula para justificar el derroche que proponen. En un momento de una enorme oferta televisiva de dudosa calidad y una progresiva pérdida de audiencia provocada por semejante fragmentación, es pertinente preguntarse cuál es la verdadera utilidad y razón para la puesta en funcionamiento de una televisión municipal. La respuesta es que ninguna.