Interesantes hallazgos prehistóricos en las excavaciones del Valle de Altomira
Este 2018 se cumplen seis años desde que el equipo de Ares Arqueología y Patrimonio Cultural está investigando sobre el terreno del conquense Valle de Altomira (compartido por las localidades de Garcinarro, Mazarulleque y Jabalera), dejando constancia de que se trata de uno de los parajes más excepcionales del país para analizar distintos periodos de la prehistoria desde hace un millón de años y hasta la Edad de Bronce Inicial, hace 4.000 años.
Este equipo, formado por los arqueólogos Santiago David Domínguez Solera y Míchel Muñoz, están inmersos en su proyecto para estudiar el Paleolítico Inferior y Medio, y a lo largo de seis ejercicios de prospecciones han recuperado cientos de instrumentos de piedra elaborados por el 'Homo antecessor', el 'Homo hedelbergensis' y los neandertales.
El propio Domínguez Solera explica a Europa Press que durante las prospecciones en busca de piezas del Paleolítico más antiguo, también se fueron encontrando restos del Paleolítico Superior, el Neolítico, el Calcolítico y la Edad del Bronce.
Por ello, decidieron iniciar en Valle de Altomira otro proyecto de investigación, promovido y animado por el Ayuntamiento, cuya corporativa municipal viene apostando en los últimos años a través de programas de estudio y puesta en valor de su Patrimonio como recurso económico, turístico y cultural.
En el contexto del proyecto de investigación denominado 'Más allá de Verdelpino', programa de trabajo de Arqueología del Paisaje que abarca distintas áreas de la Provincia de Cuenca, se ha explorado el terreno de Valle de Altomira para analizar decenas de yacimientos conocidos o descubiertos ahora en los que se lee la forma de vida de los últimos grupos cazadores y recolectores nómadas que durante el Neolítico y el Calcolítico empezaron a territorializarse, apropiándose del terreno, construyendo paulatinamente los primeros poblados estables y, finalmente, fortificándolos en castros durante el Bronce Inicial hace alrededor de 4.000 años.
También han excavado el yacimiento de Barranco de los Degollados, en principio un abrigo ocupado esporádicamente por esas comunidades nómadas y finalmente transformado en pequeño poblado en altura. Se han realizado diferentes pruebas de Carbono 14 que corroboran esta interpretación, tal y como argumenta Domínguez Solera.
"Valle de Altomira nos ofrece la grandísima oportunidad de poder estudiar y comparar en un mismo entorno y sin interrupciones la actividad humana desde hace un millón de años hasta el final de la Prehistoria. Saber dónde y cómo se vivía y actuaba en unos momentos y otros y cómo, finalmente, aquellos nómadas se terminaron apropiando hace 4.000 años de la tierra en la que vivían para establecerse territorialmente, iniciando una nueva etapa", ha detallado.
Se da el caso de que en muy pocos lugares ocurre esto a nivel mundial, por lo que Domínguez Solera llama a "aprovechar esta excepcional oportunidad de asomarse por esta irrepetible ventana a la Prehistoria".
"Aprender de los últimos hombres y mujeres cazadores y recolectores que quedan hoy es una prioridad. Son los que realmente nos pueden enseñar a los investigadores cómo eran la gente de similar cultura que vivió, por ejemplo, en Valle de Altomira al final de la Prehistoria", afirma el arqueólogo, que en los últimos años ha dedicado gran parte de su trabajo a estudiar poblados de cazadores-recolectores aún vigentes como los Inuit en Groenlandia o los Ayoreo del Chacho paraguayo.