El arzobispo de Toledo hace un alegato del amor frente al placer
El arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez, ha abogado por abordar "el desafío" de la educación sexual con una perspectiva en la que esta se entienda "para el amor" sin que quede reducida solamente "al placer" como "único objeto".
Así lo expresa en la Carta Pastoral 'Educar: Arte y aventura' para el curso 2017-2018, que ha sido presentada este sábado en la Jornada Diocesana de Inicio de Curso, que ha congregado a más de seiscientos participantes, tal y como ha informado el Arzobispado en nota de prensa.
"Nuestras instituciones educativas diocesanas, en la medida de sus posibilidades y con el apoyo de los padres católicos y otros educadores, deben asumir el desafío de la educación sexual, lejos de la banalidad y el empobrecimiento antropológico con que es tratado en nuestra época", ha afirmado.
Ahora bien, ha asegurado el primado toledano, esta educación sexual "solo puede entenderse en una educación para el amor, para la donación mutua". "No se trata de simple información, sino de enseñar a amar".
Por ello, está de acuerdo en "utilizar un lenguaje nuevo, que haga justicia al sentido esponsal y espiritual del cuerpo, y que sea más adecuado a la hora de presentar a los niños y adolescentes el tema de la sexualidad, es cada vez más urgente".
"El gran problema de nuestra sociedad, en este sentido, es que reduce el afecto y la sexualidad al único objeto del placer y se desfigura nuestra capacidad de amar. En esta situación, preparar a la siguiente generación para un don de sí íntegro y generoso que se expresará, después de un compromiso público, en la entrega de los cuerpos, es responsabilidad de toda la comunidad cristiana y diocesana, sobre todo de los padres", ha aseverado.
Educación católica
Desde su punto de vista, la cultura y educación católica "es muy necesaria, precisamente en ese diálogo entre católicos y los partidarios de la laicidad de la sociedad, e incluso entre católicos y laicistas".
"La legitimidad de la educación católica es evidente y hemos de ejercerla y defenderla incluso por la buena salud de la sociedad plural en la que estamos", ha señalado Braulio Rodríguez.
Se centra en la labor de los colegios diocesanos, que "no sólo han de ofrecer una enseñanza de calidad, sino una enseñanza católica", ya que esta "ha de sentirse en todos los ámbitos de la enseñanza y afecta también a los profesores, cuya identidad católica ha de ser real".
Papel del Estado
En este punto, ha hecho referencia a "la falta de conciencia de una sociedad civil, débil y poco apoyada", que a su modo de ver "es lo que está dando espacio a un estatalismo creciente, que se está instalando en nuestro país".
"El papel del Estado es necesario, pero debe ser subsidiario, sin desconfiar en la iniciativa social, dando el protagonismo y la responsabilidad a aquellas personas y realidades intermedias que se han mostrado capaces de realizar eficazmente un servicio al bien común", ha expresado el arzobispo.
Cree Rodríguez que "en este momento delicado de la educación, es muy serio e importante seguir de cerca la actuación del Estado en el futuro inmediato, pues influirá en la educación de los más pequeños de nuestra sociedad".
En este sentido, entiende que "lo público no puede ser entendido como un espacio neutral, como si de una campana de vacío se tratara, y en el que no cupieran ni creencias, ni convicciones morales y sus motivaciones, ni siquiera valores o formas de comprender la vida".
Así pues, añade, "la separación Iglesia-Estado ha de salvaguardar a cada ciudadano contra la amenaza que todo Estado totalitario puede ejercer sobre la libertad de conciencia, de opinión y de pensamiento, porque frena la pretensión del poder político a su sacralización".