No acaba de rematar Unicaja Banco una vez concluida la reestructuración de su cúpula directiva y renovación del consejo de administración. Tras finalizar con éxito un complicado proceso que se ha prolongado en el tiempo, el banco acaba de superar también los requerimientos mínimos de capital para el próximo año exigidos por el Banco Central Europeo (BCE), lo que no implica limitaciones en la distribución de dividendos ni de retribuciones variables, según ha comunicado la entidad a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Mas haber salvado este proceso de revisión y evaluación supervisora (SREP) por parte del BCE, no ha evitado el fracaso negociador de Unicaja con sus trabajadores tras las reuniones mantenidas con los sindicatos durante la pasada semana.
Unas negociaciones que encallaron y se dieron por rotas ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo en materia de mejora salarial, un aumento que los trabajadores vienen demandando desde hace varios meses. Frente al modelo retributivo único que pretende implantar Unicaja para toda su plantilla, y que los sindicatos consideran “inaceptable” al perjudicar a una parte de esta, los representantes de los trabajadores ofrecen otro modelo distinto con diferentes apartados, que sí beneficia a la totalidad. Integrantes que bajo la dirección de Manuel Menéndez ya sufrieron contradictorios cambios en su trayectoria laboral como traslados de sucursal, aumento de cargas de trabajo, reducción del teletrabajo o ajustes de plantilla, entre otros.
Una brecha negociadora abismal entre las partes que de momento impide alcanzar cualquier acuerdo a un conflicto con visos de enquistarse. Un convenio fallido que contrasta con la unanimidad y diligencia con la que el consejo de administración del banco acordó en junta de accionistas una sustancial mejora de la remuneración de sus consejeros. Este sí, hasta 1.950.000 euros al año durante el próximo trienio, gracias también a unos beneficios de 285 millones de euros al término del tercer trimestre, casi un 5% más que en el mismo periodo del año anterior, tras pagar íntegramente los 63,8 millones del nuevo impuesto temporal a la banca. Unos resultados y perspectivas de futuro de la entidad que parecen no ser suficientes para que la nueva dirección del banco atienda las demandas de una plantilla harta y peor pagada entre todos los bancos cotizados del país, según los sindicatos.