Urdangarín y el horizonte oscuro
Iñaki Urdangarín pasará en prisión, probablemente, más años de los que le cayeron en el juicio, con lo que su horizonte al final se oscurece. La Fiscalía del Tribunal Supremo ha solicitado un aumento de penas durante la presentación del recurso a la sentencia del Caso Nóos, de tal forma que el marido de la Infanta Cristina que fue condenado el pasado mes de febrero a seis años y tres meses de cárcel, frente a los 19 que pedía fiscal Pedro Horrach, ahora puede cumplir, si se tiene en cuenta la petición del ministerio público, hasta 10.
Me parece correcto el planteamiento y de hecho en su día cuando se conoció la sentencia dije, y mantengo, que la palabra ejemplarizante no está de moda, ni su significado tampoco. Con solo pronunciarla tiene el efecto inmediato de la controversia y eso que, tanto les molesta a algunos, a mí me parece un sano ejercicio de reflexión. Me pareció un error la decisión de la Audiencia de Palma que dejaba en libertad provisional y sin fianza a Iñaki Urdangarín con una condena de seis años y medio de cárcel y no solo por los aspectos jurídicos -en los que yo no entro- sino porque no tenía nada de ejemplarizante, y de hecho otros con una petición igual o menor que esa entran en la cárcel. Por eso socialmente esa sentencia produjo una desconfianza evidente de los ciudadanos en el poder judicial al detectar una oscura sombra de sospecha y privilegios en todo lo que afecta a este tema.
Es cierto, como algunos sostienen, que ser yerno y cuñado de Reyes puede ser un arma de doble filo que, al final, perjudique más que beneficie pero precisamente por eso no se debía dar la amarga sensación de que la vara de medir ha sido muy distinta con el marido de la infanta y sus compinches. Que la Fiscalía del TS pida ahora que la pena de dos años y ocho meses a los que fue condenado por un delito de malversación de caudales públicos sea ampliada a cinco años argumentando que la organización irregular del Fórum Islas Baleares se celebró durante dos ediciones y sólo fue condenado por una de ellas es apropiado, como lo es el aumento de la pena por lo elevado de la cuantía que ingresó de forma fraudulenta el Instituto Nóos, presidido por Urdangarín, y el daño causado "al servicio público". En resumen, que hay fundados indicios de que algunas graves actuaciones presuntamente delictivas quedaron exoneradas sin justificación por el tribunal que les juzgó y es lo que ahora se debe determinar.
Tal vez así si se tienen en cuenta los criterios del Fiscal se pueda mitigar en parte la poca ejemplaridad y el inexistente efecto ejemplarizante que hemos visto en todo el caso Nóos, donde además la infanta Cristina dio una imagen penosa presentándose como una de mujer florero impropia de alguien de su estatus y por su puesto de su formación académica y profesional. Ella, a pesar de todo, se ha mantenido aferrada a su eslabón en el orden a la sucesión al trono, demostrando una falta de generosidad para la institución que representa. ¿Dónde está la grandeza que se le supone?