A una semana y sin que a partir de este martes se puedan publicar más encuestas electorales, el debate de la noche del lunes servirá probablemente a Pedro Sánchez como su última oportunidad para darle la vuelta a las encuestas. A Mariano Rajoy podría bastarle con no cometer errores y tratar de evitar una fuga de votos hacia Ciudadanos.
En cualquier caso, ambos se juegan mucho y lo hacen al margen de los dos principales partidos emergentes, que estarán en una cadena de televisión para comentar el que puede ser el último debate del bipartidismo.
Rajoy: un mensaje en positivo
El presidente del Gobierno se está preparando a conciencia el 'cara a cara' con Pedro Sánchez. El objetivo del presidente del Gobierno es lanzar un mensaje en positivo y evitar descalificaciones con el principal líder de la oposición. Con su "mensaje en positivo", el candidato del PP quiere convencer sobre todo al electorado que tradicionalmente ha votado al partido conservador y que todavía no sabe qué van a hacer el 20-D.
Son cuatro millones de indecisos, calculan en Génova, los que decidirán a quién votarán durante los próximos días.
Experiencia frente a incertidumbre
El presidente del Gobierno se presentará esta noche ante el electorado como el único candidato sólido que fue capaz de reconducir el futuro incierto de España desde que en 2011 asumió la Presidencia del Gobierno. Recuperará el mensaje de la herencia recibida para contraponer sus logros a las medidas antipopulares que tuvo que poner en marcha para evitar el rescate, uno de los mayores triunfos que también venderá Rajoy a los españoles. El empleo será otra de sus tesis: solo con él se podrán generar 500.000 empleos anuales y habrá, según sus cuentas, 20 millones de personas cotizando a la Seguridad Social.
La solvencia y la experiencia frente a todos los demás, que no han gestionado un euro público en su vida. Mariano Rajoy aprovechará también este debate para meter el miedo en el cuerpo al electorado indeciso y desacreditará a sus adversarios con el mensaje que dejó este domingo en su mitin de Las Rozas: "Podemos hacer las cosas mejor. Otros podrán decir: votadme a mí porque no hemos hecho nada mal. Pero es que no han hecho nada".
Un debate para mantener y reforzar posiciones
El objetivo de los estrategas del PP es afianzar aún más el primer puesto que todas las encuestas vaticinan. De hecho, firmarían "un empate" en el debate con Sánchez, ya que si Rajoy gana con superioridad, neutralizar a Sánchez podría ser perjudicial para el propio PP. A los conservadores les interesa que el PSOE se afiance en el segundo puesto y que pinche Ciudadanos, su rival más fuerte.
Sánchez: Ahora o nunca
Por su parte, el líder de la oposición tiene ante sí una oportunidad privilegiada para consolidarse como alternativa y ganar credibilidad frente a Albert Rivera y Pablo Iglesias.
Las encuestas han hecho mella en la moral socialista. Aunque el equipo de Sánchez repite que va a ganar las elecciones, ningún sondeo lo pronostica. Por eso, el debate es visto en las filas socialistas como la principal oportunidad para remontar, acaso la última.
España va mal
Es seguro que Sánchez tratará de bajar de las nubes a un Rajoy en el que puede asomar el triunfalismo. El candidato lleva días estudiando cifras para rebatir cualquier argumento del presidente con el que dé la sensación de que España ya ha salido de la crisis.
El candidato ha decidido poner en valor los Gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero, cuya herencia recibida exhibirá como algo positivo con ejemplos como el de la hucha de las pensiones, a la que el PP ha recurrido hasta vaciar la mitad.
Además, Sánchez tratará de hacer un debate muy propositivo para que se muestre que, además de crítica, tiene proyecto.
Autónomo y no rehén de los pactos
Fuentes del PSOE aseguran que esperan que Rajoy insista mucho en los pactos poselectorales. Sánchez podría no tener los votos suficientes para gobernar en minoría o podría necesitar el apoyo de más de uno de los emergentes para desalojar al PP del Gobierno.
Por ese motivo, Sánchez tratará de marcar perfil propio y desmarcarse de Podemos y Ciudadanos, en los que no ve experiencia ni proyecto. Si el PSOE fue capaz de gobernar en el pasado, volverá a hacerlo tras el 20-D, argumentan los socialistas.