FOTOGALERÍA | El fervor y la solemnidad impregnan la procesión del silencio de Pastrana
Pastrana siempre cuida con detalle sus tradiciones. Pero si hubiera que elegir dos momentos, por su especial intensidad, brillantez y solemnidad, serían el sábado del Festival Ducal, en el que el pueblo entero reivindica su memoria, y el día de Viernes Santo, en el que los fieles, y las hermandades, salen a la calle ataviadas con sus trajes distintivos, en el Vía Crucis y posterior procesión del Santo Entierro o del Silencio.
En la pasada madrugada, a partir de las 4:30 horas, tenía lugar la célebre procesión de la subida al Monte Calvario que domina, con su ermita y sus cipreses, la Villa Ducal. El Vía Crucis tiene un recorrido de aproximadamente tres kilómetros, de fuerte desnivel, que los pastraneros engalanan e iluminan especialmente para la Semana Santa.
Los costaleros portaban a hombros la imagen del Jesús de Nazareno, una talla del siglo XVI que se guarda en el Convento de San José, de monjas de clausura. Es, sin lugar a dudas, la que los pastraneros veneran con más fervor. No en vano, la salvaron de la quema durante la Guerra Civil, protegiéndola con sus propias vidas, y escondiéndola en el Ayuntamiento.
La procesión del silencio
En la misma tarde de Viernes Santo, a las 20:30 horas, e igualmente con amenaza de lluvia, con viento y frío, tenían lugar los oficios de la muerte de Jesús en la Colegiata y, a continuación, la procesión del 'Santo Entierro', o del 'Silencio'.
Los hermanos cofrades de la 'Hermandad del Santo Entierro y de Nuestra Señora de la Soledad' portaron a hombros las imágenes del Sepulcro y de la Virgen de la Soledad. Desde hace quince años, el Santo Sepulcro lo llevan a hombros un grupo de ocho pastraneros, que se van alternando y que salen de la Iglesia Colegiata descalzos. Igualmente la Virgen de la Soledad la llevaron otros tantos cofrades.