Tarde maravillosa de primavera en el campo con Tomás Rufo. Es el torero con la trayectoria más fulgurante de los últimos años, el maestro que en sólo dos temporadas sensacionales tocó el cielo en Madrid y Sevilla y ha llenado de expectación el mundo del toro en su tercer año. Un prodigio del arte del toreo con la vida por delante y el mundo por montera. Pepino, su pueblo, tuvo que ser. Y ahora viene de triunfar en su primera tarde de la temporada en Madrid, Talavera y Nimes y quiere volver a hacerlo el jueves 30 de mayo en el Corpus de Toledo.
La finca de Alcurrucén en Navalmoral de la Mata, en la que nos cita el diestro, es un gozoso milagro de la naturaleza que nos atrapa con su magia envolvente, belleza explosiva de mayo. Paisaje de dehesa con Gredos al fondo. Precioso y soleado, impresiona el esplendor del día en las praderas de esta tierra extremeña fronteriza con la provincia de Toledo.
Tarde de tentadero. Tomás Rufo, 24 años, transpira pasión y juventud, fortaleza de ánimo y entusiasmo por el toro. Antes de vestirse para la tienta y entrar a la plaza, encontramos a un chaval sencillo y de buen porte, templado, sereno, hablando con pasión pero con quietud, y una madura y extraña humildad para una estrella que está fascinando a tanta gente.
No lo es, pero parece un chico normal de veintitantos, aunque, eso sí, cargado de corazón y sueños hasta la bandera y con el camino muy bien definido. Tomás Rufo tiene un propósito y vive cada día como un intento más para alcanzarlo. Ese muchacho, sin embargo, ya es otro hombre cuando sale a la arena: en ese momento ya se ha transformado, un milagro entra en escena y Tomás llega al coso tocado de fervor, arrebatado de pasión y romance de revoleras.
Ahí renace ya el gigante que levanta a la multitud.
Pregunta. Tomás, ¿eres consciente del milagro de esa transformación cuando entras en la plaza?
Respuesta. Sale solo, es cierto que sale solo. Empiezas a vestirte de torero y eso ya es entrar en una burbuja en la que empiezas a buscar interiormente lo que quieres hacer para que la gente que está en la plaza se emocione contigo y tú a la vez puedas crecer personal y profesionalmente. Para mí eso ya es algo natural que sale. Yo salgo a torear y en mi cabeza ya cambio. Ya no soy Tomás Rufo el que está aquí tomando una coca-cola, ya soy Tomás Rufo matador de toros y eso me cambia. Cambio hasta mi forma de hablar, mis gestos, mi personalidad. Ya me pongo serio. Cuando asimilas que te vas a poner delante de un toro, ya tu personalidad, tu forma de ver las cosas y tu forma de pensar, todo eso cambia.
P. ¿Y eso por qué sucede?
R. Eso ocurre porque de verdad respetas tu profesión. Y porque de verdad te tomas en serio los entrenamientos, que es lo que hemos hecho hoy. Hoy estamos en casa de mis apoderados, que también son ganaderos y todo el mundo hace un esfuerzo por echarte cinco o seis animales como hemos hecho hoy. Tú primero quieres que te sirvan a ti personalmente para seguir avanzando como torero, pero también quieres corresponder a esa persona que hace un sacrificio, la verdad, por echarte cinco o seis animales que han criado, por ejemplo, durante dos o tres años o muchos más. Ese respeto a todo el mundo del toro es lo que mueve esa transformación.
P. Entonces, ¿qué es el toreo para ti? ¿un sueño, una pasión?
R. Yo desde siempre he admirado y admiro a los toreros, a las figuras del toreo. Siempre he soñado con eso, para mí ha sido un sueño. Primero, el poder torear una becerra, eso era un sueño. Una vez que consigues esa meta ya tienes otro sueño más, que es debutar de luces. Ya cuando consigues el sueño... son todos sueños que van llegando. Y al final, el sueño que me queda por cumplir es ser figura del toreo. Pero figura del toreo de las de mandar de verdad, de las de ser un torero imprescindible en todas las ferias. Ese es mi sueño. Y yo creo que cuando consiga ese sueño, creo que puedo haber conseguido todo lo que tenía en mi cabeza. Y después, a partir de ahí, mantenerme en ese nivel.
"Ser una figura del toreo y mandar de verdad, ese es mi sueño"
P. ¿Quieres decir que todos los triunfos de estos tres años iniciales no son suficientes para ti? ¿tu meta es todavía mucho más alta?
R. Sí, claro, para muchísima gente ya estoy catalogado como un gran torero, un torero que es fundamental para las ferias. Pero yo personalmente, y no es que intente ser el más humilde del mundo, yo creo que mi cuerpo todavía me pide mucho más. Soy un torero muy joven y creo que mi techo todavía está bastante lejos. Por eso estamos aquí, por eso hoy vengo a entrenar y prepararme para seguir creciendo, y así todos los días. Lo que he conseguido para mí era algo impensable. Tener dos puertas del Príncipe, tener dos puertas grandes Madrid... y prácticamente torear todos los días con las figuras del toreo, con aquellos a los que he admirado y admiro. Para mí eso es un sueño hecho realidad. Pero todavía queda, todavía queda mucho.
P. O sea, quieres mandar
R. Sí, yo quiero mandar. En estos últimos años de profesión he tenido la suerte de estar en los carteles junto a El Juli y mi sueño sería estar algún día en su posición, en la posición que él ha estado durante muchísimos años. Es decir, ser la máxima figura del toreo y mandar en todos los aspectos. He podido vivir de cerca las tres últimas temporadas de El Juli como matador de toros y yo sueño con eso. Sueño con cualquier feria que se vaya a hacer en España, Madrid, Sevilla, Pamplona, Bilbao y ser yo el pilar fundamental de esa feria. Eso para mí es ser una figura del toreo, es decir, cuando primero te contratan a ti y luego al resto. Yo lucho día a día por llegar a eso.
Con Morante y Roca Rey en el Corpus de Toledo: "Una gran tarde de toros"
Tarde de conversación en torno a la divino y lo humano. Tomás Rufo está cómodo: se deja preguntar y se extiende en las respuestas. Van pasando la vida, la familia, los sueños, la amistad. Y los toros y su enseñanza para la vida. Las tardes de gloria y también los tropezones. La lucha diaria por tocar su horizonte, su esfuerzo cada día para ser mejor, para encontrarse todo lo que lleva dentro y mostrárselo al mundo. Y brillar en los olés y en los aplausos, en la magia que necesita cada uno de sus momentos estelares y el aliento imprescindible también en las derrotas. Con una prudencia de juicio sorprendente en la veintena, este chico sabe que el brillo de su estrella tiene que ganarse cada día y que nada en esta vida llega regalado. El jueves 30 de mayo, Festividad del Corpus, Tomás Rufo compartirá cartel en Toledo con Morante de la Puebla y Roca Rey, con toros de Juan Pedro Domecq: la expectación es máxima en uno de los festejos más importantes y señalados en el calendario taurino de Castilla-La Mancha. Como dice el propio Tomás Rufo: "Va a ser una gran tarde de toros".
P. ¿Cómo fue el momento en el que decides ser torero y se lo dices a tus padres?
R. Con 14 años. Yo soy de Pepino, un pueblo de Toledo, un pueblo muy taurino. Y con 14 años me puse delante de una becerra y me picó el gusanillo. Yo jugaba al fútbol, lo típico cuando eres niño, todo el mundo juega al fútbol o al tenis, cosas normales, ¿no? Y me pica el gusanillo y yo digo en mi casa que quiero ser torero. Al principio mis padres se lo toman bien porque yo seguía estudiando y haciendo mi vida normal. Después me apunté a la Escuela Taurina de Toledo. Iba a entrenar, pero todavía era un juego. Pero allí algo vieron en mí, vieron que podía funcionar y, entonces, rápidamente debuto de luces, y a partir de ahí todo empieza a ponerse más serio, y en mi casa se replantea la idea de si este muchacho quiere o no quiere de verdad ser torero. Y que eso deje de ser un juego.
P. En ese momento el esfuerzo económico a realizar también entra en la ecuación, ¿no?
R. Sí, lógicamente. Mi familia tiene que hacer un esfuerzo. Hay que comprar trastos de torear, vestidos de torear y hacer más gastos. Mi padre en ese momento está más a favor que en contra pero mi madre está en contra total, pero decidimos tirar para adelante. Entonces llegó un punto en que no toreo nada. Yo debuté con caballos a los 17 años y de pronto a los 18 me freno en seco, y se me empiezan a venir cosas a la cabeza, dudas sobre si es buena idea o no ser torero, y esto ya no lo veo tan claro. Era prácticamente imposible, se desvanece un poco la ilusión de ser figura del toreo y me entran muchas dudas. Y ahí aparece una persona clave en mi vida que me echa una mano, y esa persona es Florito, que me ayuda a seguir.
P. ¿Y qué ocurre, cómo se cruza Florito en tu vida?
R. Florito y su padre eran muy amigos de mi abuelo paterno y él los tenía mucho aprecio. Y llega un momento en el que decidimos pedirle un favor a Floro. Y Floro accede y me pone en Madrid. Era mi quinta novillada en Madrid y Floro me dice que me va a ayudar, y me ayuda. A partir de ahí yo tomo una conciencia muy clara de lo que venía por delante y así ha sido hasta hoy. Florito ha sido una persona clave en mi carrera, y desde luego sigue apoyándome. Mis apoderados actuales, los Lozano, son mis apoderados por Florito. Aquí, en esta misma sala en la que estamos, en esa mesa, es donde se cierra mi apoderamiento. Fíjate, hay cuatro sitios y en uno de ellos estaba Floro sentado. Yo le debo mucho, la verdad. Le quiero y le respeto como el gran profesional que es, pero sobre todo le quiero como amigo. Amigo íntimo.
"Florito ha sido una persona clave en mi vida y en mi carrera"
P. Después de tanto esfuerzo, tu familia te está viendo triunfar. ¿Se han disipado ya todas las dudas?
R. Sí, no hay más remedio, ya no hay vuelta atrás. Eso espero, que mi carrera dure muchos años. Cuento con mucho apoyo de mi familia y lo que yo soy, aparte de Floro, se lo debo a todos los que han pasado por mi carrera, mis apoderados, Luisma, Pablo, son muchas personas, pero a los que más debo es a mis padres, que son los que en los días malos siempre han estado ahí y han hecho un gran esfuerzo. Cuando vienen los momentos duros, son muy duros. Mi padre, sin ser un profesional del mundo del toro, ha sido para mí otra persona clave, ha estado siempre conmigo al pie del cañón. He tenido la suerte de que en mi corta carrera he tenido personas muy buenas a mi lado.
P. Tus primeras temporadas están siendo brillantes. De pronto te has encontrado con la Puerta Grande en Madrid, Sevilla y otras plazas. ¿Cómo asumes este éxito y cómo afrontas ahora tu tercera temporada?
R. Yo lo que más tengo es ilusión. La misma ilusión del comienzo. Me encuentro bien y creo que estoy en un momento profesional bueno. Es cierto que este año he arrancado con menos suerte que las temporadas pasadas, pero debo decir que quizás este sea, de los tres años, el que más preparado estoy. Así lo siento. En los dos años anteriores he visto dificultades que no he sido capaz de solucionar, pero este año me he encontrado con toros con esas mismas complicaciones y he estado capaz, muy capaz, muy por encima. Creo que este es un año clave en el que deseo y pido a Dios que me ponga un toro en un sitio importante, porque creo que este es el momento de poder cuajarlo y demostrar a la afición que este año es igual de bueno. Creo, incluso, que esta temporada puede ser mejor todavía que las anteriores.
P. Pusiste el listón muy alto...
R. Claro, el listón está muy alto. Yo digo una cosa: lo que me ha pasado en mi carrera es casi imposible, es un milagro. Lo normal es que un torero tan joven llegue a Sevilla y no pase nada. Llegue a Madrid y no pase nada. Lo raro es llegar a Sevilla y el primer año cortar tres orejas, luego llegar a Madrid y dos orejas, llegar a otras plazas y salir con tres orejas, cuatro orejas, y así todos los días. Es verdad que cuando la corriente viene a tu favor, hay que dejarse llevar. Las cosas vienen de cara, los toros embisten y estás teniendo suerte, pero hay que seguir, hay que prepararse. A veces, algunas tardes, he cortado las orejas por inercia, pero yo veo esas faenas y me digo que ese no es el nivel que yo quiero dar. Es decir, he tenido muchas tardes buenas, con la gente muy a favor y toreando bien, porque aquí nadie regala nada, y cortando muchas orejas... y hay que aprovechar las cosas cuando vienen tan de cara, pero ahora, cuando a lo mejor lo tienes un poco más en contra, lo que hay que hacer es no perder la ilusión y, sobre todo, hay que seguir preparándose, hay que seguir pensando en ser el mejor. Al final esto es suerte también, un día la moneda sale cara y otro día sale cruz, pero esto es una carrera de fondo.
"Cuando estás en la cumbre es cuando más humilde tienes que ser"
P. ¿Cuáles son las claves de tu éxito?
R. La preparación, la preparación. Vivir por y para el toro. Y oye, con veinte años, pues no... tu verano no era el verano de tus amigos. No era el verano de piscina, playa y fiesta. Mi día a día era entrenar, entrenar, entrenar, entrenar. Hoy un toro, mañana cinco vacas, pasado más campo... Haciendo prácticamente locuras de... pues eso, para estar delgado, para estar siempre preparado. Mi obsesión era siempre estar preparado. Por eso, algunos días mejor, otros peor, pero todos los días triunfaba. Todos los días estaba muy preparado. Y yo siempre he dicho una cosa. Cuanto más preparado estoy, más suerte tengo. Y eso es así.
R. Eso es un sacrificio enorme. Pero cuando sales a la plaza y toreas como tú has soñado, cuando hay comunión con el toro y el público se rinde a tus pies. En ese momento, ¿tú qué piensas?
R. Yo creo que ni lo pienso. En ese momento, no lo estoy asimilando. Cuando te salen toros buenos, lo único que intentas es sacar todos tus conocimientos para cuajar la faena y dar tu cien por cien. Que no haya fisuras. La perfección en una faena no existe, eso es imposible, pero cuando te sale un toro así lo único que tienes en la cabeza es la obsesión de cuajarlo y cortar las orejas, pero tú en ese momento no estás pensando... no sé cómo explicarlo... ¿Te dejas llevar? ¿estás abandonado a todo? Sí, sí, sí. Eso es lo que nosotros llamamos la entrega, cuando llegas a un punto con el toro en el que tú lo tienes todo controlado. Entonces, ya te olvida del cuerpo, te olvidas de la muleta, te olvidas de todo.
P. Dejas incluso de pisar el suelo...
R. Claro. Te metes ya con el toro. Llega el momento en el que tú, fíjate lo que voy a decir, y no quiero que se me malinterpreten las palabras, llega un momento en el que estás tan entregado que te da lo mismo que te coja el toro. Cuando estás cuajando un toro... si tiene que pasar lo que tenga que pasar, que pase. Porque tú estás tan entregado al toro y el toro está tan entregado a ti, que esto la gente lo percibe, la gente sabe en ese momento que tú has tirado para delante y que te da lo mismo todo. La gente lo sabe. Y cuando tú estás así de entregado, hasta los toros te cogen menos, los toros lo notan. Yo creo que he llegado en muchos momentos a eso.
Al quite
Enrique me dice que cuando torea Rufo se oye el canto de los pájaros. Y el bufido del toro. Y la respiración del torero. En realidad, se escucha la Novena Sinfonía de Beethoven, ahora que se cumplen doscientos años. El Maestro es joven, pero tranquilo. Habla despacio y camina lento. Es torero desde que se baja del coche y saluda. El tiempo no es sólo física y metafísica. Es la esencia del toreo. Y Rufo controla el tiempo en sus manos. Cita al toro con el alma y dobla las muñecas en el más bello quite de la verónica. Se sabe privilegiado, pero como Eusebio dice, es la humildad en persona. Cuanto más grande eres, más chico has de hacerte. Buena educación de sus padres, a quienes venera. Tomás no se entiende sin Pepino, el pueblo que lo vio nacer. Es un gladiador al que los chiquillos se acercan para tocarlo. Reza a la Virgen y le cuenta sus cosas. Los toreros son de otro tiempo, otra época. Por eso hay que conservarlos como oro en paño. Son los herederos del Minotauro y los Sabios de Grecia. Tomás habla igual que torea… Claro, limpio, anticipándose al toro, cruzando sus caminos. Ha madurado como sólo el toro procura. Y obedece los mandatos. Cuando habla uno mayor, escucha. Conoció a Juli y quiere ser como él, marcar una época, fijar un estilo. La tarde cae en Alcurrucén y los pájaros callan al final de la faena. Se echa la vaca en la arena y la vida se va en un soplo. Tomás escribe la más bella sinfonía, la del silencio cuando el toro embiste en el pentagrama de su muleta. Música celestial.
Javier Ruiz
P. ¿Recuerdas alguna tarde así?
R. Sí, me acuerdo de una faena que no fue la perfecta ni la soñada por mí, pero que fue así. Una faena en Madrid en la que, haciendo un quite a un toro de Manzanares, me cogió por el cuello, me arrancó la camisa del corbatín y me partió un hueso de la mano izquierda, en la muñeca. Entré en la enfermería y no era capaz de mantener un vaso de agua. Pensé que no podía torear con la muleta. Me vendaron la mano y me dijeron que no podía torear con la mano izquierda. Pero salí a la plaza y en mi segundo toro, un toro bueno del Puerto de San Lorenzo, pensé: 'Que sea lo que Dios quiera'. Lancé la moneda y salió cara. Y ha sido de los mejores toros y de los días en que he sentido más unión entre la afición de Madrid y Tomás Rufo. Eso fue con ese toro y estaba aún físicamente a un 50 por ciento, porque no podía. Pero esa gente veía que, con la paliza que yo tenía, veía que me daba lo mismo todo y que yo estaba entregado. La gente eso lo percibe.
P. Y en esos momentos de entrega, ¿el miedo se pierde o siempre está ahí?
R. Se pierde, se pierde. Y yo, que soy un torero que pasa miedo como todos, el que diga lo contrario miente, lo paso muy mal los momentos previos a salir a la plaza. Y eso siempre lo tienes en la cabeza, pero yo siempre digo que no hay miedo al toro, hay miedo al fracaso. Hay miedo a defraudar a la gente. A la gente que te sigue. Miedo a una mala crítica, miedo a la decepción. Toreas un toro en Madrid con 24.000 personas en la plaza y cinco minutos antes de salir te quieres morir. No puedes explicar con palabras lo que sientes. Pero cuando ya sales, empiezas, pum, pum, pum y dejas de escuchar a la gente, te olvidas de que hay 24.000 personas viéndote y ya te dedicas en cuerpo y alma a hacer lo que sabes. Entonces, el miedo está pero llega un punto en el que el miedo se va.
"En los momentos de entrega, el miedo se pierde"
P. ¿Y la soledad? ¿te sientes solo en esos momentos?
R. A pesar de que estás rodeado de gente, sientes que hay un hombre solo con un animal delante. Uno sabe que está solo y que el que resuelve al final la papeleta eres tú. Yo puedo tener a un gran apoderado como tengo, puedo tener una gran cuadrilla como la que tengo, pero llega un momento en el que yo cojo la muleta con la mano izquierda y estoy solo con un toro. Y digo, aquí está la solución de mi vida. Si le pego diez naturales como debo, seguimos caminando y si no, retrocedemos. Eso es tan real como la vida misma. Pero yo nunca me he sentido solo, nunca. He sentido siempre mucho apoyo y luego creo que tengo gente alrededor que me transmite buenas vibraciones. Y eso en una plaza de toros se percibe.
P. ¿La gente que más te apoya es tu familia, o también Pepino, tu pueblo? Porque tú eres un ídolo en tu pueblo...
R. Desde luego, pero es gracioso porque yo en mi pueblo, y en todos lados, soy el tío más normal del mundo. La gente de mi pueblo no me ve como Tomás Rufo, como un matador de toros. Me ven como Tomasín, que es como me llaman. Un niño del pueblo que se ha criado aquí con todos. Con mis cosas, con mi familia que tiene vacas... Un tío normal y corriente, amigo de todos. Te puedo decir que no me llevo mal con nadie del pueblo y es cierto. Y la verdad es que, si puedo, siempre estaré en mi pueblo. O cerca. Y también digo que debo mucho a mi pueblo, siempre me han apoyado y siento que tengo una deuda pendiente con mi pueblo. Y es que en algún momento de mi carrera... torearé en mi pueblo otra vez. Donde fueron mis inicios, donde fue mi debut de becerrista. Volveré a torear. Estoy seguro. Y es algo que tengo yo, personalmente, que devolver a mi pueblo. Cien por cien, vamos.
P. Ahora llegaremos a Toledo, ¿pero torear en Talavera también es algo especial para tí? Una plaza en la que se guarda luto desde la muerte de Joselito.
R. Talavera es uno de los sitios emblemáticos de la tauromaquia. Para mí es muy especial y todos los compañeros con los que he hablado dicen lo mismo. Torear en Talavera es un privilegio por la historia que le acompaña a esta plaza. Y para mí también es muy especial porque, al igual que Pepino es mi pueblo, Talavera es mi ciudad. Yo he toreado en Talavera cinco o seis corridas de toros y ha habido cuatro con el cartel no hay billetes, es verdad que acompañado de figuras como El Juli, Morante, Talavante, Manzanares... Seis mil personas en la plaza, acabar el papel en mayo y volverlo a acabar en septiembre... eso significa mucho para mí. Eso significa que también soy un torero muy querido en mi ciudad y que tengo muchísimos partidarios.
"Mi exigencia es máxima cuando toreo en Toledo"
P. El 30 de mayo vas a compartir cartel con Morante y Roca Rey, ¿qué sensaciones tienes?
R. Los dos son máximas figuras y mandan en el toreo. Para mí es un privilegio. Soy una persona muy competitiva y siempre me gusta estar al lado de los mejores. Y ahí es donde yo doy el 200 por cien de lo que tengo con el objetivo de poder algún día estar en esa posición. Y luego está el hecho de que sea en el Corpus y en la plaza de Toledo, que para mí es una de las fechas más importantes del calendario en cada temporada. Siempre el Corpus es para mí un momento clave en Toledo y es muy especial. Agradezco mucho a la empresa que haya contado conmigo desde el primer momento.
P. Ya tienes experiencia en esta plaza y conoces a la afición
R. Si, ya es el tercer Corpus que toreo en mi carrera y espero estar a la altura de la importancia del acontecimiento. Lo vivo con muchísima ilusión y, además, matamos una corrida de Juan Pedro Domecq, que es una ganadería top en España. Creo que va a ser una gran tarde de toros, no cabe duda. Habrá una gran entrada, un entradón, y será una fantástica tarde de toros.
P. ¿Toreando en Toledo te sientes como en casa?
R. Aparte de que tengo muchos amigos en Toledo, siempre he notado durante las tardes que he toreado que la gente me espera. Que la gente está deseando que cuaje un toro. Toreé de novillero también y eso siempre lo he notado. Que a la mínima la gente está conmigo, me canta un olé, que está deseando que pase algo importante para decir que Tomás Rufo es un torero suyo. Porque, al final, Toledo también es mi casa. Y por eso, como he dicho antes, me lo tomo y lo afronto como uno de los compromisos más importantes de mi temporada.
P. Entonces, ¿vas a por todas?
R. Por supuesto, la exigencia para mí es máxima. Me ocurre igual cuando toreo en Talavera. Nunca bajo la guardia, sino al contrario, cuando yo toreo en Toledo o en Talavera, la exigencia para mí es muy grande porque yo estoy toreando ante mis paisanos, ante la gente que me ha empujado y me está apoyando, la gente que hace que hoy en día yo esté aquí. A ellos se lo debo y por eso tengo la mayor exigencia por mi parte.
P. ¿Cuáles son los referentes taurinos de Tomás Rufo, los que más te han influido?
R. Para mí, mi referente y mi ídolo, y he tenido la suerte de conocerlo mucho, ha sido y es El Juli. En mi habitación donde yo estudiaba, cuando era más pequeño, tengo un póster de El Juli. No sé ni de qué año sería, lo tengo ahí colgado, todavía sigue en la habitación. Mi sueño es llegar a ser como él. Y además he tenido la suerte de conocerlo personalmente, de tratarlo como estamos ahora mismo...
P. ¿Y cómo fue ese encuentro?
R. Yo no sabía ni cómo tratarlo, lo llamaba maestro y me quedaba como el que ve un fantasma, nada más que lo miraba y lo miraba y lo escuchaba. Por la educación que he recibido de mis padres, yo a las personas a las que admiro... ver, oír y callar. Y yo veía a El Juli y para mí era un ídolo. Y luego, además, ha sido una persona que me ha ayudado mucho en mi carrera. O sea, que para mí ha sido mi referente, aunque lógicamente ha habido muchos toreros a los que admiro y de los que he cogido cosas, por ejemplo José Tomás, o el mismo Joselito. Admiro a todas las figuras del toreo y de todas he visto cosas para trasladarlas a mi concepto, pero desde luego mi referente siempre ha sido El Juli.
P. Se habla de que los toreros tienen supersticiones. ¿Tú tienes las tuyas?
R. Muchas, muchas. Y luego las que voy cogiendo de otros.
P. ¿Alguna más especial que se pueda confesar?
R. Sí, bueno, tengo una. Y es que todos los días antes de marcharme de viaje voy a la Basílica del Prado de Talavera. Entro, rezo, enciendo unas velas y doy gracias. Siempre entramos a pedir, pero nunca damos, se nos olvida dar las gracias por todo lo que tenemos. Y me gusta dar las gracias. No solamente por lo que conseguimos profesionalmente, sino por lo bien que vivimos y por todos nosotros. Eso es algo que siempre hago, es quizá lo que más a rajatabla llevo, esté donde esté. Yo puedo salir de viaje, como, por ejemplo, he estado en México hace unas semanas y un rato antes de irme a Madrid para coger un vuelo, voy a Talavera y entro en la Basílica. Siempre lo hago, incluso muchos días sin tener que torear. Es una cosa importante para mí.
"Todos los días, antes de marcharme a torear, voy a la Basílica del Prado de Talavera"
P. ¿Eres muy creyente?
R. Sí, yo creo mucho. Creo mucho porque todo en esta vida pasa por algo. Y sé que todo lo bueno que hagamos va a tener una recompensa. Yo siempre he creído mucho. Mi familia también es muy creyente. Y creo que gran parte, casi todo lo que tengo, es gracias a Dios, ¿no? Porque Dios siempre ha estado en los momentos clave. Llámalo como quieras, pero eso para mí siempre ha sido claro. Rezo todos los días.
P. ¿Qué opinas de la decisión del ministro de Cultura de eliminar el Premio Nacional de Tauromaquia? ¿cómo vives ese mundo de los antitaurinos?
R. Creo que se ha equivocado y, además, ha tenido un efecto rebote. Ha habido una respuesta en contra de esa decisión y a favor de los toros... en Madrid, en Castilla-La Mancha con Emiliano García-Page. Nosotros debemos seguir hacia adelante y hay que decirle al ministro que, aunque él diga eso, nosotros seguimos adelante. Creo que ya estamos hasta las narices de este maltrato que se hace a los toros. Nosotros no nos metemos con nadie y, además, tenemos una profesión que es santo y seña de España, que es la tauromaquia. Hemos pasado por un momento malo, pero cada vez va más gente a los toros. Tú dime a mí si hay algún espectáculo en España en el que durante un mes, como ocurre en la Feria de San Isidro de Madrid, vayan todos los días 20.000 o 24.000 personas, un lunes, un martes, un miércoles, un jueves, todos los días, como ocurre con los toros. Y la gente trabajando y todos los días prácticamente lleno. A lo mejor, si pones al Real Madrid durante 25 días seguidos se llena el Bernabéu, pero dime otro espectáculo en el que eso ocurra.
P. ¿Qué les dirías a los políticos antitaurinos?
R. Yo no pido al ministro que apoye a los toros, pero sí que nos respete. Pido un respeto. Los toros son de mucho interés, dan de comer a muchísima gente. Mi familia vive del toro. No por mí, sino mi padre es carnicero y vive del toro también. Viven los carniceros, viven los empresarios, viven los agropecuarios, viven los acomodadores, viven los que ponen el bar en los toros. Los que venden las pipas, los ganaderos, los mayorales... Viven miles de personas. Entonces, lo único que hace estos políticos, cuando hacen estas cosas, es pegar palos a un avispero. Así que yo pido un respeto, es lo único que pido. ¿A usted no le gustan los toros? Fenomenal, no vaya. ¿No quiere ayudar con una subvención? Fenomenal, quítela y que lo aprovechen para dar ese dinero a otra cosa. Pero sí pedimos respeto.
P. En muchas plazas se están batiendo récords de espectadores. ¿Hay un renacimiento de los toros? ¿está volviendo la gente joven?
R. Claro, que está yendo mucha más gente a los toros. Y eso que los toros no son baratos, cuestan dinero, y cada año va más gente a los toros. Este año en Madrid había mil y pico abonados más. Y el interés por los toros se está notando también en muchos establecimientos, no sólo en la plaza. Yo creo que hay mucha más afición. Hubo un bajón y ahora de nuevo estamos subiendo. Las tardes de las figuras se llenan, pero también se están llenando las tardes con toreros menos taquilleros. Y eso es porque hay mucha afición y la gente tiene mucho interés. Y también los toreros están a un nivel de preparación. A mí como aficionado me gusta ir a una plaza de toros, y eso es importante, porque también los toreros dan motivos para que cada vez haya más afición.
"Yo no pido a un ministro que apoye los toros, pero sí que nos respete"
P. ¿Crees que dentro de cien años seguirá existiendo la fiesta de los toros?
R. Ojalá, pero es un plazo muy largo, no sabría que decirte. Pero si me preguntas si habrá toros dentro de 20, 30 o 40 años, estoy seguro de que sí. En las escuelas taurinas hay muchos chavales que quieren ser toreros, y cada año más. En mi pueblo, por ejemplo, no se juega al fútbol, los niños quieren torear. Yo he regalado unos pocos capotes y muletas, y juegan a los toros. Tú vas a un polideportivo y en vez de estar jugando al fútbol están jugando a los toros, a los encierros, a toreo de salón. Esto va para muchos años.
P. ¿Qué te parece la posición en defensa de los toros del presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page?
R. Ha tenido una buena reacción frente al ministro. He visto que quiere de verdad apoyar al mundo del toro y a cara descubierta. Decir, aquí estamos nosotros y no vamos a dejar de lado a los toros. Ni al mundo rural. El toro está ligado a la ganadería, al campo, y creo que Emiliano ha hecho lo que debía, es decir, ha dicho yo apoyo la fiesta, apoyo a los toros y apoyo a los profesionales. Así que chapó por él, que además también es un aficionado a los toros. A mí ha acudido a verme en varias ocasiones, en Toledo, en Talavera y hasta en Madrid. Y creo que es importante porque el apoyo político lo es. Nosotros en el mundo del toro, por mucha fuerza que creamos que tenemos, necesitamos de los políticos también. Como es lógico, ¿no? Sin su apoyo, al final, no somos nadie.
P. Los toreros sois descendientes de una historia y una liturgia que se remonta a 25 siglos y parece un milagro que se haya conservado en España, Francia y América. Decía Fernando Sánchez Dragó que los cinco mandamientos del toreo son parar, templar, mandar, ligar y cargar la suerte y que igual valen para el toreo que para la vida. ¿Tú también llevas esta filosofía a tu vida personal?
R. El toro te ayuda a tomar decisiones en la vida personal. Te da una educación que no te la dan ni en el colegio. Yo los valores del mundo del toro me los he llevado a mi vida personal. Y por duro que suene, con dieciséis, diecisiete años, tienes que tomar decisiones en las que el mundo del toro te ayuda. Te hace ver o te hace aprender que tú siendo un niño no eres un niño, ya eres un hombre. Y si tú vales para jugarte la vida, vales para tomar decisiones en tu vida. Para decir esto sí, esto no, ahora por aquí, ahora por allá. ¿No? Entonces... yo ahora esos mandamientos creo que los tengo también en mi vida personal.
"Page quiere de verdad apoyar al mundo del toro y lo hace a cara descubierta"
P. Sorprenden en una persona tan joven como tú dos valores que sobresalen en tu carácter: la madurez y la humildad. ¿Son valores que has aprendido de la tauromaquia, de tu familia o de tu propia forma de ser?
R. Yo creo que mi familia me ha dado una educación muy buena. Y yo soy así hoy por mi familia. Pero también soy así por lo que me ha tocado vivir en el mundo del toro. Cuando tú estás en la cima, no puedes reírte del mundo porque entonces el mundo te pega un golpe y vuelves abajo. Tú puedes tener lo más grande, estar en la cumbre, y no me refiero al dinero, sino al reconocimiento profesional, a que la gente te admire, y ahí es cuando más humilde tienes que ser. La gente admira a las personas que son así. Yo siempre lo he dicho. Admiro mucho a la gente que tiene todo en su vida. Que tiene salud, que tiene una buena familia, que tiene dinero, que tiene muchas cosas, y es la más humilde del mundo. Y te da su camisa para que te la pongas tú. Yo a esa gente la admiro de verdad. Eso no impide que tú tengas claro que eres bueno, pero no tonto, pero yo soy así. Y tendré más el día de mañana o tendré menos. Pero yo voy a seguir siendo así. A los que quieren ser toreros yo les diría que viesen un documental sobre Espartaco para que vean a una persona que ha conseguido profesionalmente todo lo que se puede conseguir y es amigo de todo el mundo. Y es muy buena gente y todo el mundo le tiene cariño. Lo admiro como torero y como persona, y se me queda corto todo lo que pueda decir. Y ese es el ejemplo de persona que a mí me gustaría ser. Y creo que es como soy.
P. Recientemente, has estado en México, la primera vez que llegas a América. ¿Cómo ha sido esa experiencia?
R. Muy buena. Era mi primera vez en México. Mi debut en Aguascalientes. Pude cortar una oreja al segundo torero de mi lote. Las acciones fueron buenísimas. Y luego el trato que tuve por la afición mexicana. Por los ganaderos. Estuve en varios sitios. Estuve tentando en Casa de Teófilo. En la ganadería de Arroyo Zarco. Y una gente buenísima. Me han tratado fenomenal. Han sido pocos días. Pero lo he disfrutado mucho. La verdad es que creo que se ha dejado una buena carta de presentación. Y volveremos. Volveremos pronto. Creo que repetiremos, si Dios quiere, en Aguascalientes. Y ojalá que esto me sirva para confirmar en México, que es un sueño mío. Ojalá con un cartel fuerte. Una fecha buena. Y ver esa plaza, en la que entran unas 45.000 personas, con mucha gente. Ojalá llena. Pero creo que ha sido una buena carta de presentación para poder conseguirlo.
P. El toro al final siempre te coloca en tu sitio...
R. Total, siempre te coloca en tu sitio. Yo lo he visto. Y creo que hasta lo he podido vivir en mis propias carnes. El toro es lo más justo. A veces no te lo parece, pero no te preocupes que llegará. Cuando tú no estás realmente metido, no te preocupes, que llega un toro y te frena el seco. Y te dice. No, mira. Lo que estás haciendo nada. A mí me ha pasado. En momentos que tú te crees que eres un fenómeno, que vienes de triunfar aquí, allí, allí. Y dices. Bueno, ya, hoy porque no entrene, no pasa nada. Fíjate. Si sé que voy a ir y voy a cortar las orejas, pero ese día llegas a la plaza y, por lo que sea, tú no estás realmente metido en lo que tienes que estar. Te sale un toro con ciertas complicaciones y todo se te vuelve en contra, incluida la prensa y la afición. Y te preguntas: ¿Qué ha pasado? ¿Qué ha pasado? Si yo pensaba... Pero lo que ha pasado es que el toro te ha puesto en tu sitio. Al toro nunca hay que perderle el respeto. Nunca. Y sobre todo a la profesión. Porque la profesión requiere un sacrificio y una dedicación, de lo contrario no funciona.