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Sociedad EDIFICIOS DE LAS ÓRDENES DE SANTIAGO Y CALATRAVA

Un paseo por las joyas históricas que Castilla-La Mancha conserva desde la Reconquista

18 mayo, 2019 19:36

Las localidades conquenses de Uclés y Alarcón, así como el municipio ciudadrealeño de Aldea del Rey preservan actualmente en sus respectivos territorios los edificios y lugares históricos que pertenecieron a las órdenes de Caballería de Santiago y Calatrava.

Es el caso de la Orden de Santiago, nacida en el reino de León con la misión de velar por los peregrinos del Camino de Santiago, que tuvo un papel decisivo en muchas de las grandes batallas de la Reconquista, informa a Europa Press el Premio Órdenes Españolas en nota de prensa.

Algunos personajes destacados en la Orden de Santiago fueron Álvaro de Luna, Pedro de Alvarado, Francisco de Quevedo o Diego Velázquez. Los edificios artísticos propiedad de la Orden o que tuvieron especial relevancia en su historia están repartidos por toda España.

Así, entre los edificios de la orden se encuentra el Monasterio de Uclés (Cuenca) y el Castillo de Alarcón (Cuenca) al que hay que añadir otros como el Hostal San Marcos (hoy parador de León), Comendadoras de Madrid, Comendadoras de Granada, Monasterio de Santa Eufemia de Cozuelos en Olmos de Ojeda (Palencia) o el Convento de Sancti Spiritus de Salamanca.

En concreto, el Monasterio de Uclés, conocido como 'El Escorial de la Orden de Santiago', fue donado a los caballeros por el Rey Alfonso VIII en 1174 para que se convierta en refugio de las tropas que iban a participar en la Reconquista.

Al primer maestre, don Pedro Fernández, le corresponde convertirla en una fortaleza. Rivaliza durante tiempo Uclés con la sede que la Orden de Santiago tenía en San Marcos de León. Finalmente, Fernando III une ambas en 1230. A partir de este momento, Uclés es reconocida como sede principal. El castillo, con sus murallas, bastiones, contrafuertes y torres almenadas, imponía por su aspecto y el final de la Reconquista motiva la transformación en monasterio.

Su construcción se prolongó durante más de dos siglos y en la actualidad se considera una muestra de estilos plateresco, herreriano y churrigueresco. Entre sus muros se encuentra la tumba del poeta Jorge Manrique y destacan, asimismo, el claustro del siglo XVII con dos pisos de galerías; la iglesia, diseñada por Francisco de Mora, y la portada del Medio Día, de estilo churrigueresco y atribuida a Pedro Rivera. En la actualidad alberga el Seminario Menor Santiago Apóstol.

De su lado, el Castillo de Alarcón (Cuenca), convertido en Parador Nacional de Turismo Marqués de Villena en 1966, es otra de las fortalezas que perteneció a la Orden de Santiago. Esta construcción formaba el núcleo central de las fortificaciones situadas en torno a la villa.

Construido por los árabes, en 1184 fue tomado, tras nueve meses de asedio por las tropas de Alfonso VIII, capitaneadas por Fernán Martínez de Ceballos. Desde este momento, los Reyes de Castilla procuraron su engrandecimiento. Así, con fuero propio desde 1186 y con el señorío de muchas tierras alrededor, su jurisdicción llegó a incluir a 63 aldeas.

A la Orden de Santiago se encomendó la labor defensiva de aquella zona, aunque nunca fue dueña de todo el territorio de Alarcón --solo del hospital y sus tierras--. Pero constituyó en torno a la localidad un núcleo vital para la gestión militar. El Infante don Juan Manuel recibió de Fernando IV el señorío de Alarcón en 1305 y aquí escribió algunas de sus obras literarias.

El castillo tiene planta cuadrada y está rodeado por un doble recinto defensivo, en el que destaca la Torre del Homenaje, con almenas rematadas en punta de flecha. La fortificación presenta una forma irregular, de gran volumen. Tras la Edad Media, el castillo fue poco a poco deteriorándose y su rehabilitación en los años 70 del pasado siglo permitió su conversión en Parador Nacional.

Orden de Calatrava

Respecto a la Orden de Calatrava, cuyo origen se sitúa en el siglo XII, Sancho III de Castilla donó la fortaleza y la villa de Calatrava, enclave estratégico en la frontera con el imperio almohade, a Raimundo Sierra, abad del monasterio cisterciense de Fitero. Así, miles de voluntarios acuden a su llamada, llegándose a reunir un ejército de 20.000 hombres.

Asimismo, el Papa Alejandro III concedió el estatus oficial de orden religiosa y militar en 1164 y con Alfonso X el Sabio (1252-1284), Calatrava creció entre Toledo y Sierra Nevada.

En lo que hoy es Carrión de Calatrava, Calatrava la Vieja acogió el primer castillo de la Orden, pero la derrota cosechada en la batalla de Alarcos (1195) motivó el abandono de la fortaleza. Otra batalla, la de las Navas Tolosa (1212), esta con victoria, favorece la edificación en la localidad de Aldea del Rey de Calatrava la Nueva, fortaleza desde donde se controla el paso de Castilla a Andalucía.

El terremoto que sacudió Lisboa en 1755 dañó el castillo que tiene entre sus principales atracciones en la actualidad es el gran rosetón construido en tiempos de los Reyes Católicos. También se conservan en pie dos de sus Plazas de Armas y la Torre del Homenaje.

El inmenso legado arquitectónico de la Orden de Calatrava ha propiciado la institucionalización de un viaje por el Campo de Calatrava, que recorre Calatrava La Vieja y la ciudad medieval de Alarcos, Calatrava La Nueva y el Castillo de Doña Berenguela, entre otros puntos. Esta ruta incluye la visita a la localidad de Almagro, antigua ciudad cabeza de la Orden y Campo de Calatrava.

Premios Órdenes Religiosas

La reciente concesión del Premio Órdenes Españolas al medievalista Miguel Ángel Ladero Quesada sitúa de nuevo a los Caballeros en el centro del interés por la historia de España. Este premio internacional de investigación histórica es el único de estas características que se concede en el mundo y se ha convertido en referencia en el ámbito de la historia.

En su primera edición recayó en el hispanista británico John H. Elliott, y se realizó la entrega en un acto presidido por S.M. el Rey Felipe VI en el Real Monasterio de El Escorial y muy celebrado por el mundo cultural.

El galardón, instituido por las Órdenes Españolas de Santiago, Calatrava, Alcántara y Montesa, está dotado con 60.000 euros y distingue al historiador de cualquier parte del mundo cuyo trabajo de investigación histórica haya alcanzado general reconocimiento y que alguna parte de su obra esté relacionada con lo hispánico y su proyección en el mundo.