El pasado lunes, tras verse con Mariano Rajoy en la Moncloa, Pablo Iglesias publicaba en Twitter una frase coincidente con su discurso sobre la plurinacionalidad del país: “La concepción de España como nación de naciones nos fortalece a todos”. Una frase extraída de un artículo escrito por Felipe González junto a Carme Chacón en 2010. Era solo la última andanada de una vieja pelea que tiene visos de hacerse eterna. El líder de Podemos y el ex presidente del Gobierno no se soportan. ¿Será este hecho un escollo insalvable para el entendimiento de la izquierda en su intento de formar Gobierno? De momento, González calla sobre un hipotético pacto del PSOE con la formación morada.
Cataluña, a debate
Tanto en la campaña electoral como después de las elecciones, el secretario general de Podemos ha insistido en la necesidad de celebrar un referéndum de autodeterminación en Cataluña para facilitar un “nuevo encaje constitucional” de esta comunidad. Además, Iglesias ha puesto esta consulta, inserta en una serie de reformas de la carta magna, como condiciones innegociables antes incluso facilitar la investidura de cualquier candidato. En el PSOE se niegan con rotundidad a asumir el referéndum en su futura negociación para intentar la investidura de Pedro Sánchez. Una de las voces más sólidas contra esta propuesta es la de Susana Díaz, que comparte con Felipe González una visión más que negativa sobre el líder de Podemos.
En su campaña intensiva para desprestigiar y debilitar al PSOE, Iglesias ha rescatado el citado artículo que firmaron el ex presidente del Ejecutivo y Carme Chacón en El País en 2010, tras la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut catalán. Con el título “Apuntes sobre Cataluña y España”, los autores destacaban que “Cataluña es hoy uno de los sujetos políticos no estatales, llamados naciones sin Estado, con mayor nivel de autogobierno de toda Europa”, defendían la Constitución como garante de ese autogobierno y remachaban, como ha citado Iglesias, “la concepción de España como nación de naciones”. Una tesis que coincide con “la España plurinacional” que ahora repiten en Podemos.
Las puertas giratorias y Venezuela
Más allá de este caso, la mala relación entre Iglesias y González es innegable y se ha traducido varias veces en cruces de acusaciones con palabras gruesas. Especialmente virulentos fueron los ataques cruzados durante la campaña electoral. Empeñado en pescar en el tradicional caladero de votos al PSOE, el candidato de Podemos a la Moncloa arremetió en numerosas ocasiones contra González. De hecho, en el primer mitin, celebrado en Cádiz, incluso se cantó una chirigota que se mofaba del “nuevo socialismo” del ex presidente, al que tildaban de “traicionero”.
En esa misma línea, Iglesias se refirió a González en todas sus intervenciones porque una de sus medidas estrella es la prohibición de las puertas giratorias y el expresidente fue consejero de Gas Natural. Incluso, en el debate a cuatro leyó una lista de políticos que han pasado por consejos de administración y, por supuesto, incluyó al ex líder del PSOE. Al día siguiente, en un mitin celebrado en Madrid, González contestó: “Los que hablan aquí de las puertas giratorias se han olvidado ya de Venezuela y de lo que cobraban por asesorar a ese Gobierno y a ese partido que arruinó al país más rico de América Latina”.
Solo unos días antes de ese encontronazo, en precampaña, se produjo otro choque similar. Primero González habló de que algunos movimientos sociales “tienen un discurso franquista” en clara referencia a Podemos. Y ejemplificó lo acontecido en Venezuela: “Es una nación que ha dejado de ser manejable porque en ella se ha destruido todo, la economía, la sociedad, las instituciones…Nunca he visto un proceso de autodestrucción tan rápido. Seguro que hay muchos votantes de Podemos escandalizados de cómo sus líderes protegen a un socialismo que, en realidad, es del siglo XIX, sostenido por unas mangueras de petróleo que se están agotando…”. Iglesias no tardó en responder que el ex presidente “debería ser más respetuoso consigo mismo, con lo que representa como figura histórica. La decrepitud no es algo físico, es algo moral”.
“Una caricatura de sí mismo”
Esta batalla entre los dos políticos de izquierdas viene de antiguo. A finales de mayo 2014, después de que Podemos irrumpiera en el panorama nacional con su resultado en las elecciones europeas, González calificó a la formación de “alternativa bolivariana” y tildó de “catástrofe” la posibilidad, por remota que pareciera entonces, de que este partido llegase al poder en España. Iglesias respondió con contundencia: “Me apena que una figura política de primer orden haya quedado reducido de manera tan patética a una caricatura de sí mismo”.
Ya en abril de este 2015 que expira, uno y el otro se echaron en cara su parecido con otro político. Abrió el fuego González al decir que Iglesias “se parece mucho más, en su lenguaje corporal y en como dice las cosas, se parece mucho, incluso en su tipología humana, a Aznar, mucho más; en su manera, en sus afirmaciones, en su carácter”. Horas después, el líder de Podemos contraatacó con la misma comparación entre los dos ex presidentes: “Los dos se parecen más que nadie en este país, son favorables a los consejos de administración y hacen políticas contrarias a la gente”.
En julio de este año, González también dijo que “el 99% de los votantes de Podemos, a los que respeto mucho, no tienen ni idea de lo que pasa en Venezuela”. Un par de meses después, Iglesias decía que el ex líder del PSOE es “como un drogadicto” del poder porque “necesita tener presencia pública”.
Teniendo en cuenta todo lo descrito, parece evidente que la posición del ex presidente del Gobierno no será especialmente favorable a que haya un entendimiento entre el PSOE y Podemos. Eso sí, en los días posteriores a las elecciones ha optado por el silencio. Habrá que ver por cuánto tiempo.