El gesto que demuestra la íntima relación de Magdalena Valerio con Pedro Sánchez
El nombramiento de Magdalena Valerio como ministra de Trabajo ha sido uno los más comentados en el proceso de formación del Gobierno más comentado de toda la historia de la democracia. Su elección por Pedro Sánchez suscitó las primeras reacciones del resto de partidos políticos y de las organizaciones sindicales y patronales ya que en sus manos va a estar el futuro del empleo y la derogación (o no) de la reforma laboral del PP. Muchas responsabilidad para una mujer que a lo largo de su vida ha afrontado importantes retos políticos y personales.
Quizá por todo ello está siendo también una de las ministras más entrevistadas por los medios de comunicación, a lo que contribuye también su talante y buena disposición hacia la prensa, algo natural en ella. Una de esas entrevistas la ha publicado el diario La Razón este domingo, con un titular centrado en una de las claves de la gestión futura del nuevo gobierno socialista en relación con el empleo. Valerio, que se ha mostrado firme partidaria de dar un giro a lo legislado por el PP en esta materia, dice ahora de forma prudente que "la reforma laboral no se puede derogar alegremente". Lo que no se puede hacer es decir ciertas cosas "alegremente" desde la oposición porque casi siempre pasan factura.
La entrevista es de gran interés en general y por eso es recomendable su lectura, aunque en este caso lo que nos ha llamado la atención es lo que cuenta del gesto de Pedro Sánchez que demuestra la íntima relación que les une a ambos desde que se conocieron.
Es cuando le preguntan cómo fue la oferta de Pedro Sánchez al proponerle ser ministra. Dice Valerio que "fue una llamada telefónica para plantearme que quería que asumiese la responsabilidad de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social. Pedro Sánchez conmigo no necesita muchas palabras, porque tenemos una relación política muy cordial, de camaradería, desde que nos conocimos en el Congreso en 2013. Me dio un vuelco el estómago y le dije que sí". Un gesto de reconocimiento y agradecimiento de Sánchez que le produjo a Valerio "un vuelco al estómago". No era para menos.