Espectacular ruta de 140 kilómetros por la provincia de Toledo para seguir las huellas del reino visigodo
Las huellas del reino visigodo se pueden rastrear en la provincia de Toledo a través de una ruta que abarca 140 kilómetros e incluye importantes hitos en enclaves como Melque, Guarrazar, Arisgotas y la propia ciudad de Toledo. Esta ruta puede iniciarse en la capital de Castilla-La Mancha, una ciudad que a mediados del siglo VI se convirtió en el centro neurálgico del poder político, administrativo y eclesiástico del esplendoroso reino visigodo.
En Toledo los elementos mejor conservados son los de la Vega Baja, con dependencias palaciegas e intervenciones de estas esculturas en las instalaciones del entorno amurallado de la ciudad, algo que ha permitido poner en discusión procesos de la historia de la arquitectura del arte en España. Asimismo, el Museo de los Concilios y la Cultura Visigoda reúne muestras arqueológicas, pinturas o piezas de ajuar de entre los siglos VI al VIII hallados en la provincia.
En cuanto a un conjunto arquitectónico, este año se conmemora el 50 aniversario de la adquisición de Santa María de Melque, en San Martín de Montalbán, por parte de la Diputación Provincial. El complejo incluye una iglesia visigoda fechada a finales del siglo VII y que formaba parte de un monasterio del que aún quedan restos. La guía local de este conjunto histórico, Silvia Sánchez, ha destacado a Efe la importancia de uno de los restos mejor conservados de la etapa visigoda.
"Melque esta incluida en dos itinerarios desde que hace trece años fuera abierta al público y dispone de un centro de interpretación con paneles que informan de su construcción, así como de las etapas por las que fue pasando, desde la época visigoda, el islam, la reconquista y la posterior decadencia hasta nuestros días", ha enumerado.
Siguiendo en la provincia de Toledo, es muy significativo el enclave de Guarrazar, en Guadamur, donde se encontraron a mediados del siglo XIX los espléndidos tesoros visigodos (las coronas y cruces que se conservan en el Museo Arqueológico Nacional y en el Museo de Cluny de París).
En Guarrazar hay un templo con instalaciones monásticas alrededor que está en proceso de investigación pero que ya se puede visitar gracias al esfuerzo de Juan Manuel Rojas, el arqueólogo que lo gestiona con el apoyo del Ayuntamiento de Guadamur, y que ha explicado a Efe algunas singularidades de este yacimiento que fue declarado Bien de Interés Cultural en 2016. Julio Porres, miembro de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, ha resaltado a Efe el "esfuerzo de las instituciones para recuperar el valor patrimonial que el testimonio arqueológico y literario tiene la historia del pasado de la capital regional en esta etapa".
También la comarca de Los Montes de Toledo es rica en presencia visigoda, con una ruta que se inicia en Sonseca y continúa en Casalgordo, a unos 4 kilómetros, donde se puede visitar el templo parroquial de la Iglesia de la Asunción, un edificio con planta de cruz latina, un magnífico artesonado y una serena torre de estilo renacentista.
Otro elemento destacado de la provincia es el conjunto de los Hitos, en Orgaz, donde está el templo de San Pedro de la Mata, en la pedanía de Arisgotas. Esta antigua iglesia paleocristiana es uno de los ochenta monumentos visigodos conocidos en España y declarados monumentos histórico-artísticos, y la Diputación de Toledo trabaja en una guía didáctica del conjunto que facilite su comprensión.
Aunque existen más restos visigodos en la provincia de Toledo, los citados constituyen un paquete turístico que puede dar pie a rutas interesantes sobre el reino visigodo. "Los Hitos era un palacio o un pabellón de caza, seguramente; Melque era un monasterio con un templo magnífico, y es el mejor conservado; Guadamur, aún en proceso de investigación deja entrever el hallazgo asociado a las coronas de Guarrazar, un tesoro de la historia del arte mundial", ha subrayado el académico Porres, que también es adjunto al área cultural de la Diputación.
Todos estos enclaves están abiertos al público durante todo el año y son totalmente gratuitos, e integran una ruta de unos 140 kilómetros de extensión, aproximadamente, que se pueden cubrir en una jornada completa con parada para comer, por ejemplo, en Melque o Guarrazar, que tienen espacios acondicionados para ello. Las dos estaciones más recomendables para realizar estas visitas y disfrutar de estos elementos únicos que aglutinan belleza y valor histórico son el otoño y la primavera.