Antonio Santos, el cura más longevo de la diócesis de Albacete cumple cien años
El sacerdote Antonio Pascual celebra este domingo su cumpleaños, que esta vez será muy especial al alcanzar los 100 años de edad. Es el sacerdote más longevo de la diócesis. Lo celebrará en la eucaristía de 12 del mediodía en la parroquia de Santa Catalina de su pueblo, Caudete (Albacete).
Don Antonio se formó en el Seminario de Orihuela, a la que pertenecía Caudete en esos momentos. Se ordenó en Badajoz el 1944. Después de ordenarse pasó a Granja de Rocamora (Alicante), pero en ese momento lo llamaron para hacer la mili y acabó en Ceuta, desde donde pasó al Hospital Militar de Alicante. Estuvo también en Monóvar y Caudete y acabó finalmente en Bonete, donde pasó 26 años.
Al sufrir un infarto, sus hermanas pidieron llevárselo a Caudete y sigue desde entonces en esta localidad albaceteña, oficiando misa a diario y dando la comunión a los enfermos hasta hace muy pocos años.
Don Antonio tuvo cinco hermanos más, pero ahora sólo queda Josefina, algo más joven que él. Su padre, fue fusilado a los 56 años en los Alhorines, el 24 de agosto de 1936, junto a otras nueve personas, entre las que estaba el sacerdote Joaquín Carpena Agulló.
Luis Torres, párroco carmelita, ha escrito lo siguiente con motivo de la onomástica de Don Antonio:
"Quiero con vosotros dar gracias a Dios. De él nos viene todo don: también nos vino el don de este presbítero, que acogió la llamada del Señor para vivir la vida sacerdotal, siendo testigo del Evangelio con su palabra y sus obras, y que vive con desvelo y con entusiasmo los gozos y las inquietudes pastorales de nuestra Iglesia.
Gracias a todos los que en su vida le ofrecisteis vuestra cercanía, ayuda y afecto. Gracias a vosotros, sus familiares. Gracias a su hermana Josefina, a las que le cuidan con todo esmero y cariño.
Agradezco a todos vuestra presencia, signo de vuestra consideración hacia nuestro hermano, y manifestación de vuestra comunión en la fe y en la esperanza.
A la pregunta crítica de qué hace la Iglesia por el mundo, nos recordaba el Papa Benedicto XVI la respuesta justa y cierta: “Le ha entregado a Dios”.
Dar al mundo el don de Dios es algo que está en la génesis de toda vocación sacerdotal y constituye la clave de la consagración de vida. Seguir a Jesucristo sólo es posible cuando se ha conocido el don de Dios y uno quiere entregar la vida dando el don preciado que ha encontrado, por el cual merece la pena perderlo todo.
Darlo todo a manos llenas dando a los demás el don que uno ha recibido, ha sido la larga vida de Don Antonio.
San Pablo, que todo lo dejó por Cristo, nos recuerda que nada es comparable al conocimiento de Cristo, por el cual uno resta valor a cualquiera otra cosa, porque todo es basura comparado con el conocimiento de Cristo que es puro amor de Dios (cf. Fil 3,8).
Que el Señor le bendiga con abundancia".