Un político de la derecha francesa, detrás de Le Puy du Fou en Toledo
Los toledanos han recibido con una mezcla de ilusión y escepticismo el megaproyecto que Le Puy du Fou tiene previsto desarrollar a partir de 2018 a las afueras de la capital de Castilla-La Mancha, en la finca Zurraquín, muy cerca de la mítica discoteca de verano Agua Loca, cerrada desde hace varios años. Allí, si todo sale según lo anunciado este martes por la empresa francesa en el Palacio de Fuensalida, sede del Gobierno de Castilla-La Mancha, un gran parque temático sobre la historia de España abrirá sus puertas en 2020, dando empleo a mil personas de manera directa y recibiendo a 1,3 millones de personas cada año. Antes, en 2019, ya echará a andar un espectáculo nocturno diario de una hora y 15 minutos de duración en el que participarán más de 300 actores, jinetes y técnicos, que recorrerán momentos de la historia desde los carpetanos hasta el siglo XIX. Todo ello gracias a una inversión privada de 200 millones de euros.
¿Y quiénes están detrás de Le Puy du Fou? El fundador del grupo, Philippe de Villiers, y uno de sus siete hijos, Nicolas de Villiers, presidente de la empresa. Ambos forman parte de una familia muy católica (dos de las hijas son monjas) y conservadora a la que hace pocos años rodeó un presunto escándalo sexual entre hermanos que acabó en los tribunales y del que dieron buena cuenta los periódicos franceses. Tanto Philippe como Nicolas estuvieron el pasado martes en Toledo para la puesta de gala de su nuevo proyecto, como no podía ser de otra manera, y el heredero accedió a ser entrevistado por los medios de comunicación castellano-manchegos. Ante los periodistas aseguró que su grupo empresarial no ha pedido subvenciones, financiación, cambios normativos ni excepciones a la Administración pública para desembarcar en Toledo, sino simplemente "la aplicación de la ley" y que el parque sea considerado de singular interés, algo que acelera y facilita los trámites urbanísticos. ¿Quién va a poner el dinero, entonces? Puy du Fou, bancos franceses y entidades españolas todavía sin concretar, según el grupo. ¿En qué porcentajes? O no está definido o no se ha dicho públicamente. En este terreno, por ahora, hay todavía más sombras que luces.
Sobre Philippe de Villiers hay muchas más cosas que contar que sobre su hijo Nicolas. El ideólogo de Le Puy du Fou, durante su intervención en el Palacio de Fuensalida, dijo: "No hemos venido a hacer negocio". En ese momento se hizo un murmullo en la sala, al menos entre los periodistas. Lo cierto es que Philippe no deja a nadie indiferente en Francia, ya no solo como fundador del segundo parque de ocio más visitado del país galo, solo por detrás de Eurodisney, sino por su faceta de escritor y, sobre todo, por su intenso y destacado papel en la política, cuya primera línea ya ha abandonado para centrarse en su faceta cultural/empresarial como alma mater de Le Puy du Fou. Como miembro del Partido Republicano fue secretario de Estado de Cultura con el Gobierno de Jacques Chirac en la década de los 80. Solo unos años más tarde, en 1992, su discurso se escoró aún más a la derecha y fundó su propio partido, el Movimiento por Francia. Pese a ser un declarado euroescéptico, también fue elegido eurodiputado, aunque sus ausencias en Bruselas fueron sonadas y acabó en un meritorio puesto en el ranking de los menos trabajadores. En 2007 fracasó como candidato a la elección presidencial francesa y fue eliminado en la primera vuelta con poco más del 2 por ciento de los votos tras ofrecer discursos contra la islamización de la sociedad gala, la globalización o el socialismo. "El islamismo es el abono del terrorismo", llegó a decir en alguna ocasión, provocando quejas de la comunidad islámica y de los movimientos contra el racismo. Sobre la ultraderechista Marine Le Pen ha afirmado recientemente, en plena campaña hacia el Palacio del Elíseo, que "tiene estatura presidencial".
En su vertiente empresarial Philippe de Villiers es, sin duda, un hombre de éxito. Le Puy du Fou, su gran criatura, recibe más de dos millones de visitantes al año en la localidad francesa de Epesses y ha colocado al parque de ocio entre los mejores del mundo, obteniendo pingües beneficios cada año (más de 7 millones de euros en 2015). Con esos ingredientes, el grupo empresarial que comanda está decidido a dar el salto internacional y abrir parques históricos en Toledo, en China y en Rusia. Buceando en Internet se pueden ver imágenes del patriarca de los De Villiers posando amigablemente en 2014 con el mismísimo Vladimir Putin, que junto a Le Pen forma parte del eje antieuropeo. "Un político francés de la derecha y hombre de negocios dijo que su plan para construir un parque temático en Crimea y otro fuera de Moscú seguirá adelante a pesar de las sanciones de la Unión Europea", escribió entonces el diario británico Thelegraph, que fue más allá: "De Villiers dijo que su compañía desarrollará los parques temáticos en asociación con Konstantin Malofeev, un inversionista ruso acusado de financiar rebeldes pro-rusos en Ucrania. Malofeev está en la lista negra bajo sanciones de la UE contra personas que ayudan o apoyan la anexión de Crimea por parte de Rusia". El historial del polémico Malofeev (se publicó que presuntamente había iniciado su carrera política comprando votos a 500 rublos) puede consultarse a golpe de click.
Durante su aventura rusa, De Villiers llegó a asegurar: "Me gustaría intercambiar a Hollande y Sarkozy por Putin". De esto hace tres años y, por ahora, allí no hay parques. Esperemos, por el bien de Toledo y de Castilla-La Mancha, que sus deseos para Toledo se hagan realidad. Si sus intenciones son tan buenas como aparentan, desde luego, será bien recibido e, incluso, aclamado con merecimiento. A Emiliano García-Page, de izquierdas, socialista y europeísta, no se lo querrá llevar a París. Pero el dinero, como la Historia que quiere contar Le Puy du Fou en Toledo, no deberían tener ideología.