El brutal testimonio de los dos agentes que se toparon con el atraco al Mercadona de Yuncos
Román David Gómez, el agente de la Guardia Civil que resultó herido de bala y finalmente quedó en silla de ruedas durante un atraco cometido en un supermercado de Yuncos (Toledo) en octubre de 2013, ha afirmado este jueves que la intención que llevaba el individuo que le disparó "sin advertencias" era la de quitarle "de en medio".
"Me apuntó con un arma en la cabeza, pasaron tres segundos" y "sin media palabra" disparó, ha declarado Román Gómez en la tercera sesión del juicio contra siete acusados que se celebra en la Audiencia Provincial de Toledo, donde ha señalado que esta persona no dejaba de apuntarle en la cabeza y que no le dio "tiempo a reaccionar".
Según ha relatado, el día de los hechos estaba de servicio con su compañera por la zona cuando un señor les comentó que había visto por las inmediaciones a tres personas dentro de un coche "con máscaras", suceso que le había resultado "sospechoso", y que propició que los agentes en su busca llegaran hasta las puertas del supermercado, donde vieron aparcado "en la misma puerta" el vehículo que les habían comentado.
Román David ha indicado que aparcaron, bajó del vehículo policial y se acercó a la puerta del supermercado. Aunque el reflejo de la cristalera no le dejaba ver "lo que pasaba dentro", ni oyeron gritos, sí notó que había "barullo", por lo que solicitó a su compañera que pidiera refuerzos.
En ese momento vio salir a tres personas "con dos bolsas en cada mano" de frente. "El primero resbaló al verme y el segundo, que llevaba una gorra oscura, apartó con la mano al primero, soltó las bolsas y me apuntó con un arma en la cabeza" y disparó sin darle tiempo de reacción.
"Fue un disparo solo, me impactó en el cuello y salió por el costado derecho", ha relatado, dejándole el impacto de espaldas a los atracadores, "casi inconsciente" y en el suelo, desde donde escuchó "más detonaciones".
Román David, que ya no sigue en el cuerpo, ha comentado que aunque tiene lo ocurrido "bastante asumido" lo pasó "muy mal, fatal" y a consecuencia de los hechos le cambió la vida "totalmente". Tras su declaración, en declaraciones a los medios ha reconocido que aunque el hecho de estar cerca de los acusados le ha puesto "un poco incómodo" ha afrontado su declaración "tranquilo".
"Me dio mala espina"
Por videoconferencia ha declarado su compañera, que ha indicado que cuando llegaron al supermercado y vieron el vehículo en la puerta de entrada "con la puerta del conductor entreabierta y nadie en su interior" y avistó a un señor "con un gorro de lana" pese a que ese día hacía mucho calor, le dijo a su compañero que no saliera del vehículo y no se bajara y esperasen a pedir apoyo porque no le "gustaba el tema".
"Algo no me cuadraba", ha insistido la entonces agente de la Guardia Civil --incapacitada permanentemente para ejercer sus labores en el Cuerpo a consecuencia de estos hechos--, que ha reiterado que la situación que encontraron al llegar le dio "mala espina", aunque en ningún momento se llegaron a plantear que estuviera ocurriendo un atraco dentro de la superficie comercial, porque de lo contrario su compañero no se hubiera bajado del vehículo "sin chaleco ni con el arma enfundada".
La agente ha precisado que Román David Gómez "hizo caso omiso" a sus advertencias y se bajó del coche para acercarse a la entrada. En su opinión, él consideró que era una comprobación rutinaria más, "no le dio importancia". A continuación vio cómo él, al acercarse a la acera caía al suelo y dos personas salían disparándole a ella "a saco" sin darle tiempo a sacar su arma.
Estos hechos la dejaron "paralizada" dentro del vehículo de la Guardia Civil, llegando a notar una presión en el pecho tan fuerte que pensó que le habían disparado, aunque "desesperada" por ayudar a su compañero, desplomándose --según ha comentado-- cuando se lo llevó la ambulancia. Ella fue trasladada a un centro médico, y diagnosticada de estrés postraumático, no llegando a ser ya "la misma", ha admitido.
Siete acusados en el banquillo
Siete acusados se sientan en el banquillo por este atraco para quienes el Ministerio Fiscal pide un total de 191 años y 3 meses de cárcel, en penas que oscilan entre los 54 años y 10 meses y los cuatro años y medio.
A los tres acusados que más participación tuvieron en el atraco se les piden penas superiores a los 50 años de cárcel por los delitos de robo con intimidación, dos asesinatos en grado de tentativa contra dos agentes de la Guardia Civil, daños por incendio, tenencia ilícita de armas, falsedad documental y pertenencia a organización criminal. Uno de ellos reconoce el intento de robo y la tenencia de armas, pero niega el resto de delitos. Los otros dos niegan su participación en todos ellos.
Para los otro cuatro participantes piden penas de entre cuatro años y medio y ocho años y nueve meses, imputándoles únicamente delitos de pertenencia a organización criminal, depósito y tenencia ilícita de armas y robo con intimidación en grado de tentativa. Dos de ellos niegan los cuatro delitos, uno reconoce el intento de robo --producido varios meses después de este-- y un cuarto la tenencia de armas.