El 'enigma Ciudadanos'
El promedio actualizado de sondeos confirma su avance pero no le sitúa por delante de Podemos ni a la altura de los dos grandes.
11 octubre, 2015 11:20Noticias relacionadas
Quedan dos meses para las elecciones generales y el escenario electoral es el más convulso de las últimas décadas. ¿Pero qué nos dicen las encuestas? A continuación muestro la media de sondeos que estoy haciendo en EL ESPAÑOL. He incluído decenas de encuestas, la más reciente la de Metroscopia de este mismo domingo.
El primer gráfico muestra el promedio de encuestas y las más recientes. El resultado es un escenario con cuatro partidos escalonados: PP (28,6%), PSOE (24,5%), Podemos (15,2%) y Ciudadanos (14,1%).
*(La media de encuestas está ponderada por fecha, tamaño de muestra y empresa encuestadora. Podéis encontrar la metodología al final del texto.)*
El gráfico anterior es la foto fija. Más interesante es observar la evolución del apoyo de cada partido.
El PP mantiene una línea ascendente y gana tres o cuatro puntos desde abril, aunque en las últimas semanas ya no avanza. El PSOE aparece plano desde verano.
En cambio Podemos sufre un descenso paulatino. En diciembre llegó a ser la segunda fuerza según el consenso de encuestas. Superó el 25% de voto estimado. Desde entonces ha perdido diez puntos y su tendencia sigue siendo un lento declinar.
Ciudadanos es el partido más satisfecho estos días. Ha ganado dos puntos en pocas semanas y es probable que su éxito en las elecciones catalanas le esté ayudando. Desde el 27S se han publicado tres encuestas —de NC Report, TNS Demoscopia y Metroscopia—, y en las tres avanza el partido de Albert Rivera. Sin embargo, la formación podría estar viviendo un "efecto luna de miel": los partidos que salen victoriosos de unos comicios tienden a mejorar en las encuestas. Si su avance se consolida o se desvanece, está aún por ver.
Me gustaría acabar con una nota de precaución. En las últimas semanas se han publicado pocos sondeos y eso hace difícil hacer una predicción firme. Tenemos que elegir entre promediar con encuestas muy antiguas o confiar mucho en las más recientes. En el primer caso nos arriesgamos a ignorar la magnitud de los cambios recientes —la caída de Podemos o la subida de Ciudadanos—. Pero si confiamos demasiado en los (pocos) sondeos recientes, el peligro es el contrario: nos arriesgamos a confundir ruido con señal y exagerar tendencias. Ante ese dilema, he preferido ser cauto y he usado un promedio amplio; el mismo que usé en septiembre. Si las tendencias que apuntan las encuestas más recientes son firmes, las veremos en los futuros sondeos.
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Metodología: por qué y cómo promediar encuestas. La razón para promediar las encuestas se intuye viendo su gran variabilidad. Sondeos de fechas similares se desvían unos de otros y esas desviaciones apenas reflejan cambios de los votantes. Así se observa en el gráfico de barras (el primero del artículo): en los puntos no vemos tendencias sino una nube ruidosa. El ruido lo provocan los errores de muestreo y los diferentes ajustes que hace cada encuestador (la llamada cocina). Es decir, los cambios de una encuesta a la siguiente se deben más al azar y al criterio de sus técnicos que a cambios de los encuestados. Por eso no podemos sacar grandes conclusiones de una encuesta.
La alternativa es promediar encuestas. De esa forma reducimos el error de muestreo y consensuamos los criterios de los encuestadores. El resultado es más parsimonioso y libre de ruido, y capturará mejor la corriente de profundidad: los cambios lentos en la intención de voto de los encuestados.
Detalles del promedio. Nuestro promedio es una media ponderada según la muestra y la fecha de cada sondeo. Además aplico dos ajustes según la empresa encuestadora: doy menos peso a las firmas sin datos históricos y corrijo lo que se conoce como house effects. De los cuatro factores que afectan al peso de las encuestas, la fecha es el más importante. El resto tienen efectos menores y sirven sobre todo para saber que esos factores no son determinantes.
El peso de una encuesta en el promedio depende sobre todo de su fecha. Un ejemplo: para calcular el promedio del 1 de julio uso la información de todas las encuestas de semanas anteriores y posteriores, pero dando más peso a las encuestas más cercanas a ese día. El peso de cada encuesta decae exponencialmente con los días, con una constante de tiempo de 28 días, de forma que una encuesta pierde la mitad de su peso a los 20 días.
También tengo en cuenta la muestra de cada encuesta, de forma que las que hicieron más entrevistas reciben más peso. Este efecto es pequeño porque los datos nos dicen que la muestra no es un gran predictor de la precisión de una encuesta.
Pensando en asignar peso a cada encuesta he analizado también la precisión histórica de cada empresa encuestadora. Los resultados que he obtenido son poco concluyentes y por lo tanto no doy pesos individuales a cada encuestadora. El único ajuste que introduzco consiste en dar un 18% más de peso a las encuestas de firmas de las que tengo al menos cinco encuestas en el histórico, porque mi análisis sugiere que esas firmas han sido mejores en sus predicciones. Para estimar esto he analizado la precisión de diferentes encuestadoras en las elecciones generales de 2011, las europeas de 2014 y una parte de las municipales y autonómicas de 2015. Este peso extra que doy a algunas encuestadoras tiene un efecto pequeño en el promedio.
Por último, también corrijo las encuestas de lo que se conoce como house effect -la tendencia de cada encuestadora a desviarse del promedio de encuestas de forma sistemática durante una elección-. Estas desviaciones son absolutamente legítimas y pueden deberse, por ejemplo, al método de recogida de datos del encuestador y a los criterios técnicos con que tratan a los votantes indecisos. Al corregir estos efectos evito que el orden en que se suceden las encuestas afecte demasiado a nuestro promedio. Es decir, intento que los movimientos del promedio no se deban a los votantes y no al encuestador.
También en EL ESPAÑOL:
¿Acertaron las encuestas del 27S? Un repaso a sus cifras y a mi predicción de escaños basada en 15.000 simulaciones.
Radiografía de los votantes españoles (I). Donde María Ramos y yo analizamos la edad, profesión, nivel de estudios y la clase social de los votantes del PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos.
Radiografía de los votantes españoles (II). Una radiografía similar a la anterior pero que responde otra pregunta: ¿cómo es la ideología de los votantes de cada partido?