Jolín, cómo está el patio en el PSOE. Choque de trenes a diario. Peleas internas. Escaramuzas. Plantones indisimulados. Fuego amigo volando de un sitio para otro. Collejas de veneno. Y un hombre en el centro de todas las batallas: Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, el número uno de la lista negra, el indeseado, el centro de la diana. Yo me fijo un poco en el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, y veo a un tipo enfadado con el sanchismo y sus circunstancias, que son Irene Montero y Yolanda Díaz, los separatistas asociados y los oteguis y rufianes cambiando cromos con los presupuestos del Estado. Malas calles. Cuarenta años después de la espectacular victoria de Felipe González, el PSOE ha devenido en Sánchez, que es la decadencia y el poder por el poder, a costa de lo que sea, que eso es lo peor. Pintan bastos.
Así que, con las elecciones a la vuelta de la esquina, mayo ronroneando ya en otoño, García-Page anda desatado y no puede dejar de mandar corazones rotos y cartas de desamor al jefe de filas del sanchismo, que le está estropeando la precampaña y lo bien controlado que tiene el universo castellano-manchego, mágico y transversal, como un todo envuelto bajo el manto socialista. Arrullo que aquí es otra cosa, así como de medio centro, que es el punto clave desde el que el gran albaceteño Andrés Iniesta, uno de los mejores futbolistas españoles de la historia, repartía maravillosamente el juego hacia todas las partes del tablero, derecha, izquierda, delante, atrás. Entrenado en la masía de Pepe Bono, el actual presidente de Castilla-La Mancha, con las encuestas al filo y Paco Núñez acechando, no quiere que el tal Sánchez le amargue la fiesta y se desgañita a ver si de una vez sale de la foto. Es su angustia cotidiana.
En fin, la teoría de Narciso Michavila, superjefazo de GAD3, es que Page lo tiene más o menos fácil para ganar las elecciones y mantenerse en el poder, aunque va muy ajustado y el vuelco siempre es una posibilidad. Y provoca pánico. O sea, caminando al borde del precipicio y con riesgo de caer del lado de la derrota, que a lo mejor, quien sabe, es lo que quiere Sánchez con el barón más díscolo de España, que es como una gigantesca china en el zapato de la Moncloa. Un día y otro día. Quién sabe si la ola del sanchismo destartalado puede llevarse todo por delante.
Tal que así están las cosas, y déjenme que le envíe un saludito cariñoso a mi admirada Carmen Picazo, lideresa regional de Ciudadanos en Castilla-La Mancha, que está viendo cómo su partido se desangra sin remedio, pese a todo el esfuerzo que estos chicos están haciendo. Una pena. El partido de Inés Arrimadas, abierto en canal y con una crisis probablemente irreversible, se rompe un poco cada día, también en la región, y lo último que hemos sabido es que ya ha perdido toda su representación municipal en Talavera, último eslabón de una cadena que se despeña por el acantilado. Carmen, un beso y a sortear el marrón como se pueda.
La buena noticia es que la consejera de Bienestar Social de Castilla-La Mancha, la simpatiquísima Bárbara García Torijano, está dando una lección en toda España. Su departamento es el que más ha aumentado el gasto en sanidad, educación y servicios sociales desde el inicio de la pandemia, por encima del veinte por ciento, o sea, todo un ejemplo para el resto de las comunidades y un motivo de felicitación. Enhorabuena, Bárbara, y que no decaiga.
Cruz Sánchez de Lara, una mujer Top
No me queda otra de lo contenta que estoy. Resulta que la vicepresidenta de El Español, Cruz Sánchez de Lara, ha sido incluida por la revista Forbes entre las 100 mujeres más influyentes de España, un lujazo que no está al alcance de cualquiera. Sólo de las más grandes. El Top 100 es espectacular y Cruz está feliz y emocionadísima por este acontecimiento que impulsa su vida personal y profesional. Cuestión de clase y de caché. La noticia ha tenido gran repercusión y yo me alegro infinito. Cruz Sánchez de Lara en El Español y Esther Esteban en El Español-El Digital CLM son las dos mujeres con más poderío en nuestros medios, y están en un momento muy brillante de sus carreras. La vida a veces es maravillosa.