Más que Palabras

Métodos mafiosos

2 diciembre, 2017 00:00

La imagen lo dice todo: esa foto de varios muñecos colgados de un puente de la C17 cerca de la localidad de Malla (Osona) con carteles de PP, PSC y Cs en el pecho, simulando el asesinato de los votantes de estos partidos es sólo el retrato perfecto de como se las gastan los nuevos "chicos de la,gasolina". No sólo son intolerantes, son fascistas y sus métodos cada vez se parecen más a los de la mafia. Cuando escribo estas líneas sólo se sabe que los Mossos están investigando quién es la mano negra que está moviendo y promoviendo tanto odio, como investigan también quien colgó el otro día en las redes ese ataque intolerable sufrido por Alicia Sánchez-Camacho en las redes animando a que fuera atacada por una “manada” de bestias humanas.

Como ocurría en los años oscuros del terrorismo salvaje de ETA hay quien sostiene que denunciar y por dar visibilidad a este tipo de amenazas o estos tuit repugnantes sólo sirve para provocar un efecto imitación, pero yo no lo creo. Lo que no se denuncia no existe y si tenemos legislación suficiente y eficaz para drenar la cloaca digital de odios, amenazas, brindis por la muerte de un fiscal y deseos criminales contra el adversario ideológico ¿por qué no vamos a ir a por todas aunque al final sea complicado llegar al origen? Tirar la toalla antes de empezar sólo lleva a la frustración y la melancolía.

Incitar al odio es un delito y durante toda esta locura del independentismo hay demasiados casos de coacción como para hacer tabla rasa. La fiscal jefe de Barcelona, Ana María Magaldi, sufrió un ataque directo en su casa del Pirineo y las de otros magistrados han aparecido con pintadas, al igual que el negocio de los padres de Albert Rivera o de los varios concejales y alcaldes socialistas.

No estamos, por tanto, ante acciones aisladas, sino ante la consumación del espíritu totalitario que anida en quienes, pese a todas las garantías que ofrece nuestra democracia, han legitimado la desobediencia como herramienta política. El "todo vale" se ha apoderado de un sector de la sociedad catalana que ha sido vilmente engañada por sus líderes políticos prometiendo una arcadia feliz que ni existe ni existirá y éstos han creado monstruos intolerantes que están a un paso de justificar cualquier cosa. Los demócratas no podemos dejar que se vaya por la alcantarilla lo que nos ha costado tanto construir. La Democracia plena es nuestra memoria histórica para las siguientes generaciones y las veleidades de una minoría de radicales, antisistema, independentistas o nacionalistas no pueden triunfar.

Claro, en toda esta historia también hay quien “mueve el árbol” con la intención de que “otros recojan las nueces” y la equidistancia aparente de algunos no pude tener final feliz. La aparición de los “monigotes de la muerte" acompañada de pancartas contra unos imaginarios presos políticos que en España no existen, coincidió con el “donde dije, digo digo Diego” ante el Supremo de Junqueras y otros exconseller para aceptar la aplicación del 155 y salir de la cárcel.

Salvo que tengan una miopía partidista, que les lleva inevitablemente a la ceguera , supongo que se les revolverá el estómago al saber cómo su president fugado les da consejos mientras vive a cuerpo de rey cuando ellos se codean con los delincuentes comunes de más baja estofa. El presidente de la Generalitat cesado, Carles Puigdemont, pidió ayer mismo por la mañana a los ex consellers en prisión preventiva que hagan "lo que haga falta para salir" de la cárcel, una petición que ha extendió a los líderes de Òmnium, Jordi Cuixart, y la ANC, Jordi Sánchez.  ¿Alguien se imagina que encima les pidiera que siguieran sacrificándose para su mayor gloria? Lo que mejor hace el fugado es solemnizar lo obvio y hacer declaraciones que descosen todo, absolutamente todo, lo que les prometió. Lo dicen ya hasta los suyos: Puigdemont pasa del partido, baila solo y sí, a él también le tiemblan las piernas y ¡de qué manera!