Castilla-La Mancha, destacada en la lista negra de la muerte de linces por atropello
Un total de 128 ejemplares de lince ibérico han perdido la vida al ser atropellados en distintas carreteras de la Península Ibérica en el período 2002-2018 lo que supone alrededor del 45 por ciento de la mortandad de este felino. Los atropellos de los linces ibéricos destacan como la más importante causa de mortalidad, algo que evidencian, por ejemplo, las cifras de 2017 en el que hubo 31 atropellos (18 en Andalucía, 9 en Castilla-La Mancha, 3 en Extremadura y 1 en Portugal), suponiendo el 53 por ciento de las muertes de los linces ese año, ha informado Iberlince en un comunicado.
En lo que va de 2018 han sido un total de catorce ejemplares los que han perdido la vida por esta causa, ocho de ellos en la comunidad autónoma andaluza. Pero, esta mortalidad se debería contextualizar con el incremento de las poblaciones (a más linces, más riesgo) y de la superficie ocupada: en 2002 la superficie con presencia de linces era de 125 km², mientras que en 2017 superaba los 1.500 km², lo que implica zonas de peor calidad y con más riesgos.
Por otro lado, al analizar los datos se detectan evidentes 'puntos negros' donde es necesario actuar. En total hay seis tramos de carreteras que concentran el 68 por ciento de los atropellos (A-4 en Jaén y Ciudad Real; CM-410 en Toledo; N-420 en Córdoba, A-301 en Jaén y la EX 103 en Badajoz).
La concentración de atropellos en esos tramos permite priorizar las obras de prevención, demostrando la experiencia que las actuaciones preventivas (en los márgenes de las carreteras, vallados, limpieza de drenajes, obras transversales, etc.), funcionan, y no solo evitan atropellos de fauna, sino que contribuyen a una mayor seguridad vial.