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Corazón PÚBLICAMENTE

Dos famosas se ofrecen al soltero de oro de la política española, y otra rectifica

27 enero, 2019 07:20

Albert Rivera se ha convertido en carne de titulares mediáticos con tintes rosa muy a su pesar. Y es que, aunque el líder de Ciudadanos no se ha pronunciado públicamente, el hecho de que haya trascendido que ha roto su relación de pareja ha sido más que suficiente para que varias famosas se hayan subido al carro del morbo ganando, de paso, más presencia mediática a costa del político naranja. 
 
La discreción de la que Rivera siempre hizo gala en su vida privada no ha sido suficiente para que escasas horas después de que saltara la noticia varias televisivas hayan comenzado a tirar de él como reclamo mediático, tal como reflexiona Begoña Corzo en La Vanguardia.

La más rápida a la hora de pujar, de manera unilateral, como "primera dama naranja" fue la colaboradora de Telecinco Alba Carrillo, que se ofreció rápidamente a Rivera para ser su paño de lágrimas: "Ven que yo te acojo para hacerte llevar este duelo", dijo en el programa Ya es mediodía.

Carrillo aseguró que se ve "de primera dama. Puedo ser novia de Albert Rivera. No os metáis con mi futuro marido. Albert Alba, doble A. Me encanta. Y es escorpio. Me encanta, son hipersexuales”, soltaba ante las miradas atónitas de sus compañeros de plató.

Claro que a Carrillo no tardó en salirle competencia, también en Telecinco, y en el mismo programa que presenta Sonsoles Ónega: Mónica Hoyos.

La exconcursante de GH VIP 6 y ex de Carlos Lozano dobló su apuesta el líder de Cs: "Albert por favor ten en cuenta mi candidatura, mi postulación para ti, no solamente está Alba, también estoy yo. Sé que este año me voy a quedar embarazada y le he elegido”. 
 
Una tercera famosa también se postuló pero en este caso de manera involuntaria. Es el caso de Tamara Falcó que al parecer se prendó de Rivera cuando fue a comer a la casa Preysler en Puerta de Hierro. La propia Tamara ha tenido que salir a negar que esté enamorada de él mientras Rivera se niega a entrar en el juego en el que ha entrado en contra de su voluntad.