"Los españoles tratan mucho mejor al PSOE que las empresas demoscópicas". Lo dijo muchas veces durante la campaña, pero nadie le creía. Su equipo no ofrecía sino fe ciega en el candidato y su estrategia frente a un bombardeo de encuestas desfavorables. Pero Pedro Sánchez tenía razón, a pesar de casi todas las encuestas y la mayoría de medios de comunicación. A pesar de su propio partido.
El PSOE ha logrado 85 diputados, cinco menos que en diciembre, pero ha evitado el temido sorpasso de Podemos, que se ha quedado lejos de los socialistas en votos y en escaños. De hecho, el PSOE aumenta en seis décimas, hasta el 22,6%, el porcentaje de votos, 11 puntos por detrás del PP.
Es una derrota y Sánchez no cometió el error de diciembre, cuando aseguró que su partido había hecho "historia". "El PSOE ha visto reconocida su condición de fuerza política más importante del cambio", dijo muy serio ante un centenar de personas en la sede socialista de Ferraz. "No estoy satisfecho. Los socialistas queríamos ganar estas elecciones. No lo hemos conseguido", lamentó, con cara muy seria. Detrás de él, miembros de su Ejecutiva y de su Gobierno en la sombra, que probablemente nunca se sentarán en el Consejo de Ministros. También su mujer, Begoña Gómez, aplaudiendo desde un lateral.
El PSOE está muy lejos del PP, que mejora su posición gracias al descalabro de Ciudadanos, y por lo tanto, el sueño de Sánchez de ser presidente se aleja. Junto a Ciudadanos, el gran perdedor de la noche, suma 117 escaños, muy lejos de los 137 del PP.
La improbable posibilidad de Sánchez
Sánchez sólo tiene una posibilidad de ser presidente: forjar una coalición con Podemos. A partir de ahí, debería negociar la abstención de Ciudadanos o bien recurrir a partidos independentistas para completar su mayoría, algo prácticamente impensable por sus exigencias de autodeterminación. Pero ese escenario es muy complicado porque los electores han premiado al PP.
En Ferraz, muchos socialistas gritaban "sorfresa", el nuevo palabro nacido para unir la palabra sorpresa y a la fruta roja, símbolo del partido en las encuestas publicadas esta semana, burlando la prohibición.. Pero dirigentes del PSOE se resignaban a que el PP siga en el Gobierno. "Rajoy volverá a ser presidente, pero será una legislatura corta e inestable", pronosticaba un membro del equipo de Sánchez.
La pelea por el liderazgo interno
Si Sánchez no es presidente, automáticamente se reabrirá el debate sobre el liderazgo interno del PSOE, pero en una posición infinitamente más favorable que la pronosticada por las encuestas. Si el PP vuelve a encabezar el Gobierno, el PSOE podrá renovarse siendo el primer partido de la oposición. Los socialistas no gobernarán, pero no tendrán que coaligarse con Podemos, una verdadera pesadilla para buena parte del partido.
Eso es lo que apuntaban algunos dirigentes territoriales consultados por EL ESPAÑOL en la noche de este domingo. "Hay partido interno". Según algunos dirigentes, Sánchez tratará de aferrarse al cargo esgrimiendo que ha salvado el honor del PSOE frente al sorpasso. Sin embargo, si tras el 20 de diciembre esgrimía la expectativa de Gobierno, ahora esa posibilidad se antoja más complicada. Antes, Sánchez se parapetó en una formación de Gobierno que ahora es muy improbable.
El PP gana en Andalucía; Madina, diputado
El mapa político ha cambiado. Si el 20 de diciembre había dos comunidades teñidas de rojo, Andalucía y Extremadura, ahora ya no hay ninguna. Susana Díaz, que se mostraba muy optimista en los últimos días de campaña, que daba por descartada la victoria del PP, ha perdido frente a un excelente resultado de los conservadores, cuyo líder en Andalucía, Juanma Moreno, tiene muy poco peso interno. El PSOE pierde en Andalucía dos escaños y se queda a tres del PP, a quien en las últimas elecciones le había sacado un diputado. En Extremadura, el PSOE cede un diputado y se queda a uno del PP.
El PSOE gana dos escaños en Madrid, donde el 20-D había sido cuarta fuerza. Empata a 8 diputados con Podemos y supera a Ciudadanos, por lo que Eduardo Madina y Carlota Merchán entran como diputados. El exdirigente vasco, que rivalizó con Pedro Sánchez en el último congreso socialista, vuelve al Congreso de los Diputados tras unos meses fuera.