No habrá muchos diputados del PSOE como Pere Joan Pons en el próximo Congreso de los Diputados. El cabeza de lista por Baleares es rara avis. Licenciado en Ciencias de la Información y en Derecho y tiene estudios de derecho internacional y experiencia en la cooperación y ONG humanitarias. Por encima de todo es un europeísta convencido y experimentado. Huye de los frentes y de los ataques partidistas y se mantiene ajeno al festival del reparto de culpas instalado en la precampaña electoral.
Se le puede preguntar con insistencia por los últimos meses de la política española, por los detalles, por las declaraciones, pero él encuentra siempre un marco mucho más amplio en el que sistematizar lo que está ocurriendo. Recurre a las crisis existenciales de Europa, a los problemas de partidos tradicionales para seguir representando a amplias capas de la sociedad, a la globalización, a la caída del muro de Berlín o la Segunda Guerra Mundial. Oyéndolo hablar podría hasta chocar que su actual puesto sea el de jefe de Gabinete o mano derecha de la presidenta de Baleares, Francina Armengol. Pero allí, según él, está Europa. "Madrid polarizada, pero en Baleares hay un ambiente europeo", explica. "Han gobernando diferentes partidos, hay cultura del acuerdo. Hemos tenido sobresaltos, pero también 12 meses de mucha tranquilidad", explica.
Entonces, ¿por qué está aquí?
Es el mejor momento. El PSOE ha vivido momentos en los que ha sido la fuerza que ha capitalizado el cambio en España. Ahora vivimos una situación difícil. España está mutando. Hemos vivido el equivalente al 21 de abril de 2002 en Francia [cuando a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales pasaron Jacques Chirac, de centro derecha, y Jean-Marie Le Pen, del Frente Nacional]. No por el impacto de una figura como la de Le Pen, que no tiene paralelismo en España sino por la ruptura de un modelo que había funcionado durante 40 años, desde la Transición. Ahora estamos en un proceso de mutación con factores de arrastre como Cataluña, la crisis, las migraciones… Este es el lugar en el que hay que estar. Más que nunca es el momento de dar un paso adelante. Uno de los elementos que me ayudó a tomar mi decisión fue ver al nuevo alcalde de Londres ser elegido en los días en los que me tocó decidirme. Me dije: "Hay esperanza".
¿Cuándo se produce esa ruptura? ¿El 20 de diciembre el 15-M o incluso el 10 de mayo de 2010, cuando Zapatero anuncia sus recortes del déficit?
El 15-M mostraba un malestar en las calles con una dificultad para liderarlo en esas mismas plazas. El 20 de diciembre materializa el liderazgo de esas plazas huérfanas, aunque ambos fenómenos no sean totalmente sinónimos. Ahora vamos a ver en qué queda. Esto es nuevo para todos.
Habla de que la ruptura se produjo en España el 20-D como en Francia en 2002 con la irrupción de Le Pen. En una entrevista reciente, Íñigo Errejón aseguraba que Podemos tenía un "hilo" común con el Frente Nacional en cuanto a la "necesidad de volver a reconstruir comunidad y sentirse parte de algo".
Voy más allá de una formación en concreto. El momento que vive la sociedad y el modelo que hemos construido se parece por su sensación de cambio a lo que se vivió en 2002 cuando los gaullistas republicanos [de Jacques Chirac], pero no los socialistas de [François] Miterrand participan en la segunda vuelta. Entonces se produce un volcán político que aún se está digiriendo. Ese cambio de metabolismo se pone sobre la mesa el 20 de diciembre en España. Eso sí, no hay que establecer una relación directa entre esas fuerzas.
Hay gente con espacio para sentirse representada. Ya no vale el "no nos representan".
La hizo el propio Errejón cuando hablaba de la crisis de representatividad.
Sí, pero eso ya es pasado. Hay gente con espacio para sentirse representada. Ya no vale el "no nos representan".
¿Quién es el culpable de que no tengamos Gobierno?
Cuatro meses no han sido suficientes para demostrar que el país estaba preparado para este tiempo nuevo. Ha sufrido un shock tan profundo que no ha tenido capacidad de absorción. En Italia, desde la Segunda Guerra Mundial, se ha vivido un proceso de construcción de mayorías extremadamente complejas pero con cultura de acuerdo, pese a que conviviese con la tendencia a la implosión. Los equilibrios eran casi imposibles, duraban dos años, pero los había.
Felipe González dice que vamos hacia la italianización de la política, pero sin italianos para hacerla.
Muchos nos hemos visto en la Italia de 1994 [entonces comenzó, tras años de parálisis política y crisis de confianza en los partidos, lo que se conoce como el período de la Segunda República], pero desde la Segunda Guerra Mundial, España no tiene esa tradición de construir puentes. La madurez y la táctica han predominado en estos cuatro meses.
¿La madurez también?
Nuestra formación ha tenido la voluntad de llegar a formar Gobierno. Otras, de las que no se espera esa madurez, han sido más tacticistas que nadie. Espero que no haya que pagar una factura por ello en el futuro. Pero no hay que rasgarse las vestiduras si esto sirve para llegar a acuerdos más adelante. Si lo miramos de forma más amplia, desde el 1978 hemos vivido un período de gran estabilidad.
Es usted optimista.
Ha ocurrido en un período corto de tiempo y nos cuesta ver más allá. Pero será la tónica de futuro y tenemos que crecer como modelo para lograr lo que otros países han hecho en 40 ó 50 años.
Europa vive desde 2006 una crisis institucional, que luego pasó a otra financiera, otra económica y finalmente una existencial en la que la socialdemocracia ha sido la arrastrada.
Lo que usted presenta como una tendencia modernizadora y europeizante otros lo ven como un demérito del PSOE, que ha dejado de ocupar su espacio, cediéndolo a otros. ¿Cuál es la responsalidad del PSOE en el peor resultado de su historia y en la aparición de otras fuerzas?
El PSOE es una formación de 137 años de historia…
Eso no es garantía de futuro.
Somos una formación de éxitos. Europa vive desde 2006 [con el voto en contra de la Constitución europea en referéndum en Francia y Holanda] una crisis institucional, que luego pasó a otra financiera, otra económica y finalmente una existencial en la que la socialdemocracia ha sido la arrastrada. Desde la caída del Muro y especialmente desde 2006, la socialdemocracia se tiene que adaptar. Pero en España tenemos muchos más éxitos que fracasos, aunque haya estado en ese huracán. De acuerdo, sacamos 90 diputados, pero somos el eje por el que pasa cualquier tipo de solución. A corto plazo es una caída, claro, pero también el PP ha caído.
La explicación del tablero sirve a algunos en el PSOE para tratar la bajada casi como una inclemencia meteorológica ante la que sólo cabe confiar en que escampe. Los socialistas han pasado de dos a siete presidencias autonómicas a costa de una bajada generalizada en votos. ¿Repetir el resultado en las generales sería un éxito o un fracaso?
Las cifras son malas, pero hemos entendido perfectamente el momento que vivimos. En lugares como Baleares tenemos una gestión con unos resultados aplastantes: con más derechos, sanidad universal, un pacto contra la crisis, se ha gestionado sin recortar y reduciendo la deuda, se ha hecho una renta social por valor de 20 millones de euros, se ha impulsado un impuesto turístico para gestionar mejor el crecimiento… Cuando se alargue el chicle de la Historia se verá que fuimos muy rápidos en adaptarnos a los nuevos tiempos. Es cierto que ese escenario de 1982 o 1986 no se va a volver a producir, pero tampoco en otros países.
El PSOE ha perdido la capacidad de aspirar a la primera posición.
El PSOE sigue aspirando claramente a esa posición, pero fíjese: hasta el 20-D no había en España ninguna fuerza que desaglutinara al PP y ahora tiene una en su entorno y es una fuerza política a la europea [Ciudadanos]. La ocupación del mapa y del territorio va a ser compleja, pero el PSOE lo está intentando.
Lo que está diciendo la sociedad es que quiere romper el status quo, no el sistema
¿Qué supondría para el PSOE y para España el sorpasso por parte de Podemos?
Primero se tiene que producir. Si se produce puede ser en votos, pero no en escaños, lo cual sería paradójico. Se trataría de otro paso más en esta redefinición del modelo que tiene que hacerse en España. El PSOE tendrá que volver a pensar cómo ocupar ese espacio que por otra parte yo no situaría más a la izquierda. Lo que está diciendo la sociedad es que quiere romper el status quo, no el sistema. Yo me siento profundamente socialdemócrata porque hay un modelo, el actual, que produce más Panamás que personas que contribuyan a que el contrato social produzca más bienestar.
¿Cómo tiene que mirar un socialista a Podemos? ¿Es un aliado o una amenaza para el PSOE?
En Baleares nos sentamos con todas las formaciones, presentamos un acuerdo de gobernabilidad, Podemos nos da apoyo parlamentario y hay un cambio en la comunidad que se ha plasmado. Tenemos un proyecto progresista para la ciudadanía en el que el primer objetivo es combatir la desigualdad y transformar el crecimiento en políticas de redistribución. Por eso hemos abierto el debate del aumento de salarios, el de la renta social o el de abrir los centros de salud por la tarde. Ese espacio es común y desde posiciones diferentes allí hemos podido sumar. Este año nos demuestra que podemos cambiar ese status quo tan criticado con el apoyo de otros partidos como Més, que es ecosoberanista.
¿Hay un gran contraste entre Podemos en Baleares y Pablo Iglesias en el Congreso?
El Congreso ha escenificado en algunas ocasiones mayorías progresistas que son las que tenemos que buscar.
¿Por qué no para un Gobierno?
En estos cuatro meses no ha habido suficiente espacio para el acuerdo. En Francia, en 2002, tuvieron que decidirse en dos semanas, y allí había una puerta de emergencia.
La puerta de emergencia en España se acaba el 26 de junio, porque no hay puerta de salida, ni cara b
¿Una puerta de emergencia?
Votar a Chirac para que no saliera Le Pen. Pero esa puerta de emergencia en España se acaba el 26 de junio, porque no hay puerta de salida, ni cara b. Sí es cierto que en estos meses ha habido actitudes que no fueran las mejores.
¿Se apresuró Sánchez al pactar con Ciudadanos?
El que tomó la iniciativa fue el PSOE. Lo que ha faltado es que más personas tendieran la mano, pero el que lo ha hecho claramente ha sido el PSOE. Si todos lo hubieran hecho igual, no habríamos llegado hasta aquí. Lo raro es que una formación que asegura ser la única solución para España lo haya visto todo desde una atalaya.
Y sin embargo, Podemos puede subir en apoyos.
Estamos en un momento que tiene que ver con el de EEUU, donde no se escucha más que a Donald Trump, que está en el extremo del ring. Estamos en situación de shock y en la sensación de que todo se va a caer en cualquier momento, en una confluencia entre el modelo europeo y el de EEUU.