Entrañable homenaje al recordado Bartolomé Nicolau en el colegio de Talavera que lleva su nombre

Este viernes ha tenido lugar un acto-homenaje a Bartolomé Nicolau en el colegio público de Talavera de la Reina que lleva su nombre, y al que han asistido la consejera de Fomento de la Junta de Comunidades, Agustina García Élez, y la concejala de Cultura del ayuntamiento talaverano, María Ángeles Núñez Caro, además de la dirección del centro y familiares del recordado Nicolau Rami.

La presentación del acto ha corrido a cargo de la directora del colegio, Tamara Viedma Martín, mientras que la laudatio la han hacho los dos nietos mayores de Bartolomé Nicolau: Enrique y Mari Carmen Luengo Nicolau. El conocido historiador Juan Nicolau, hijo del homenajeado, ha pronunciado una extraordinaria lección magistral con el título "La Rosa de Talavera". Por su parte, Joaquín Espinosa Aravaca, ha recordado el "viejo colegio de Nuestra Señora del Carmen de Plaza Aravaca". Finalmente ha intervenido la consejera de Fomento.

En este mismo acto se ha inaugurado la exposición de los trabajos realizados durante la semana cultural "Patillas y Pinceles para la Biodiversidad del Nicolau: El Lince Ibérico", se han intercambiado obsequios la famila y el centro y ha actuado el grupo folklórico Emilio Morán, de la Puerta de Cuartos de Talavera.
 
En su alocución, Enrique Luengo ha recordado la gran figura que fue su abuelo, un tipo de persona que parece de otros tiempos: "Mi abuelo tuvo doce hijos de los que sacó adelante a diez. Tuvo que pluriemplearse para sacarlos adelante a todos y darles una carrera, por lo que fue distinguido honoríficamente. fue director de colegio, cajero del ayuntamiento de Talavera, representante farmacéutico, tenía el periódico La Voz de Talavera, era representante de los viviros Castilla y tenía una huerta en arriendo que era una de las mayores distracciones que teníamos todos. De todas estas tareas quizás fue la huerta uno de los que menos dinero le daba pero que más disfrutábamos todos. Los paseos por la huerta, a coger frutos o las numerosas flores plantadas en arriates, al borde de los caminos principales, era algo de lo que disfrutaba toda la familia".

No cabe duda de que ese amor de Bartolomé Nicolau a la naturaleza la transmitió a hijos y nietos por lo que puede comprobarse viendo las profesiones y aficiones de todos ellos.