Unidos Podemos ha fracasado en su intento de superar al PSOE en estas elecciones generales. La coalición de Podemos e Izquierda Unida ha quedado en tercer lugar, ha obtenido menos votos y menos escaños que los socialistas y ha perdido más de un millón de sufragios respecto al 20-D. Al contrario de lo que planeaba, Pablo Iglesias no podrá reclamar la presidencia del Gobierno a Pedro Sánchez, sino que, en todo caso, se verá obligado a ofrecerse como apoyo para que los socialistas gobiernen. El líder del partido morado ha valorado los resultados como "no satisfactorios", ha afirmado que "es el momento de reflexionar" y, por último, no ha aclarado si apuesta decididamente por un Ejecutivo de coalición con el PSOE.
Con el 99% de los votos escrutados, Unidos Podemos ha logrado 71 escaños, muy lejos de los 137 del PP y los 85 del PSOE. Así, la coalición logra el mismo número de escaños que el 20 de diciembre lograron por separado Podemos (69) e Izquierda Unida (2). Juntas, las dos formaciones han logrado menos porcentaje de voto que en los comicios precedentes.
Cuando seis meses atrás concurrieron cada una por su cuenta, acumularon hasta 6,1 millones de votos. Este 26-J se han quedado en 4,9 millones. En gran medida, este batacazo se debe a los malos resultados cosechados en Madrid y Andalucía, donde se ha dejado casi medio millón de votos. Se trata, en suma, de un fracaso sin paliativos que incluso podría poner en riesgo el futuro de esta alianza y también podría causar que surjan divisiones internas en el partido de los círculos.
Iglesias, en su peor noche
Sin duda, esta ha sido una de las peores noches de Pablo Iglesias como líder de Podemos. Pasadas las once y cuarto de este 26-J, el cabeza de lista de Unidos Podemos comparecía con cara de circunstancias. Se le notaba abatido por unos resultados que, según sus primeras palabras, "no son satisfactorios". "Nos preocupa también la pérdida de apoyos del bloque progresista", afirmaba, para añadir, eso sí, que "lo que hemos hecho en los dos últimos años es histórico" y recalcar nuevamente, con aire resignado, que "es cierto que no son los resultados que esperábamos".
"Es el momento de reflexionar y privilegiar el acuerdo de las fuerzas progresistas", apostillaba al final de su intervención. Después, en el turno de preguntas, se mostraba esquivo a la hora de valorar los motivos de este fracaso y pedía esperar a que los órganos internos de los partidos coaligados analicen los resultados a partir de este lunes. Cuando le preguntaron si, a tenor de lo sucedido este 26-J, se reeditará la alianza con IU, Iglesias contestaba que "independientemente de los resultados, la confluencia es el camino correcto" e incidía en que "estamos muy satisfechos de los acuerdos con todas las formaciones políticas, esperamos que seguiremos caminando juntos".
Estamos llamando a las puertas del cielo. No nacimos para resistir, nacimos para ganar. Hasta la victoria, siempre
Una hora después, los princiales líderes de Unidos Podemos acudían a la plaza del Museo Reina Sofía de Madrid, donde les esperaban varios cientos de simpatizantes. En un intenso discurso, en línea con el que pronunció en el cierre de campaña, Pablo Iglesias afirmaba que "aquí estamos, llamando a las puertas del cielo", decía que "no nacimos para resistir, nacimos para ganar, nacimos para vencer" y cerraba sus palabras con la célebre frase de Ché Guevara: "Hasta la victoria, siempre".
¿Diálogo con el PSOE?
La otra gran cuestión que flotaba en el asunto es si ahora habrá diálogo con el PSOE. "He escrito a Pedro Sánchez un mensaje para que pudiéramos hablar y no he recibido respuesta. Sería sensato que las fuerzas progresistas dialogáramos porque compartimos una visión de país radicalmente distinta a la del PP". Sin embargo, cuando le preguntaron si Podemos apostará claramente por conformar "un Gobierno de izquierdas", su respuesta era ambigua y dejaba en el aire la respuesta. "Es una cuestión que tenemos que valorar. Yo no descartaría ningún escenario", agregaba.
El ambiente era de enorme tristeza y resignación contenida en la sede donde los dirigentes de Unidos Podemos han seguido el escrutinio de los comicios. No ha sido una noche electoral sencilla. Una vez que se cerraron los colegios electorales, empezaban a publicarse diferentes encuestas. Todas coincidían en que la coalición de izquierdas sería segunda con una amplia ventaja sobre el PSOE. Y la euforia empezaba a desatarse, aunque tímidamente. Sin embargo, el escrutinio oficial ha sepultado esa alegría.
"No son buenos resultados, daremos la cara"
Cuando los resultados todavía no eran definitivos, con un escrutinio cercano al 65%, Íñigo Errejón comparecía para hacer una primera valoración. Cariacontecido y con tono serio, el número dos de Podemos decía que "si se confirmase lo que ahora se conoce, estos no son unos buenos resultados, no son los que esperábamos". Añadía que "no lo son para Unidos Podemos ni lo son para España" en la medida en que "retrasan un proceso de cambio político que empezó el 15-M y que nosotros consideramos irreversible".
Tras insistir en que "no son unos buenos resultados", Errejón decía que "tendremos que analizarlos y daremos la cara, como hemos hecho siempre". Para concluir, ya apuntaba a una oferta al PSOE para gobernar, al decir que "seguiremos con la mano tendida para que pueda conformarse un gobierno de progreso que revierta las políticas del PP". Eso sí, antes de retirarse, el secretario político del partido morado hacía hincapié en que "hemos ratificado, mantenido y solidificado un espacio político que ha venido para quedarse".
Una campaña moderada contra el 'voto del miedo'
Estos resultados de Unidos Podemos llegan tras una campaña en la que la alianza de izquierdas, en general, y el partido morado, en especial, han moderado sus mensajes para ahuyentar al famoso voto del miedo que alentaban tanto el PP como el PSOE. El objetivo era asestar el célebre sorpasso a los socialistas. Para ello, el cabeza de lista, Pablo Iglesias, no ha ahorrado esfuerzos blanqueando su imagen, de forma que se cimentase su perfil "socialdemócrata" -según sus propias palabras- y presidenciable.
La otra clave de la estrategia consistió en polarizar la campaña presentándose como principal alternativa a los populares, de forma que los electores se sintieran ante esta dicotomía: "O PP o Podemos". De hecho, tanto Iglesias como el resto de dirigentes de Unidos Podemos repitieron una y otra vez que "hay dos opciones: un gobierno con el PP o un gobierno con Podemos".
A por el 'sorpasso'...y la 'pasokización' posterior
Al tiempo que reclamaban el "voto útil" de la izquierda, desarrollaban la táctica de "poner la otra mejilla" ante los ataques del PSOE y lanzaban siempre mensajes positivos a los socialistas, con la evidente intención de presionarles para los pactos postelectorales que ahora empezarán. Si el PSOE no apoya a los socialistas, estará más cerca la pasokización en las siguientes elecciones.
El mejor ejemplo de esta estrategia fue el debate a cuatro en televisión. Ese día Iglesias apareció con su tono más calmado, se presentó como principal alternativa al PP y no paró de repetir que quería pactar con el PSOE tras las elecciones. Tras el debate, fuentes de Podemos explicaban que gracias la estrategia de aquel día, síntesis de su campaña, las cosas habían salido "a la perfección". Sin embargo, en las urnas el resultado no ha sido el esperado, ni mucho menos. Es tiempo de reflexión en Podemos. Y quizás de peleas internas.
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