Era el acto más multitudinario de la campaña electoral y, sin embargo, Mariano Rajoy no consiguió atraer a 4.000 fieles para colgar el cartel de 'lleno hasta la bandera' en la plaza de toros de Las Rozas, donde este domingo ofrecía el mitin central de la campaña. Antes de la aparición estelar del líder del PP en el escenario, Juan Carlos Vera, uno de los miembros del equipo de campaña del presidente, abroncó a la máxima responsable de la organización del acto, Esperanza Aguirre, “por no haber sido capaz de abarrotar la plaza”, según han contado a EL ESPAÑOL fuentes presentes en el desencuentro. El propio Vera asegura a este diario que le dijo a Aguirre que "la convocatoria había sido muy justa y debía haber convocado a más gente" pero que fue "un cambio de impresiones cordial".
Durante toda la campaña, el jefe del Ejecutivo ha optado por ofrecer mítines en lugares más pequeños, con aforos inferiores a mil personas. De hecho, el acto del PP con Luisa Fernanda Rudi en Zaragoza ante más de 1.500 personas y el que ofreció un día después en Las Palmas de Gran Canaria junto al ministro José Manuel Soria con una cifra similar han sido hasta ahora sus dos mitines principales. El acto de Las Rozas significaba poner el broche de oro a una campaña que, según sus organizadores, no está saliendo nada mal al presidente.
Para el acto del domingo, los 21 distritos de Madrid capital enviaron una media de dos autobuses con afiliados y simpatizantes, unas 2.000 personas. “Solo a final de semana se nos pidió si podíamos llenar algún autobús más, pero no hubo presión”. Desde el distrito de Salamanca, el feudo histórico del PP, “se pudieron haber llenado perfectamente seis o siete autobuses si se hubiera pedido a los militantes el esfuerzo de ir”, aseguran fuentes que organizan este tipo de actos.
Al celebrarse el acto en un municipio a las afueras de Madrid, “a los militantes de otras localidades de más de 40 kilómetros de Las Rozas cuesta movilizarlos si desde la dirección regional no se pone más empeño”, declaran las mismas fuentes. “Cuando corrían buenos tiempos en el PP, había gente que llegaba en su autobús y ni siquiera era capaz de entrar al recinto donde daba el mitin el líder. Eso sí que era abarrotar un acto”, reconocen en privado veteranos organizadores de mítines del PP.
Los nervios de Aguirre
El tirón de orejas de Vera a Aguirre antes de que la presidenta del PP de Madrid diera la bienvenida al presidente desató los nervios de la expresidenta, que ordenó a “Ana Camins y Gádor Ongil”, dos personas de su máxima confianza, “a que fuera gente a sentarse en los sitios donde, a simple vista, se veían huecos vacíos”, reconoce a este periódico las mismas fuentes que presenciaron el encontronazo. De hecho, alguna cámara indiscreta pilló a la presidenta del partido dando órdenes a sus subordinados justo cuando Rajoy subía al escenario.
Las versiones sobre qué falló en la organización del mitin más importante de la campaña del PP se contradicen. Por un lado, están los que creen que “el pinchazo ha sido de la propia Esperanza Aguirre, que ya no es capaz ni siquiera de llenar una plaza de toros”. En el bando contrario se colocan los que creen que la presidenta del PP de Madrid intentaba boicotear el acto del presidente, con quien no mantiene una especial sintonía desde que Mariano Rajoy fue elegido presidente del PP en 2008.
Granados ya lo denunció
El pinchazo en Las Rozas es idéntico al que Francisco Granados, el que fuera mano derecha de Aguirre en la Comunidad de Madrid, denunció a través de una carta en EL ESPAÑOL. El exconsejero de Presidencia reconoce en ese manuscrito escrito desde la cárcel que la ruptura definitiva con la que fuera su jefa se produjo precisamente en las elecciones generales de 2011. Según su versión, Aguirre quería que la campaña de Mariano Rajoy en Madrid “fuera lo más plana posible, con la menor movilización posible, para que Rajoy no tuviera un buen resultado en Madrid. Al menos, que fuera peor que el que ella había obtenido meses antes. Yo no estaba de acuerdo, me empleé muy a fondo y no me lo perdonó”.
Granados asegura que la gota que colmó el vaso fue un mitin que él mismo organizó en Valdemoro con Javier Arenas y Esteban González Pons. “Se puso como una fiera y dijo que no se movilizara al partido para que fuera un fracaso. A partir de ese día dejó de hablarme”. A la semana siguiente, según la versión del exconsejero encarcelado, “me citó en su despacho y me comunicó que me destituía como secretario general porque con Rajoy en el Gobierno necesitaba una persona de su absoluta confianza en el partido y yo ya no lo era”.