La factoría de votantes
El presupuesto, en la moderna forma de hacer política, es la factoría de crear votantes. Quien se haya creído las protestas por los recortes o es un miembro de la España ingenua de la que hablaba José Antonio o un integrante del cuerpo de vicetiples que rellenan las cajas de fondo del escenario en glorioso y desafinado canto de las excelencias del que manda.
Lo que digo es tan notorio como constatar cada día en los periódicos al colectivo de turno que reclama más fondos para lo suyo, porque lo suyo es esencial para el bienestar del pueblo o la cultura del mundo. Es como si la caja fuese infinita y su contenido cayese del cielo y no del bolsillo del honrado trabajador, que se las ve y se las desea para llegar a fin de mes y nunca encuentra las plusvalías que los políticos aconsejan destinar a fondos de pensiones o a invertir en Investigación, Desarrollo e Innovación, la I+D+i esa que tanto repiten los que no tienen otra cosa que aportar al debate.
Los ayuntamientos han ahorrado, por la exigencias normativas del gobierno Rajoy para la crisis, 37.000 millones de euros, parte dedicado a amortizar préstamos y el principal que mantienen en cuentas bancarias debidamente remuneradas. Se trata de una suma que podría haber enjugado casi tres años el déficit de la Seguridad Social, pero que de haberse autorizado a gastar se habría empleado en diseñar carriles bici, crear empresas públicas de desconocida utilidad o incrementar la plantilla de empleados públicos entre correligionarios, amiguetes y familiares.
Tampoco es una opinión esto. Pedro Sánchez no ha hecho otra cosa, aparte de pronunciar ocurrencias, desde que llegó a La Moncloa. Y como la caridad empieza por uno mismo, le ha buscado un trabajito bien remunerado a su señora, doña Begoña, que sigue diciendo que es licenciada universitaria sin que los vigilantes de la titulitis se hayan escandalizado de tal falsedad ni siqiera un poquito de lo que lo han hecho con el máster de Casado.
Otrosí es la recuperación del Consejo Regional de Estadística que acaba de decretar don Emiliano García-Page. Se trata de un organismo, según el vicepresidente Martínez Guijarro, muy necesario para saber por dónde caminar en el futuro. Al parecer el Instituto Nacional de Estadística no es suficiente para un castellano-manchego, que, como uno de Bilbao, necesita su propio organismo, del que formarán parte sindicatos, patronal, partidos políticos y algunos amiguetes, es decir, los de siempre. Lo presentan como una recuperación de los recortes de Cospedal, aunque no nos han dicho, ni podrán decirlo nunca, qué ventajas tiene semejante institución para los ciudadanos que no vivan de él, pero que van a pagar religiosamente.
Se equivocaba don Emilio Castelar cuando aseguraba que “las coaliciones son siempre muy pujantes para derribar, pero son siempre impotentes para crear”. Por lo pronto, se han inventado un corralito entorno al presupuesto del que viven unos cuantos y proveemos todos. Quieren desenterrar a Franco como venganza de perdedor, pero si en vez de eso estudiansen cómo se gestionaban los asuntos públicos en lo tocante a los dineros en la época del Dictador, entonces, sabrían que a día de hoy los españoles, colectiva e individualmente, podríamos ser personas, familias y empresas de recursos sin la caridad de reventa de quienes gobiernan el Estado y sus administraciones delegadas.