Los absueltos por asesinato a un camionero de Albacete no se libran de ir a la cárcel
La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Albacete ha absuelto a los tres acusados del asesinato de un camionero en Caudete en 2014, aunque condena a dos de ellos a cinco años de prisión y un día de cárcel y al tercero a cuatro años y medio y un día de cárcel al considerarles culpables de los delitos de robo, daños y encubrimiento, atendiendo al veredicto que emitió el tribunal de jurado tras el juicio.
Los otros dos procesados --eran cinco encausados inicialmente-- fueron absueltos por el magistrado-presidente tras el juicio, al considerar que no quedaba probado que hubieran cometido el crimen.
La sentencia, a la que ha tenido acceso Europa Press, y que tiene posibilidad de ser recurrida, recoge, como argumento para la absolución de los dos acusados, que la única prueba incriminatoria hacia ellos era la declaración de otros dos de los tres acusados en el juicio.
Declaración, explica la sentencia, que no pudo someterse a contradicción porque no respondieron a las preguntas de los abogados defensores de los dos acusados a los que incriminaban, y por tanto no pudieron defenderse.
El resultado, considera el magistrado-presidente en el fallo de la sentencia, es "la inexistencia de prueba de cargo válida para que fuera examinada por el Jurado en su deliberación".
La sentencia recoge, como hechos probados, que los tres condenados se pusieron de acuerdo para robar al camionero una cantidad iba a transportar en su camión y que calculaban que estaría entre los 100.000 y 200.000 euros.
Uno de los condenados fue quien ideó, planificó y preparó el plan, y buscó después al resto de personas que intervinieron en los hechos delictivos, además de determinar de qué se encargaría cada uno.
El día de los hechos, el 28 de noviembre de 2014, se procuraron de dos vehículos para seguir al camión y detenerlo en la carretera, haciéndose pasar por agentes de Guardia Civil.
El cometido de uno de los condenados era conseguir uno de los dos vehículos, que alquiló en Gandía a través de otra persona, y, una vez detenido el camión, hacerse pasar por guardia civil para dirigir el tráfico y evitar que nadie mirara lo que hacían. La sentencia señala que era consciente de que el plan consistía también en amedrentar y usar la fuerza con el camionero, pero no con armas.
El cometido de otro de los condenados era, mientras el camionero era retenido por otros miembros del grupo, buscar el dinero en el camión. El también era consciente del uso del amedrantamiento, pero sin armas.
El día de los hechos, mientras desempeñaban sus cometidos, los condenados oyeron unos disparos y comprobaron que la víctima yacía en el suelo, por lo que se marcharon con el resto del grupo, y se dirigieron al domicilio del tercer condenado, con el dinero que sustrajeron y un móvil que se llevaron.
Se deshicieron de todo lo que pudieran incriminarles como armas, teléfonos o prendas, tirando el arma de fuego a un río y el cuchillo a un contenedor de basuras, además de quemar uno de los vehículos usados.
Los condenados, aunque la sentencia dice que no participaron en la muerte del camionero, ocultaron e inutilizaron las armas, el vehículo y demás instrumentos utilizados.