Cospedal es culpable
Puestos a fabricar frases célebres en el mundo de la política se chupa mucha rueda. Bono solía repetir el evangélico “cada día tiene su afán” pero nunca acudía a la frase siguiente, “basta a cada día su mal”, quizá por lo que le pudiese tocar. Ahora los consejeros y demás altos mandos de la Junta de Comunidades están en el “Cospedal es culpable” que no es sino parafraseo del “Rusia es culpable” de Serrano Suñer. Que la izquierda beba en las fuentes del franquismo resulta revelador.
Si Dolores de Cospedal no fuese del PP, sino del PSOE o Podemos, este cancionero diario de acusaciones por los males presentes, pasados y futuros sería considerado como acoso machista. Y si en vez de ser mujer de nacimiento lo fuese por afición, los movimientos LGTB ya habrían puesto el grito en el cielo y hablarían de incitación al odio. Para sacrificio de la expresidenta, es mujer y de derechas, y se la puede mandar a coger la aspiradora sin que ninguna compañera se desgarre el vestido y se quede como suele aparecer la Pedroche en cuanto tiene oportunidad.
El PP ha gobernado esta región durante un mandato caracterizado por la crisis agravada con el derroche habitual de las administraciones públicas, lo que se tradujo en necesidad de rebajar los gastos y suprimir unas cuantas empresas e instituciones públicas de esas cuya finalidad y utilidad se desconoce a más de ser lugar de ocupación para correligionarios y amiguetes. Esas rebajas de lo superfluo le han valido a Cospedal continuas críticas que ya se extienden a cosas que no funcionaban antes tampoco y en cuya gestión algo debería tener que ver el PSOE, que lleva gobernando la misma región cerca de treinta años. Pero la autocrítica se recomienda ejercerla a los demás, nunca el consejero la hace sobre sí mismo y lo que representa.
Unos investigadores norteamericanos, que son los que se dedican a estudiar estas cosas tan cruciales en la vida de la humanidad, nos acaban de descubrir que los políticos guaperas suelen ser de derechas. Y ya se sabe que los guapos no nos suelen caer bien a los feuchos. Es pues justificable que Dolores de Cospedal tenga más enemigos que los que real y políticamente merece. Pero también se entenderá que algunos prefiramos a doña Dolores que a don Emiliano por motivos estéticos, independientemente de razones políticas. Comprendemos que haya quienes opten por lo contrario y esperamos igual respeto. Cada cual tiene sus gustos, legítimamente. Acudiendo a las referencias religiosas de Bono, ¿será más plausible, humano y solidario estar con el que pretenden lapidar que con los que tiran las piedras?