El Escudero de Page y el espíritu de Cospedal
El otro día leía las declaraciones de un señor que se apellida Escudero, es del PSOE y hablaba bien de Page y mal de Cospedal. O sea, que el apellido le viene, recurriendo a un lugar común para no desentonar, como anillo al dedo para el papel de vasallo que desempeña. El alcalde talaverano Florentino Carriches decía que Page lo era, pero con “j”, de Bono, ahora él tiene un escudero, lo que aparte de muy quijotesco, sigue la jerarquía propia de un partido tan militarmente organizado como el PSOE.
El señor Escudero resaltó las políticas de este chico nuevo en política que se llama Emiliano y las comparó con las de Dolores de Cospedal que gobernó la región en plena crisis y durante un periodo que no llega ni a la sexta parte de lo que el PSOE lleva organizando tan primorosamente esta región. Total, que el escudero defendió a su señor con idéntico argumento al que llevamos escuchando los últimos cuarenta años: qué buenos somos nosotros y qué malos nuestros adversarios. Aunque en verdad, eso mismo decían de Podemos, y ahora son uña y carne.
Lo lamentable es que el PP les anda a la zaga. Repitiendo la misma monserga socialista pero al revés. No sé si alguien se convencerá con estas matracas latosas, pero ya se sabe que el dinero es la mesa de torturas de este siglo en lo tocante a doblegar voluntades. Es decir, que toda esta logorrea insustancial convencerá a quien cobre gracias al respectivo partido, al resto les aburre y les separa de la lectura de información, porque lo dicho en un comunicado o en una rueda de prensa puede ser cualquier cosa, menos información veraz.
Las referencias a Cospedal empiezan a ser molestas. Si Cospedal fuese socialista se hablaría de acoso. Y en cualquier caso da medida de la capacidad argumental y de raciocinio de quien la invoca como enemigo a batir. Viene a ser, para el imaginario socialista, el hombre del saco que amenaza con venir pero nunca aparece. Aunque para hombre del saco, Bono, que se fue con él bien lleno cuando había llegado, de paracaidista político, sin tan siquiera el saco.
Cospedal, por lo que se ve, no volverá a presentar su candidatura a la presidencia de la Junta, y con ello traicionará al cuerpo electoral que por dos veces la hizo ganar aunque en la segunda fuese desplaza por el reconstituido Frente Popular. El PP anterior a ella fue la vergüenza no sólo del partido en el ámbito nacional, sino de los principios básicos en que dice inspirarse esta formación. La sumisión a Bono alcanzó las zonas más profundas del servilismo. Cualquier dirigente de entonces del PP tenía que ver más con un siervo que con un hombre medianamente libre. Con eso acabó Cospedal, y terminó también, como presidenta de la región, con el tinglado socialista para amarrar votos por sueldos oficiales, ahora en reconstitución bajo la justificación para adeptos de que se han acabado los recortes, cosa que ya observamos en el incremento patrimonial de algunos miembros del partido.