Estos paquetes no son lo que parecen: la Policía lo descubrió desde Magán (Toledo)
La Policía Nacional ha detenido en Madrid a los tres integrantes de una banda que introducía cocaína en nuestro país desde Ecuador impregnándola en pintura a través de envíos postales, que luego extraían en un laboratorio clandestino que servía también como punto de venta de droga.
A finales del pasado año comenzaron las pesquisas en el municipio de Magán (Toledo), donde se instalaron varios individuos de origen sudamericano con la presunta finalidad de importar, extraer, fabricar y distribuir cocaína.
Este grupo formaba parte de un complejo entramado criminal dedicado, presuntamente, a introducir en nuestro país la sustancia estupefaciente a través de envíos de paquetería desde Ecuador.
Ocultaban la droga mediante el método de la impregnación o disolución de la cocaína, mediante un proceso químico, en otras sustancias o líquidos -como la pintura-, haciendo imposible la detección de la droga con los reactivos comunes.
Uno de los principales responsables del grupo, de origen dominicano afincado en Madrid, era el encargado de recibir la droga que llegaba en paquetes postales y de llevar a cabo la extracción de la cocaína mediante procesos químicos y precursores que, posteriormente, fueron intervenidos en el registro de su domicilio.
Con el avance de las pesquisas, los agentes interceptaron un paquete, procedente de Ecuador y cuyo destino final era Madrid, con 24.267 gramos de pintura roja en su interior. Tras aplicarle los reactivos comunes no se detectó ninguna droga, si bien al someterla a los procesos químicos oportunos se observó que contenía 3.255 gramos de cocaína.
A finales del pasado mes de abril, los agentes detuvieron al principal investigado y realizaron el registro de su domicilio.
Los policías intervinieron 300 gramos de cocaína ya dispuesta para su distribución en varias tabletas, 640 gramos de sustancia de corte y 1,9 litros de precursores químicos -hexano, acetona y disolventes, entre otros-.
Ese domicilio era un laboratorio clandestino con numerosos útiles donde se extraía la pasta, base de cocaína, de la sustancia en la que se encontraba oculta, se fabricaba el clorhidrato de cocaína dispuesto para el consumo y se cortaba la droga con el fin de aumentar la cantidad de sustancia, así como los beneficios económicos.
En ese punto también aprehendieron una prensa hidráulica, cuatro básculas de pesaje de diferentes tamaños y los moldes de hierro utilizados para elaborar los paquetes o placas de cocaína que posteriormente distribuían.
Los agentes detuvieron a otros dos individuos por su participación en los hechos. Uno de ellos era el trabajador de la empresa a través de la cual se importó el paquete intervenido procedente de Ecuador.
Para la Policía Nacional, la desarticulación de este grupo ha permitido eliminar una de las vías de entrada de cocaína en nuestro país.