¿Por qué Pedro Sánchez le está haciendo la campaña electoral a Page?
Sánchez le está haciendo la campaña porque sus políticas, que le vienen muy mal a los intereses electorales del PSOE de Castilla-La Mancha, las están convirtiendo Emiliano García-Page en tantos a su favor. Desde que Pedro Sánchez tomó el poder tras la moción de censura a Rajoy, y cuando Page creía y apostaba por la convocatoria inmediata de elecciones generales, al presidente castellano-manchego no le ha quedado más remedio que aguantar el tipo y aprestarse a tomar una decisión concreta a favor o en contra de las decisiones del Gobierno nacional. Algunos portavoces del socialismo castellano-manchego siguen hablando del cambio positivo que representan para España las nuevas políticas de Pedro Sánchez mientras otros -o a veces los mismos- atacan decisiones concretas como la de seguir trasvasando agua al Levante de la cabecera del Tajo. Es una especie de esquizofrenia que tiene a los socialistas de la región diciendo una cosa por disciplina de partido y la contraria por interés electoral.
La realidad es que en el entorno de Page tienen muy claro que todo lo que le está pasando al gobierno de Sánchez -el plagio de la tesis del presidente, los ceses de ministros, las falsas declaraciones de patrimonio, las mentiras...- y gran parte de sus decisiones, como la exhumación de los restos de Franco, la gestión del separatismo o la subyugación a Podemos en cuestiones de economía, perjudican claramente los intereses electorales del socialismo en una región conservadora y con un alto índice de votantes de edad avanzada como la nuestra. Por esa razón necesitan un discurso propio que les aleje de lo que está ocurriendo a nivel nacional.
Pese a que Page es el único presidente autonómico que tiene dentro de su Gobierno a consejeros de Podemos, la realidad es que no ha cedido prácticamente nada ante ellos. Se ha limitado a poner los dos cargos del Consejo a su disposición y un buen número de asesores para que le dejen trabajar en paz. Les ha neutralizado. A estas alturas de legislatura ya ni les necesita para seguir gobernando porque allí donde podría haber algún escollo como es la elaboración de los presupuestos se ha quedado aparcado hasta más ver. Sánchez en cambio está siendo rehén de sus socios de Podemos y de los partidos secesionistas debido a la escueta minoría de la que dispone en el Congreso de los diputados. Y encima su Gobierno no sale de un charco cuando ya ha metido la pata en el siguiente.
Ante esta situación, a Page no le ha quedado más remedio que intentar distanciarse de Sánchez. Empezó de forma tímida y discreta por si cambiaba el rumbo del Ejecutivo nacional. Sin embargo, a medida que han crecido los problemas en torno a Sánchez, Page ha ido aumentando el diapasón de sus críticas y ha llegado al descaro con el asunto de los trasvases. Ayer simplemente se mofó de Sánchez con lo de universalizar la educación de 0 a 3 años.
Page no solo defiende los intereses de Castilla-La Mancha sino también sus propios intereses electorales. Lo que está siendo un problema para el conjunto del socialismo español, Page intenta convertirlo en una oportunidad para él: La de ganar las elecciones autonómicas del próximo mes de mayo a costa de ser crítico con el Gobierno nacional de su propio partido. Y en eso está, además de repartir con profesionalidad besos y abrazos a todo lo que se le pone por delante. De esta forma, Sánchez está pasando de ser el peor enemigo para los intereses de Page a ser su mejor aliado electoral; eso sí, en contra de su voluntad.