Una exposición de Manuel Fisac recorrerá toda Castilla-La Mancha
La sede del Colegio de Arquitectos de Castilla-La Mancha en Ciudad Real, acoge hasta el 26 de abril una importante exposición del afamado arquitecto daimieleño Miguel Fisac, donde se muestra la obra fundamental de este autor de destacado prestigio internacional. En la misma se recorre en cuatro apartados sus obras más destacadas en equipamiento, en los espacios religiosos, la investigación y la industria y la vivienda y el urbanismo.
Realizada con fondos propios de la Fundación Fisac, la componen planos, bocetos y fotografías impresas en Dibond o en fotografías originales enmarcadas, de las obras y de las maquetas, acompañadas por maqueta del Instituto Laboral de Daimiel y dos sillas originales procedentes de su despacho en Madrid. Su montaje ha corrido a cargo de Ismael de Gregorio, Teodoro Sánchez-Migallón y Diego Peris Sánchez.
El objetivo de la demarcación ciudadrealeña del Colegio de Arquitectos, que preside Sánchez-Migallón, es que una vez clausurada en el actual emplazamiento recorra los principales ayuntamientos de la provincia, y posteriormente será expuesta en toda nuestra Comunidad Autónoma a través de las sedes del Colegio de Arquitectos de Castilla-La Mancha.
El visitante que se aproxime a esta muestra podrá conocer el Instituto laboral Daimiel, hoy Centro del Agua, 1951; Laboratorios Jorba; La Pagoda, Madrid, 1965; de la Casa de Cultura de Cuenca, 1957; del Convento de Dominicos Arcas Reales, en Valladolid, 1952; de la Iglesia de Santa Ana de Moratalaz, 1965; de la Iglesia del Teologado de Dominicos, en Alcobendas, 1955; el Instituto Cajal de Madrid, 1951; Centro de Estudios Hidrográficos, Madrid, 1961; Bodegas San Patricio-Garvey, Jerez de la Frontera, 1968; el Edificio de las oficinas Seat, Barcelona, 1960; la Vivienda-estudio Fisac en Cerro del Aire Madrid, 1956; la Vivienda Pascual Zurita, Madrid, 1973 y la Vivienda G. Berguesse, Málaga, 1961.
Miguel Fisac se trasladó a Madrid para estudiar arquitectura. Nunca se sintió atraído por el funcionalismo, a pesar de que sus maestros participaban de esta corriente. Para él, el racionalismo no se acerca a las exigencias de las personas ni garantiza las demandas técnicas, por eso se sintió más afín a los diseños del organicista Frank Lloyd Wright. Esto hizo que su obra se alejara de las modas establecidas en su tiempo para crear un estilo lleno de carácter e identidad propia.
Para concebirlo tuvo en cuenta varias premisas que debía incluir en sus edificios como por ejemplo el entorno, pues el paisaje debía de ser tenido en cuenta a la hora de construir un inmueble en él, pues este nos revela el paso de la sociedad a través del tiempo por ese lugar, así como las singularidades del mismo. En realidad lo que propone es que obra y ambiente se vincule para resaltar los valores plásticos y técnicos.